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Monográfico

Pomerania: reproducción, evolución y mantenimiento del manto

María José Guerrero (Can Xiu-Xiu), estilista canina especializada en pomeranias

10/07/2024
El pomerania es la variedad más pequeña de la raza Spitz Alemán. Debido a la continua selección de ejemplares cada vez más pequeños y a su propia morfología, pueden surgir importantes complicaciones durante el proceso de reproducción.
María José Guerrero, de Can Xiu-Xiu. Estilista canina especializada en pomeranias
María José Guerrero, de Can Xiu-Xiu. Estilista canina especializada en pomeranias.

Reproducción

La crianza responsable debe considerar múltiples aspectos al seleccionar a los reproductores. Nadie puede ser responsabilizado por los problemas que puedan surgir en ejemplares adquiridos o destinados a la reproducción, pero sí deberían asumir responsabilidad aquellos que, sabiendo que pueden transmitir enfermedades genéticas significativas, continúan utilizándolos como tales.

En nuestro país, en los últimos años, ha habido un aumento significativo del apareamiento entre parientes cercanos (‘inbreeding’) en la raza, con el fin de fijar rasgos específicos en su fenotipo. Sin embargo, en los últimos tres años ha habido un cambio notable con un aumento considerable en las importaciones. Naturalmente, solo el tiempo dirá si esto ha beneficiado a la raza o no.

El resultado obtenido hasta ese momento era lamentable, ya que los canes se alejaban considerablemente de lo que requiere el estándar. Se había exacerbado el enanismo, con ejemplares que presentaban espaldas excesivamente inclinadas, cabezas redondas con hocicos demasiado cortos y ojos prominentes. Además, se observaron problemas severos como la falta de incisivos, fontanelas abiertas, alta incidencia de luxación de rótula y un aumento preocupante de casos de Legg-Perthes (necrosis de la cabeza femoral).

Desafortunadamente, en nuestro país también se han registrado casos de Alopecia X, conocida también como “piel de elefante” o síndrome de BSD, una enfermedad genética que ocasiona pérdida de pelo.

El resultado de un ‘inbreeding’ es que los problemas genéticos, incluso aquellos que pueden no manifestarse de inmediato o tal vez nunca lo hagan, se "fijan" en los descendientes. Estos problemas no solo se transmitirán a la progenie, sino que también sufrirán estas patologías en sí mismos, siendo débiles energéticamente, con una salud general precaria. Entre las enfermedades que pueden surgir se encuentran la epilepsia, fallos renales severos a edades muy tempranas, criptorquidia (falta de uno o ambos testículos), pancreatitis, hepatitis, enfermedades cardíacas y otras afecciones internas.

Es crucial que artículos como este lleguen al público en general para concienciar a todos sobre la importancia de priorizar la buena salud por encima de la apariencia estética en los ejemplares de cualquier raza. La salud debe ser siempre la principal consideración.

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El pomerania, aun estando sus medidas dentro del estándar, genéticamente es muchas veces portador de tamaños más grandes, debido a que sus ancestros pertenecen a variedades como kleinspitz e incluso mittelspitz, que son más grandes. La falta de información sobre la diversidad de tamaños en la genealogía de los perros utilizados en la crianza puede resultar en sorpresas desagradables durante el proceso reproductivo, con la concepción de cachorros que son excesivamente grandes para la hembra reproductora.

Las camadas no son numerosas, usualmente comprenden entre 1 y 3 cachorros, siendo excepcionalmente 4. Cuando se utilizan hembras reproductoras que superan los 24 cm de altura, perteneciendo así a la variedad kleinspitz, las estadísticas en cuanto al número de cachorros pueden variar considerablemente.

Un porcentaje significativo de los partos ocurre por cesárea, motivado por diversas razones como la mala posición del feto, la cabeza del cachorro demasiado grande dificultando el nacimiento de forma natural, y principalmente factores genéticos. Existen líneas de sangre en las que las hembras son capaces de parir de manera natural, y este es un objetivo adicional que todo criador debería buscar al seleccionar una hembra como reproductora.

Los cachorros suelen ser diminutos, con un peso medio que oscila entre los 90 y los 130 gramos al nacer, aunque estos valores son aproximados.

Durante los primeros quince días de vida, requieren una fuente constante de calor adicional a la que les proporciona la madre. Para esto, resulta muy útil utilizar bombillas de infrarrojos similares a las empleadas en terrarios, las cuales pueden mantenerse encendidas constantemente durante 24 horas. Esta fuente de calor se coloca en un ángulo de la zona de paridera, que previamente se habrá preparado, de tal modo que tanto la madre como los cachorros podrán moverse ligeramente para acceder a zonas con temperaturas más altas o más bajas según sus necesidades.

