Ahogados entre la legislación sobre subcontratación y el intrusismo profesional
30 de septiembre de 2011
Apisma considera esencial que sus empresas asociadas demuestren calidad de trabajo y responsabilidad, más allá de la difícil situación de mercado y “eludiendo la guerra de precios que persigue su competidor”, explica Ángel Ramírez Mon, presidente de Apisma y también de la Federación Española de Pavimentos de Madera (FEPM). Asimismo, la rehabilitación es uno de los espacios de mercado en que confían que mejore la actividad de reposición de parqué.
“Es ahí donde un instalador plasma toda su capacidad profesional, y donde sus servicios y el producto que coloca cobran el máximo valor añadido”, continúa Ángel Rodríguez, quien explica también que la acreditación profesional y “la responsabilidad de ser miembro de una asociación seria son las mejores armas contra el intrusismo en nuestro sector”.
Intrusismo desde siempre
El presidente de Apisma se muestra convencido de que el intrusismo profesional en la instalación de elementos de carpintería de madera en obra nueva y rehabilitación “siempre existirá, ya que es relativamente sencillo montar una cuadrilla de obreros que suplanten al auténtico especialista en la colocación de parqué”. Para el presidente de Apisma, la única forma de combatir el intrusismo es ofrecer al cliente unos servicios especializados, responsables y acreditados, un producto de calidad contrastada, bien instalado y con un acabado impecable.
Asimismo, incide en que cuando un cliente descontento hace una reclamación, no se fija en los fabricantes de parqué o del barniz, sino en las personas que llevaron a cabo la instalación, responsables finales de la obra.
Bajas de empresas asociadas medianas
La crisis también ha afectado a Apisma. La asociación ha registrado numerosas bajas en estos últimos años, principalmente en el segmento de las empresas medianas. Son estructuras de resistencia económica débil, para las que afrontar el importe de una obra es difícil. Además, trabajan muy ligadas al crédito bancario que, hoy, apenas fluye.
La subcontratación ha supuesto otra limitación importante para este colectivo profesional. Las empresas han de subcontratar directamente y la ley obstaculiza la opción de hacerlo por segunda vez a la misma persona.
“Esta circunstancia dificulta el futuro del sector. La legislación sobre subcontratación se da de bofetadas con la que afecta a los autónomos. La primera restringe el desarrollo de la segunda, y la contradicción perjudica especialmente a sectores como el nuestro”, explica Ramírez Mon.
Por otra parte, el convenio de la madera en Madrid, condicionado por el estatal, pactado en condiciones que no son las actuales, ha complicado sobremanera la contratación colectiva y ha generado un grave desequilibrio económico en las empresas, ya que tienen que aplicar incrementos de salarios muy superiores a lo que pueden repercutir en sus precios.
Hacer frente a la morosidad
Apisma considera un acierto que el año pasado se aprobara una modificación sobre la ley de morosidad de 2003, donde los plazos de pago no deben ser 120, 150 ó 180 días, sino que han de ser los fijados en la ley, que son para 2011 un total de 85 días, y 60 a partir del 1 de enero de 2013. “Es un logro importante que nos debe animar. Lograr la plena aplicación de esa reforma supone no asumir riesgos excesivos en la contratación de obras, lo que ha supuesto la ruina de muchas empresas del sector de la carpintería de la madera”, concluye el presidente de Apisma.
Sobre Apisma
La Asociación Provincial de Instaladores de Suelos de Madera de Madrid (Apisma) es una organización veterana, la primera del ramo que se fundó en Madrid, a iniciativa de un grupo de empresarios. Querían aunar criterios para conseguir que su sector mejorara, tanto en la calidad del producto como de los sistemas de colocación y los acabados, así como la regularización de la acción comercial.