Nuevas fuentes de proteínas para el desarrollo de alimentos sostenibles
En este contexto se desarrolla el proyecto europeo Fungitime, una iniciativa liderada por el centro tecnológico vasco Azti, que tiene el objetivo de comprobar la viabilidad de la biotecnología fúngica como herramienta para el desarrollo de proteínas alternativas a la proteína animal que permitan la generación de alimentos sanos y sostenibles.
Concretamente, esta iniciativa, financiada por el instituto europeo para la sostenibilidad de la cadena alimentaria EIT Food, desarrollará y analizará la viabilidad industrial de productos basados en la aplicación de la micoproteína Abunda, una micoproteína sostenible de alta calidad, aplicable en opciones de productos vegetarianos y veganos, y que presenta un costo menor de producción que otras alternativas similares.
Como paso previo a su utilización en la producción de alimentos, Fungitime ha llevado a cabo dos focus groups, o grupos de discusión, uno en España y otro en Islandia, con el objetivo de conocer de cerca la opinión del consumidor ante la aplicación de esta novedosa tecnología en el desarrollo de productos alimenticios.
Entre las principales conclusiones de la encuesta destaca la importancia del precio que, según explica Esther Sanmartín, experta en nuevos alimentos de Azti y coordinadora del proyecto, “obstaculiza en muchas ocasiones las buenas intenciones del consumidor, ya que, a pesar de identificar la importancia de apostar por opciones saludables, no siempre está dispuesto a asumir el incremento en el coste de la compra”.
Por otro lado, a pesar de que la mayoría de los participantes de los grupos de discusión conocían la importancia y beneficios de incluir las proteínas alimentarias entre sus nutrientes, los resultados evidencian la falta de conocimiento sobre las proteínas desarrolladas mediante tecnología fúngica.
Por otro lado, mediante estas sesiones también se detectó cierta confusión sobre el valor nutricional de las proteínas alimentarias. Esto hace que, a los participantes, les resulte más difícil visualizar las ventajas del empleo de una proteína de alta calidad como la micoproteína.
Añadido a esto, los participantes tendieron a juzgar de forma negativa las proteínas de origen no natural al asociarlas con productos procesados, lo que podría afectar a su grado de aceptación en el mercado.
No obstante, a pesar de las posibles reticencias que pueden existir en el consumidor a aceptar productos desarrollados mediante biotecnología, sí se aprecia cierta apertura al consumo de productos desarrollados con fuentes alternativas por motivos de sostenibilidad y conciencia con el medio ambiente.
También se valora positivamente que un producto sea saludable, esté elaborado con ingredientes naturales, sea lo menos procesado posible, esté libre de transgénicos y presente el menor número de aditivos posibles.
“En general los consumidores mostraron una gran inquietud acerca del envoltorio, señalando la necesidad utilizar propuestas más sostenibles y evitar así la utilización de plásticos en los envases tan comúnmente extendida”, concluye la investigadora de Azti.
Además de la participación del centro tecnológico Azti, Fungitime cuenta con la participación de empresas y entidades de investigación como 3F Bio, Angulas Aguinaga, Fraunhofer, Matis y Frito-Lay.