En ocasiones, es necesario alimentar a los cachorros con leche maternizada específica. Esto puede ocurrir cuando las madres, especialmente las primerizas, los rechazan. El rechazo puede estar relacionado con desórdenes internos, o incluso por tratarse de embarazos realizados mediante inseminación artificial, donde no se ha dado la posibilidad de que exista un apareamiento aceptado por parte de la hembra, y ésta no reconozca los cambios producidos en su cuerpo en el tiempo de gestación.

Si permitiéramos que los perros se aparearan según las reglas naturales que tienen profundamente arraigadas en su memoria histórica, transmitida de generación en generación, y no interfiriéramos en el desarrollo natural de las camadas, estaríamos presenciando un cambio significativo. En este escenario, solo se aparearían animales sanos y solo sobrevivirían los ejemplares más fuertes. En resumen, estaríamos promoviendo la selección natural.

Evolución

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Cuando nace, el pomerania presenta un aspecto alargado y el pelo está completamente adherido al cuerpo. En los primeros días de vida, su apariencia cambia a una forma más redondeada, donde el pelo ya no está tan pegado a la piel.

A las 4 semanas de edad, el cachorro muestra un aspecto encantador con una cara expresiva y un cuerpo compacto cubierto por un denso pelaje de doble capa, que lo hace parecer un verdadero muñeco de peluche.

Hacia las 8 semanas, ya es posible realizar una evaluación preliminar de su fenotipo, el cual será muy similar al que tendrá de adulto a esta edad.

Sin embargo, aún no es posible determinar con precisión si su altura final estará dentro del estándar de la raza (20 a 24 cm), ya que continúa su crecimiento hasta los 9 meses de edad.

Hay que tener especial cuidado con el movimiento durante el desarrollo, ya que a partir de cierta edad puede degenerar en un movimiento incorrecto, en función de la calidad y cantidad del alimento que coma, el tipo de suelo que pise, así como por poco o por un inadecuado ejercicio, donde se puede potenciar laxitud de las extremidades o provocar una luxación de las rótulas.
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El color del pelaje del cachorro puede variar; aunque puede nacer con un color gris casi negro, esto no determina su color definitivo. El color en la cabeza y la cara indicará si será crema, naranja, rojo, rojo sable, negro y rojo (también conocido como negro y fuego o black & tan). Es crucial conocer el color de los padres, abuelos y bisabuelos para prever el color del ejemplar.

A los 2 meses de edad, se puede evaluar la calidad del pelaje del cachorro. Un pelaje de buena calidad será lanoso y denso, proporcionándole ese aspecto tan deseado. Por otro lado, un pelaje de mala calidad será pobre en pelo y subpelo.

Entre los 3 y 9 meses, el pomerania atraviesa una fase difícil en la que pierde el pelaje de cachorro, llegando incluso a quedar prácticamente sin pelo. Desconocer este proceso lleva a algunos propietarios a preocuparse y a veces someter al perro a estudios veterinarios para descartar dermatitis u otros problemas.

A partir de los 7 meses, comenzará a crecer el nuevo pelaje, con colores más definidos.

Por lo general, entre los 12 y 15 meses, el pomerania experimenta otra importante muda. Es a partir de este momento cuando crece el pelaje y el subpelo que tendrá definitivamente, evolucionando hasta alcanzar su máxima expresión entre los 3 y 4 años de edad. En esta etapa, el perro desarrolla el manto típico de la raza, que consta de una capa externa de pelo largo, recto y separado, y una capa interna de pelo corto, denso y lanoso.

El pelaje del pomerania

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El pelaje del pomerania se distingue por ser un manto de doble capa. La capa interna es de subpelo lanoso, más claro, mientras que la capa externa está compuesta por pelo primario liso y fuerte, que abarca todos los pigmentos de su color natural, desde blanco, crema, naranja, rojo, azul, negro, chocolate, negro y fuego o particolor, hasta merle, entre otros.

La tendencia actual se centra en criar ejemplares con mantos exuberantes desde edades muy tempranas. Esto es altamente demandado tanto para perros de compañía como para ejemplares de exhibición. La intervención humana, en busca de seleccionar el ejemplar más impactante, afecta directamente el desarrollo natural del pelaje de la raza, alterando lo que originalmente fue su evolución.

