Sensores de ultrasonidos: serie diseñada principalmente para su uso en aplicaciones higiénicas
El UMB800 de Pepperl+Fuchs es un sensor de ultrasonidos en acero inoxidable muy pequeño. Está hecho enteramente de materiales conformes con la FDA (Food and Drug Administration: Administración de Medicamentos y Alimentos, por sus siglas en inglés). Con su gran alcance de detección y diseño muy compacto, abre posibilidades de automatización en aplicaciones higiénicas.
Los sensores de la serie UMB800 cuentan con una carcasa higiénica hecha completamente de acero inoxidable V4A. La rugosidad de la superficie de la carcasa es inferior a 0,8 m, lo que minimiza el riesgo de contaminación microbiana. El revestimiento exterior está herméticamente sellado y sin huecos. El sensor puede soportar el tratamiento con chorro de vapor y productos de limpieza agresivos. Cuenta con tipos de protección IP68/IP69K y certificación Ecolab. No hay que cambiar los procedimientos de limpieza cuando el sensor se instala en sistemas existentes.
Con 18 mm de diámetro y 55 mm de longitud, el UMB800 es un sensor de ultrasonidos en acero inoxidable macizo muy pequeño. El diseño compacto no reduce sus prestaciones: proporciona un intervalo de medición excepcionalmente amplio, con una zona muerta (de insensibilidad) de solo 70 mm y un alcance de detección de 800 mm.
El sensor cumple con las directrices EHEDG (European Hygienic Engineering & Design Group): consorcio de fabricantes de equipos, industrias alimentarias, institutos de investigación y autoridades públicas sanitarias, fundado en 1989, con la finalidad de promover la higiene durante el procesado y envasado de alimentos). Todos los materiales son conformes con la FDA. La certificación cubre el soporte de montaje higiénico, desarrollado especialmente. No se necesitan herramientas para el montaje. El sensor es resistente a fluctuaciones significativas de temperatura y sigue funcionando a una temperatura de operación continua de hasta 85 °C.
La serie UMB800 está diseñada principalmente para su uso en aplicaciones higiénicas (alimentos y productos farmacéuticos). Demuestra sus puntos fuertes cuando se utiliza en aplicaciones en ambientes agresivos, como los que se dan en la industria química o la vulcanización. Lo mismo es cierto para sistemas en los que se utilizan métodos de limpieza robustos. Las aplicaciones típicas incluyen el envasado de alimentos en bandejas termoconformadas y la medición del nivel de llenado en tolvas de recepción, así como aplicaciones en la producción de neumáticos de coches o procesos en los sistemas de galvanoplastia y de pintura, por ejemplo, para detectar las piezas que entran y salen de un baño ácido.