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Por sistemas mecánicos

Ventilación inteligente

Eva Vicente18/07/2002

El intercambio de aire entre interior y exterior de invernadero incide en la temperatura, la humedad y otros parámetros microclimáticos. Debido a que la renovación de aire por medios naturales adolece de deficiencias, las explotaciones modernas empiezan a confiar la ventilación a sistemas mecánicos.

El intercambio de aire entre el interior y el exterior del invernadero incide de una manera clara en el clima del cultivo. No sólo sobre la temperatura del aire, sino también sobre el contenido de vapor de agua y de CO2 en el interior del invernadero. Por ello, la ventilación de los invernaderos es uno de los condicionantes importantes del control ambiental.
Muchas de estas instalaciones, por no decir la mayoría, existentes en la actualidad todavía realizan la renovación del aire por medios naturales- ventilación estática- mediante ventanas laterales y/o cenitales. Pero este sistema adolece de deficiencias, más patentes en zonas con climas en que la estación veraniega es larga.

Por ello, las explotaciones modernas empiezan a confiar la ventilación a sistemas mecánicos -ventilación dinámica-, que no sólo van a garantizarla en cualquier clima y épocas del año, sino que, además, permiten una regulación bastante perfecta, según las exigencias del cultivo. Este tipo de ventilación, en muchos casos, puede complementar a la ventilación pasiva y, en otros, como viveros de planta ornamental o semilleros, puede y a veces ha de ser la única.
Así, pues, los invernaderos que hoy se creen deben dedicar una parte de su presupuesto a asegurar una adecuada ventilación en su estructura. Por otra parte, cuando estos invernaderos cuentan con medios de calefacción y/o refrigeración precisan utilizar la ventilación como vehículo para difundir el calor o el frío homogéneamente en el espacio ocupado por el cultivo.

En definitiva, se trata de una materia que requiere especial atención.

Necesidades de ventilación
Se sabe que las necesidades varían de forma considerable a lo largo del año. Un sistema de ventilación tiene que ser capaz de combatir e igualar condiciones del invernadero con el exterior cuando estas nos sean favorables. En verano, cuando la temperatura externa es superior al nivel requerido, el sistema de ventilación debe proporcionar un flujo de aire lo suficientemente alto para conseguir que la temperatura interna sea sólo unos grados superior a la externa o igual. En invierno, cuando la temperatura exterior es inferior al valor requerido, el sistema de ventilación debe regularse para obtener la temperatura interna requerida.
Por tanto, la dimensión de la ventilación ha de calcularse a partir de la combinación de volúmenes extremos de aire que hay que renovar y velocidades máximas admisibles del aire, aparte de otros factores como tipo de cultivo y estados de este, así como la posible regulación automática de caudales.


Ventilación dinámica por extracción
Es decir, forzando la salida del aire mediante ventiladores que dirigen el flujo de "dentro a fuera" del invernadero. Para que la ventilación sea eficaz, se requiere:
- Existencia de entradas de aire, de tamaño adecuado y correctamente dispuestas con objeto de que no se produzca pérdida de carga notable en el extractor -lo que reduciría su rendimiento- y que garanticen un "barrido" completo del espacio interior.
- Automatismos de regulación del funcionamiento de los ventiladores, para que los volúmenes movilizados sean en cada momento los adecuados, tanto por estación como por las necesidades puntuales del cultivo.

Ventiladores-extractores
Es de suma importancia cómo y cuándo se instalan los ventiladores helicoidales. No será de ninguna utilidad si no se hacen los cálculos correctos o no se compran los ventiladores adecuados. Recuerde que los ventiladores rara vez mueven el aire al 100% de la capacidad. La presión estática, aspas o persianas sucias van a reducir la cantidad de aire que se pueda mover.
No todos los ventiladores son similares. Puede haber un 20% o más de diferencia en la cantidad de aire que los ventiladores mueven. Esto puede traer como consecuencia que en un invernadero haya deficiencia en el movimiento de aire y en otro haya un exceso.
Será importante:
-Elegir ventiladores o extractores resistentes a la atmósfera agresiva, al alto contenido en humedad, anhídrido carbónico y a los rayos ultravioletas.
-Los equipos se determinarán a partir del máximo caudal que hay que extraer. Esto se realizará con varios aparatos de igual caudal, sobre todo si la superficie del invernadero es homogénea. Normalmente para aparatos montados en la pared la pérdida de carga es mínima, de todas formas estos deben llevar lamas en el lado externo con sistema de apertura centrífuga que garantice una perfecta estanqueidad y reduzca las pérdidas de carga. Aparte de protección de enrejado en el lado interno.
-La incidencia del nivel de ruido no es tan importante como en otro tipo de instalaciones, además al ir en paredes, parte del ruido es descargado fuera.
Tanto o más importantes son los cálculos como la correcta colocación de los ventiladores-extractores en el invernadero. La entrada de aire se situará en la fachada opuesta, a diferente altura que los ventiladores para crear un mejor reparto del aire extraído. En el caso de invernaderos provistos de ventanas laterales a ambos lados si se instalan ventiladores-extractores en una de las paredes laterales es muy importante que la ventana del lado de los ventiladores permanezca cerrada cuando estos están funcionando, ya que el aire que hay que arrastrar debe venir del otro lado.
La orientación geográfica es también muy importante, en cada caso habrá que estudiarlo, porque depende de las condiciones locales de clima, del tipo de invernadero, altura, pendiente, etc.

Control de la ventilación
Todos conocemos la gran variación de necesidades de ventilación, no sólo a lo largo del año, según la estación, sino también entre los distintos días e, incluso, en el mismo día, según las horas. Y todo ello sin contar con el estado de desarrollo del cultivo.
Es, pues, imprescindible disponer de algún medio de control automático de los caudales de ventilación.
En general, la regulación asociada a la variación de la temperatura es bastante eficaz. Como parece que las modificaciones de temperatura son más regulares y más fáciles de medir que los cambios de humedad relativa, es frecuente una mayor atención a la primera que a la segunda. Mas ello no debe hacer olvidar el interés del grado de humedad del invernadero, puesto que son bien patentes los problemas de enfermedades cuando la humedad relativa ambiental se aleja de los valores óptimos para cada cultivo.
El control de todos estos sistemas de forma fiable se confía a unidades con microprocesadores que varían dependiendo del mayor o menor número de parámetros que hay que regular, los cuales proporcionan muchas funciones, con gran exactitud y, a pesar de todo, son increíblemente sencillos de manejar. Muchos de estos microordenadores ofrecen también la posibilidad de comunicación con un ordenador personal.
La regulación de la ventilación puede ser "por grupos" (los ventiladores se conectan por grupos y, además, el primer grupo de ventilación funcionará de forma modulada. Para ello, el regulador realiza unos cálculos que determinan un tanto por ciento de funcionamiento equivalente al que tendríamos si se tratase de ventiladores regulados) o "por velocidad variable". Con ambos se obtiene un mejor control de la corriente de aire y un consumo de energía menor, en comparación con el de ventiladores que trabajan permanentemente.
Por otra parte, si se conecta una sonda de temperatura exterior, podremos influir en mayor medida sobre el control. Cuando la temperatura exterior sea baja, necesitaremos una nivel de ventilación menor que si la temperatura fuera mayor, ya que el efecto refrigerante del aire exterior se incrementa cuando la temperatura baja.

Para saber más... http://www.exafan.com

www.ediho.es/pe2002

Empresas o entidades relacionadas

Exafan, S.A.U.

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