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Para entender la evolución natural del pelaje de la raza, es necesario explicar las diferentes etapas por las que atraviesa cada ejemplar a lo largo de su vida:

  • Desde el nacimiento hasta los 3 meses, tiene un manto completamente lanoso que le da una apariencia de peluche irresistible.
  • De los 3 a los 5 meses, se inicia la muda de cachorro, en la que pierde esta lana para dar paso al nacimiento del pelo primario, el pelo externo, cambiando su apariencia radicalmente. El cachorro se ve espigado, falto de pelo, y con la cara más afilada. Esta etapa es normal y deseable en el desarrollo natural del manto de la raza.
  • De los 5 a los 12 meses, el pelo sigue creciendo constantemente, conformando de este modo un manto de doble capa.
  • Entre los 12 y los 18 meses, se produce una nueva muda que afecta nuevamente la apariencia del perro debido a la pérdida del subpelo lanoso. No será hasta los 3 años cuando el pomerania complete el ciclo total de desarrollo de su manto de adulto.

El mantenimiento del pelo debe respetar las diferentes etapas evolutivas de su manto:

  • Fase de cachorro: Es necesario un cepillado diario en profundidad para facilitar la eliminación de la muda. Para ello, utilizaremos un cepillo de cerdas naturales, una carda flexible sin bolas en las puntas y un peine metálico mediano de púas largas y separadas. Antes del cepillado, es conveniente aplicar un protector hidratante vaporizado sobre el pelo para evitar que se rompa durante el proceso. Es contraproducente usar herramientas cortantes, como cuchillas, para eliminar la muda, ya que alteran la apariencia, textura y calidad del pelo futuro.
  • Edad joven y adulta: El procedimiento para el cepillado será el mismo, pero espaciaremos la frecuencia dependiendo de la densidad del manto. Si el pelo es muy denso y lanoso, se recomienda el cepillado diario. Si, por el contrario, tiene escaso subpelo, la frecuencia del cepillado puede ser menor.
En relación a los baños, el pomerania necesita el uso de productos específicos para mantos de doble capa. Es fundamental aplicar una mascarilla después del champú para hidratar y revitalizar el pelo en profundidad. La frecuencia ideal de los baños es cada dos o tres semanas. Además de ser una cuestión de higiene, el baño permite observar el estado de la piel, ayuda a eliminar la muda y logra un pelo más nutrido y flexible, lo que le da su apariencia tan característica.
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El corte de pelo del pomerania es un tema controvertido. A menudo, internet y las redes sociales generan una imagen distorsionada de lo que debería ser el arreglo de la raza, poniendo de moda cortes extremos que rompen el equilibrio de la doble capa. Estos cortes pueden derivar en dermatitis y, en el peor de los casos, en Alopecia X post clipping, también conocida como BSD (Black Skin Disease).

Cuando es cachorro, lo ideal es dejar que el pelo crezca y solo retocar los pies y las puntas de las orejas. El primer arreglo, únicamente con tijera, se debe realizar alrededor de los 6 meses y una vez finalizada la primera muda. En la etapa joven y adulta, el arreglo se mantiene con tijera según la rapidez del crecimiento del pelo de cada perro.

Nunca se debe utilizar una máquina para cortar el pelo. El corte debe consistir en perfilar la silueta característica de la raza sin cortar el pelo de cobertura, ya que, si se elimina, su función termorreguladora desaparece, lo que puede provocar un sobrecrecimiento del subpelo lanoso, aumento de la temperatura corporal, y posibles problemas como atrofia folicular o BSD.

En la actualidad, existen tratamientos preventivos y curativos diseñados para mantener una buena salud cutánea y una excelente calidad del manto del pomerania. Los tratamientos preventivos o de mantenimiento potencian al máximo la calidad innata del pelo del perro y son muy recomendables en cada cambio de estación. Los tratamientos curativos ayudan a recuperar una piel sana y a revertir los problemas del pelo, y su frecuencia dependerá de la gravedad de cada caso. En este sentido, el spa de ozono es un aliado fundamental para obtener resultados más que satisfactorios.

En conclusión, el manto del pomerania es tan espectacular y llamativo que es precisamente lo que se debe potenciar, entendiendo que en ello va implícita la propia salud del animal. El pelo es la protección de la piel y, con un mantenimiento y corte adecuados, respetando la morfología natural de la raza, podremos disfrutar cada día de aquello que nos enamoró de él: su pelaje.

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