“Espero que, en unos años, la formación online sea ilegal”
Entrevista a Luis Aibar, groomer y estilista canino
Con más de 20 años de experiencia en el ámbito de la peluquería y la estética caninas, y experto en caniches, Luis Aibar está actualmente considerado como un referente. Su formación abarca desde el dominio de todas las técnicas necesarias para elaborar cortes —tanto comerciales como de competición—, hasta el conocimiento de las distintas razas, con sus características únicas y su trato especial. Dirige desde 2007 su propia academia que, desde 2018 y después de un período de formación de 6 años de la mano de Iv San Bernard, está reconocida como escuela oficial de peluquería canina de la firma.
¿Cómo empezó su relación con el mundo canino?
Yo era un crío, tenía 16 años, y estaba empezando los estudios de bachillerato de Ciencias de Salud. Suspendí bastantes. Llegaron junio y las vacaciones de verano y pensé que tendría que repetir curso, porque si no había aprobado durante el año, para septiembre iba a ser imposible. Justo en aquel momento una compañera me dijo: “mi madre busca a una persona para trabajar este verano, ayundándola en su peluquería canina”. Ahí empezó todo. Lo que pretendía ser un trabajo de verano, se convirtió en una profesión en la que ya llevo más de 20 años.
¿Y su formación?
Empecé en la profesión principalmente cómo ayudante y, luego, una vez que ya supe que quería dedicarme a esto, empecé con mi formación profesional. Durante mi trabajo de ayudante iba a seminarios y así fue como comenzó mi andadura, de la mano de Iv San Bernard.
Me he formado con gente muy importante en el mundo de la peluquería canina, como Julián Oliva, sin duda uno de los maestros con mayor reconocimiento entre los estilistas caninos. Con él prefeccioné mis técnicas y me desarollé como profesional, pero no puedo olvidarme de personas como Marco Vaccaroni, Monique Van de Ven o Denys Lorrain. Mis últimas formaciones han sido con Candy Liu (Taiwan).
En el mundo de la peluquería se funciona, a veces, por “modas”, como ha pasado con el perro de agua. Con esta raza me he formado con Andrea Alonso, Isa Monzó y Cristina Ardisana.
¿Cuál es su relación con Iv San Bernard?
Todo empezó cuando tenía 17 años. Llevaba un año metido en el mundo de la peluquería canina cuando apareció un día un representante de Iv San Bernard y nos dijo a mi jefa y a mí: “Hemos traído una nueva cosmética italiana. Es súper buena”. Como siempre, cuando trabajas para alguien, tú no tomas decisiones y, si hubiese sido por ella, no la hubiésemos probado. Le pedí permiso para hacer un pedido. Yo tenía una yorki de un añito que, como les pasa a los perros de los peluqueros, era mi modelo para probar las cosas. Cuando llegó y abrí el paquete descubrí las botellitas de mela (“manzana”, en italiano) verde (tanto en champú, el PEK, como en bálsamo, el PH Balance, respectivamente, y el H270 Bifásico, para los cepillados). Desde el primer uso me enamoré. Mi perra tenía el pelo muy largo y bastante encrespado, y quedó super hidratado, bastante liso y con un brillo impresionante.
Iv San Bernard empezó, a los meses, a hacer seminarios por España y, junto a ellos, fui aprendiendo, poco a poco. Así empezaron mis viajes a Italia, a modo de alumno, hasta que, en 2007, abrí mi salón, contando siempre con los productos de esta marca, a la vez que continuaba con mis viajes de formación. En esa etapa conocí a personas muy importantes en el mundo de la peluquería canina, vitales en mi desarrollo como profesional en este mundo.
En el año 2013 todo cambió. “Se va a abrir una academia de peluquería e Iv San Bernard quiere que seas el profesor”, me dijeron por vía telefónica. En un primer momento, tuve que pensármelo ya que mi vida iba a cambiar con un negocio abierto desde hacía ya 6 años. Pero acepté. Seguí formándome y, hoy en día, puedo decir que gracias a Iv San Bernard y a Mirco Aringhieri soy el profesional que soy, y tengo mi propia academia de peluquería en Altea.
¿Qué consejos les daría a los peluqueros que empiezan ahora?
