Entrevista a Josep Ramón Fontana, jefe de la Unidad de Prospectiva Económica del Itec
12 de enero de 2011
¿Por qué a España le costará más que a sus vecinos europeos?
En España se están juntando dos crisis consecutivas. Primero, tenemos la crisis de la vivienda que, por razones obvias, ha llevado al sector a disminuir en casi un 70-80% su producción. Este proceso de disminución, entendemos que está en las fases finales. Es decir, no creemos que vaya a haber más sorpresas desagradables, en este aspecto. Lo que ocurre es que, en estas fases finales, se está sumando la crisis de la construcción de infraestructuras, la de la obra pública. El Estado tenía unos planes de inversión pública muy importantes, estábamos produciendo infraestructuras por un valor significativamente superior a la media europea y, ahora, nos hemos visto forzados a volver al estándar, a bajar estos ritmos de producción, lo que está añadiendo meses extra. Por tanto, podemos decir que la crisis de la vivienda más o menos dura lo que la media europea pero si a esto le añadimos las infraestructuras, esto añade un año más al proceso.
Se habla de tres años.
En Europa la crisis está durando tres, pero creo que nosotros nos encaminamos a una crisis de cuatro. Después, no habrá un recuperación instantánea ni un retorno a las alegrías de los años pasados. Tras este proceso de reordenación nos enfrentaremos a una época bastante plana, no habrá sorpresas negativas, pero mucho me temo que tampoco las habrá demasiado agradables. Una vez llegados a este punto de equilibrio, pasaremos una temporada moviéndonos poco por encima o por debajo de este nivel proporcional a las capacidades del país.
Nada, entonces, como aquellos crecimientos del 10%.
Por supuesto. Evidentemente con un país con semejante paro y debilidad en la producción industrial y en el consumo privado, no se dan las condiciones para que eso pase. Y, por si fuera poco, somos un país bajo el escrutinio de los mercados, de los vecinos, del resto de socios del euro, que vigilarán con atención que cada euro que se gaste se haga de manera justificada y controlada.
Acaba de comentar que mientras la construcción poco a poco va saliendo del atolladero, es la obra pública la que sigue ralentizando este proceso.
La obra pública es el sector que empezó la crisis más pronto, pero reaccionó muy deprisa gracias a los planes contracíclicos, al fondo de inversión local, al Plan E. Digamos que se mantuvo su salud de una forma forzada y asistida durante un par de años, pero ahora que este tipo de ayudas excepcionales se han retirado, y que el Gobierno se ha comprometido a unas políticas de austeridad muy intensas, se encuentra en caída libre.
¿Se esperaba este descenso?
Se esperaba el impacto de la retirada de las medidas excepcionales. Esto estaba contabilizado, lo que pasa es que no esperábamos que esto se juntase en el tiempo con la crisis de la deuda, que ha llevado a estos presupuestos del Estado tan restrictivos.
¿Qué puede decir acerca de aquellas empresas españolas que están construyendo infraestructuras en el extranjero?
Bravo por ellas. El mercado español es el que es. Estas empresas han tenido el acierto, no ahora, sino desde hace bastantes años, de apuntar a mercados que puedan servir de relevo a España. Prácticamente están construyendo en los cinco continentes y esto les está salvando, porque aquí las cosas no están para tirar cohetes.
¿Cuál es la previsión a partir de ahora?
La historia pasa por dos periodos: donde la construcción tira de la economía y donde la economía tira de la construcción. Ahora estamos claramente en éste último. Si pretendemos esperar a que la construcción reaccione tiene que haber habido una reacción por parte de la economía. Muchos expertos que hacen previsión a medio plazo sobre la economía española prevén una temporada larga de crecimiento por debajo del potencial teórico de lo que va crecer el conjunto de la Europa occidental. Esto es una noticia pésima para la construcción puesto que una economía más débil de lo esperado será un lastre. Sin un empleo normalizado, sin un industrial normalizado que empiece a producir y a demandar más construcción, más oficinas, equipos de ese estilo, y un sector público bajo el escrutinio de los mercados se prevé una temporada no demasiado fructífera. Aun así, las sorpresas negativas ya han pasado, y el mal menor será pasar unos cuantos años en un nivel discreto pero, al menos, estable.