El sector espera a la reactivación de la actividad para valorar el impacto de la crisis sanitaria en la economía de las explotaciones
El Consorci Forestal de Catalunya informa que “a pesar del coronavirus, los tiempos, el trabajo en campo y administrativo han funcionado con relativa normalidad”. Desde inicios de año la lluvia está siendo favorable para el monte, aun así hay una enorme incertidumbre por parte de la industria con el hándicap de las restricciones a la movilidad.
El Consorci y el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación han acordado la necesidad de iniciar en los próximos días las fumigaciones aéreas para combatir la lagarta peluda (Lymantria dispar), que está afectando gravemente a los bosques y amenaza con grandes perjuicios a nivel ambiental y económico. El tratamiento de esta plaga con medios aéreos ya fue declarado de utilidad pública el año pasado.
Secuencia de una parada del mercado
Los selvicultores y profesionales forestales de toda Cataluña cesaron sus trabajos cuando se decretó la paralización de todas las actividades “que no fuesen esenciales”. El personal técnico y administrativo del Consorci Forestal de Catalunya dedicó aquellos días principalmente a la revisión y redacción de planes de gestión y de proyectos futuros y en curso. “Detuvimos las campañas de extracción de madera y de gestión del monte”, señala Joan Rovira i Ciuro, secretario general del CFC.
Ya antes de la parada, los trabajos de extracción, elaboración y suministro de madera había entrado en una fase errática, ya que numerosos proveedores de madera estructural, almacenes, carpinterías y ebanisterías habían declarado un ERTE en sus empresas. El consorcio mandó a casa a todas las empresas de servicios forestales que, ahora, están reanudando la actividad, “con dificultades, como es lógico, pero intentando recobrar cierta normalidad”.
Aún hoy persiste la confusión en el sector, porque cuando cesaron las actividades no esenciales “no quedó muy claro cuáles podían proseguir y cuáles no. Esto no es baladí, ya que mucha gente subsiste de su trabajo en el monte, y la mayoría llevan semanas sin poder trabajar. En este momento, vamos a medio gas”, informa Rovira.
Incertidumbre en la industria
Antes de la Semana Santa, todas las empresas consumidoras de madera en Cataluña cerraron las entradas de material. Ahora han reanudado la actividad, pero “con cupos a la entrada de madera”.
“Veremos a la finalización del estado de alarma, cómo queda y cómo se mueve la industria. Hasta la fecha se mantienen un descenso de la actividad por parte de la industria de la madera local pero debemos esperar a las próximas semanas para valorar su impacto real”, comenta el secretario del consorcio.
“La industria, el consumo de madera y la economía decaerán, sin duda. El 80% de la madera que aserran las empresas integradas en el consorcio va a la industria del embalaje”, observa Rovira.
Durante la crisis sanitaria, cadenas cortas de aprovisionamiento han sustituido la demanda de palets y embalaje de los operadores habituales.
En todo caso, el consorcio ha gestionado puntualmente y se han habilitado todos los permisos para llevar a cabo el transporte y suministro de madera a la industria. “En general, ha habido falta de información, pero es lógico, en una situación como la que estamos viviendo”, admite Joan Rovira.
La climatologia acompaña en una campaña del corcho en la que se prevé una ligera bajada de precios
De igual manera, muchas industrias consumidoras de corcho han detenido su actividad en las pasadas semanas. La industria del vino ha tenido un “parón muy importante”, debido al colapso en la restauración.
Por otra parte, Cataluña está viviendo una primavera con lluvias abundantes y óptima para la saca. El año pasado se extrajo poco corcho del monte pero en 2020, si el tiempo acompaña, se podrá sacar en muchas zonas donde el año pasado la climatología no lo permitió. “Prevemos que se mantengan los precios del corcho de mayor calidad y que baje ligeramente el refugo”, analiza Joan Rovira.
A medio plazo, habrá que esperar y observar la evolución del mercado vitivinícola (principal mercado para el sector corchero) puesto que la OIV prevé un descenso del consumo, una caída de los precios medios y por tanto, de la facturación total, márgenes y beneficios para las bodegas. Las restricciones a la movilidad son, además, un hándicap y un sobrecoste para los sacadores.
Control de las plagas
Cataluña transita por su tercer año de curva de la Lymantria; una curva “muy escandalosa”, que “podría provocar un daño importante en el monte”. De hecho, el consorcio estima que esta plaga afectó en 2019 en más de 2M€ de pérdidas al sector. Pasó de una afectación de 2.000 Has a una afectación de 10.000 Has. El tratamiento aéreo con Bacillus fue declarado “de utilidad pública”. Por ello, este año el Consorci Forestal de Catalunya ha vuelto a presentar el plan de vuelos al ministerio, que lo ha aprobado. Y se han mantenido las tareas de seguimiento y control de la plaga. “Felicitamos al Departamento de Agricultura, competente en esta área, por cómo se ha llevado a cabo el trabajo”, apostilla Joan Rovira, quien prevé que a la conclusión de este mes de abril se empiece a volar. Lamentablemente, aquí las restricciones no provienen el coronavirus, sino por “la falta de concienciación de la importancia económica que tiene el alcornocal, y por el miedo de las personas a cualquier actividad que se haga en el monte”.
El Consorci Forestal de Catalunya es miembro fundador de Cose, la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España.