El principal consejo que daría sería acudir a un buen formador y olvidarse de las formaciones online, que espero que, en unos años, sean ilegales. Para la peluquería hay que estudiar una teoría, como en todos los oficios, pero lo que realmente importa es la práctica. Los comienzos siempre son muy apasionados, pero es con el tiempo cuando se descubre la profesión, una vez dentro. La gente piensa que todo el mundo cuida a su mascota como cada uno cuida de la suya, pero nada más lejos de la realidad. Aún así, no nos podemos quedar con eso: hay que ver cómo entra ese cliente y cómo sale. Eso es lo que tiene que ganar.
Para una persona que empieza, la formación continuada es muy importante. Yo he llegado a dónde he llegado, a ser la imagen de una marca de cosmética internacional, gracias a ella. ¿Quién no quiere eso es su currículum profesional?, ¿Que te conozcan muchas personas y que te agradezcan que, gracias a tus consejos, han solucionado muchos problemas? Yo siempre digo que cuando un profesional piensa que ya lo sabe todo, es el fin de su profesión.
Tiene medallas ganadas en campeonatos. ¿Qué consejos daría a los que se inician?
Primero de todo, tengo que decir que acudir a un campeonato tiene que ser para evolucionar. Ir a un campeonato y estar satisfecho con el corte realizado es mucho más importante que subir a un pódium.
Yo empecé a competir hace 13 años. Mi primer pódium fue hace 7 años, en la feria Gipsy Canis, que se celebró en Madrid. Allí me clasifiqué en Workshop y en Caniches, y volví con una felicidad doble: por el buen trabajo realizado y por la clasificación. Personalmente, muchas veces me he sentido feliz por el trabajo realizado, aunque en algunas de ellas, los trabajos premiados no estaban mejor que el mío. Como en todos los sitios, hay veces que no todo está en las manos de uno; son muchos factores los que intervienen.
Recomiendo al 100% entrar en el mundo de las competiciones, es una manera de evolucionar profesionalmente. Mis consejos ante ellas son dejarse llevar y olvidarse de que hay unos jueces mirando. Sólo así se podrá disfrutar el momento.
Llevar a un perro o a un gato a la peluquería. ¿Necesidad o lujo?
Yo pienso que siempre ha sido una necesidad, aunque las de hoy son diferentes a las de hace 20 años. Hace 20 años un perro iba a la peluquería una o dos veces al año y, en realidad, se podía hacer poca cosa, porque las condiciones de los animales no eran las óptimas.
Hoy en día, los perros viven en pisos o en apartamentos; su función no es la misma que tiempo atrás. Actualmente se consideran un miembro más de la familia y, por lo tanto, sus necesidades han cambiado, como las peluquerías, que también lo han hecho. Podemos decir que un servicio de spa sí que es un servicio de lujo, pero uno de ozonoterapia, por ejemplo, puede ser una necesidad.
¿Qué importancia tiene una buena alimentación para el estado del pelo y de la piel de los perros?
Aproximadamente el 70% de la proteína que comen los perros va directamente a la piel: cuánto mejor sea la calidad de esa proteína, mejor piel tendrán y, si tenemos mejor piel, también tendremos mejor pelo. Yo siempre lo comparo con una flor que está plantada en una tierra mala; esa planta no tendrá mucho futuro. A la piel y al pelo les pasa lo mismo: la piel es esa tierra en la que, si no está en buenas condiciones, nunca saldrá un buen pelo.
La genética también tiene mucho que ver, igual que los servicios de peluquería que se realicen: si no son correctos, vamos mal y, si luego no ultilizamos una cosmética de alta calidad, todavía iremos peor.
Háblenos de los consejos básicos sobre el cuidado del pelo de un perro...
Mucha gente dice que no tiene tiempo para el mantemiento, pero eso no ha de ser una excusa, ya que estamos los profesionales para realizarlo. Por ejemplo, si una persona no sabe ponerse el tinte, va a un profesional a realizarse el servicio.
