Los niños se ponen locos cuando se deslizan, porque es una combinación de velocidad y de equilibrio. El esfuerzo de trepar, el hecho de deslizarse hacia abajo, de aterrizar y luego volverse a levantar son las experiencias más bonitas de un parque infantil. Los niños nunca se agotarán.
La plataforma, el techo y las paredes laterales están hechas de alerce, el resto del equipamento es de robinia.
A la torre se puede acceder por dos paredes de trepa y una red de trepa. Se abandona por un tobogán de acero inoxidable.
Todas las tuercas y tornillos están cubiertos de tapones de protección.
La estructura se fija al suelo por empotramiento directo sobre hormigón.