Pongamos el caso del bichon maltés, un gran desconocido, ya que durante su etapa de cachorro, en los servicios de peluquería, muchas veces se va (mal) a lo fácil. Un profesional debe saber el período de maduración del pelo, desde que el animal es cachorro hasta que es adulto. Si se realiza una mala técnica en un maltés, en su período de maduración, le puede marcar toda su vida, en su pelo. De ahí la importancia de escoger a buenos peluqueros. Mi consejo para esta raza en particular es olvidarse de blanqueadores ya que, genéticamente, muchas veces esta raza no suele ser blanca, por lo que su uso puede volverse muy en contra. Lo importante es hidratar.
Es muy importante, también, aconsejar a los clientes sobre cómo mantener y cepillar a su mascota en casa, y asesorarles en qué cosmética utilizar en cada caso.
¿Cuál es su relación con los caniches?
Mi relación con los caniches empezó con Julián Oliva. De allí obtuve a mi Derbake's Elliot, que a día de hoy tiene ya 13 años. Hace unos 8 años entró también en casa una caniche Gigante. Esta es la historia: en casa teníamos dos yorkshire terrier, Mía y Estrellita y, un día, una amiga me dijo: “Luis, Julián tiene caniches Enanos, y yo me voy a comprar uno”. Yo también quise uno, Elliot, y me lo compré, a escondidas de mi madre. Como no podía entrar en casa, estuvo un tiempo viviendo en la peluquería, hasta que finalmente me lo llevé conmigo.
Con Alma fue un poco más fácil, porque yo vivía entre Valencia y Altea, cuando me la compré. También estuvo un par de meses viviendo en la peluquería, como Elliot, hasta que tuve la oportunidad de entrarla en casa. Con ella, ya eran cuatro los perros que tenía: Mía, Estrellita, Elliot y Alma.
¿Con qué razas trabaja más a gusto? Y, ¿Cuáles son las más nerviosas?
La manera de trabajar que requieren los caniches los convierten en las “medallas de oro” de los peluqueros.
Siempre se me relaciona con los caniches aunque, como he ido acudiendo a campeonatos, poco a poco he ido presentándome a varias categorías, como en la de Stripping o en la de Spaniels, con un cocker. Los cockers tienen un carácter difícil, pero con el tiempo hemos ido haciéndonos amigos. Es una raza que actualmente realizo con mucha satisfacción profesional.
Siempre digo que un peluquero canino no lo es realmente si no tiene un caniche y, si es Gigante, mejor. La polifacética manera de trabajarlos junto a las técnicas de tijera que requieren hacen que esta raza sea la “medalla de oro” de un peluquero canino.
¿Qué tipo de cortes son los que más le gustan?
No tengo un corte favorito. Lo más bonito de esta profesión es ver cómo acude un perro por primera vez al salón, hablar con su dueño y explicarle lo que se puede hacer, en cada caso y dependiendo de la raza, para que su mascota sea más feliz y la armonía en casa sea la mejor posible.
Realizar todas las técnicas de peluquería, según el manto de los clientes, es lo bonito de nuestro trabajo: el día a día en el centro, en el que haces un schnauzer a Stripping, y luego un caniche tipo Teddy. Ese cambio es los que más tiene que gustarle a un peluquero.
¿Cuál es la esencia de su centro?
Uno de los aspectos a tener más en cuenta a la hora de abrir un centro es tener unas buenas instalaciones.
En nuestro salón tenemos perros de todo tipo, más nerviosos y más dormilones (incluso en el proceso de corte). Debemos estar preparados para todas las situaciones y procurar ser una peluquería con la mayor armonía y compañerismo posibles, ya que si estamos nerviosos por cualquier situación, se lo vamos a trasmitir a los animales.
Nosotros trabajamos en un local acristalado para que nuestros clientes puedan ver, en todo momento, lo que se les está haciendo a sus mascotas. A mí, personalmente, no me daría confianza si llevara a mi perro a una peluquería y lo encerraran en un cuarto, sin yo poderlo ver.
Lo principal es estar a gusto mientras se trabaja, y esto no sólo lo hacen las ganas, sino también tener unas buenas instalaciones. Sin ellas puede que no se pueda realizar el servicio de forma cómoda, y ésto acarrea problemas físicos que pueden hacer que nuestra salud se resienta y que la esencia de nuestro salón cambie.
La peluquería canina es una profesión que, aunque parece que ahora empieza, no está regulada (ni hay contenidos comunes en su formación). ¿Cómo ve el futuro?
El tema de la regulación va viento en popa, aunque despacio. Quiero pensar que, seguramente y cuando menos nos los esperemos, todos los profesionales que tenemos en nuestro país podrán obtener su titulación o su certificación profesional.
Las opciones de formación actuales son muchas y muy diversas. Hay desde academias multidisciplinarias que ofrecen cursos estándar, hasta profesionales que deciden adentrarse en la formación. Más la oferta a través de la red. ¿Importa estar en contacto, en la formación de peluquería canina?
La opción de la presencialidad en las academias es la más recomendada.
La hora de la verdad llega cuando se toca a un perro. Lo más importante es que la gente pierda el miedo a trabajar a los perros en sus diferentes técnicas y que entienda lo que hace, y para eso se necesita “estar”. Es muy satisfactorio ver cómo una persona que empieza desde cero va, poco a poco, entendiendo los trabajos y los procedimientos que va realizando. Mi consejo para quienes quieran aprender peluquería canina es que procuren ver el trabajo dentro de la academia. Yo imparto jornadas de puertas abiertas para que los futuros alumnos vean como trabajan los alumnos del presente.
Hay que olvidarse de las academias que son online y que tienen pocas horas de prácticas.
Hablemos del (alto) intrusismo laboral y profesional en la peluquería canina. ¿Cómo afecta?
Desgraciadamente, estamos en un país donde este tema está poco controlado. Hay quien hace peluquería canina en su casa y no paga impuestos, pero que sí recibe ayudas por no trabajar, de forma oficial; y luego está el profesional que vive ahogado y haciendo horas extras para poder pagar todas las facturas que llegan día tras día.
Esto que estoy diciendo, lo hablo con conocimiento. Llevo varios meses buscando un profesional que trabaje en mi negocio, necesito un/a compañero/a que me ayude a llevar mi salón, y lo que me encuentro en las entrevistas son pocas ganas de trabajar y a gente queriendo hacerlo en negro, ya que si se les hace un contrato, pierden todas las ayudas que reciben del Gobierno, tanto local como nacional. Eso es un problema que hay que solucionar lo antes posible en nuestro país.
Es cansado ver a tus clientes por la calle, llevando a sus perros con unos cortes que no son buenos ni para su piel ni para su pelo: totalmente rasurados, por no decir, casi depilados. ¿Dónde esta la protección? Como profesionales, debemos explicar a los dueños lo que necesitan sus mascotas. El buen profesional debe de poner todo de su parte para solucionar los problemas.
También existen dificultades en el tema económico: las peluquerías low cost y las que tienen precios más elevados. Hay que tener en cuenta la localización de los negocios y sus gatos, y de ahí saldrá siempre la diferencia entre unos centros u otros. Las peluquerías low cost son un mero método de marketing para que los clientes vayan a realizar el servicio y que luego hagan una compra en la tienda. La suma del servicio más la compra, posiblemente sea el precio de un servicio en otra peluquería, pero casi seguro que el servicio no será el mismo.
¿Cómo ha ayudado la contribución de las marcas comerciales a la evolución de la profesión?
El mundo de la peluquería canina ha evolucionado mucho y, con ello, todo lo relacionado con el mundo animal. Cada marca comercial tiene su filosofía y podrá ayudar a muchos profesionales.
En mi caso, la investigación que realiza Iv San Bernard sobre el pelo y la piel de las mascotas hizo que mi formación continuada fuese mucho mejor, pues me permitió ver y entender, de primera mano, qué necesitan, en este caso, los perros y los gatos, para mejorar su calidad de vida, a nivel de piel y de manto, además de aprender a escoger y a utilizar los cosméticos de la mejor manera posible.
¿Qué retos profesionales le gustaría o le quedan por cumplir?
Los mayores retos en el mundo de la peluquería están en el día a día: llega un perro en malas condiciones y, con varias o muchas horas de trabajo, sale un trabajo medianamente correcto. Y si además el cliente sale satisfecho, eso es un reto muy grande y satifactorio para cualquier profesional.
Podría decir que ya cumplí mis retos profesionales. En estos momentos estoy cumpliendo unos de más personales, de los que no nos podemos olvidar, ya que muchas veces interponemos lo profesional a lo personal, y tampoco se trata de eso.