Una luz familiar
Se trataba de un reto ambicioso porque aquel año Eme3 se celebró en Fabra i Coats y ocupó gran parte de las instalaciones. El programa incluía 1.000 m2 de exposición de paneles de arquitectura, un espacio de conferencias y un amplio recinto exterior: el patio de la antigua (y enorme) fábrica textil. La experiencia fue un éxito y a Lupercales, como proyecto colectivo, nos reforzó y nos animó a seguir trabajando juntas, al mismo tiempo que nos permitió establecer vínculos duraderos con colaboradores con los que todavía hacemos proyectos o, simplemente, quedamos para cenar (sin ir más lejos, yo mismo desde hace dos años trabajo en Anoche).
Pero esta vez he sido yo quien ha enredado a Jordi en un proyecto educativo. A escala más reducida esta vez, aunque nos ha ilusionado lo mismo. Desde el COAC se me ofreció la posibilidad de colaborar con la Setmana de l’Arquitectura de Barcelona, en un programa de talleres en las escuelas (Arquitectura a les Aules). A Jordi le convencí rápido y para allí que nos fuimos, convirtiendo la iniciativa en un proyecto del estudio.
El encargo consistía en la elaboración de un taller de un día con alumnos de educación primaria en torno a la iluminación y la arquitectura. En la Escola Cal Maiol de Sants había dos clases que habían solicitado participar, una de quinto y otra de sexto. Teníamos varios temas abiertos sobre la mesa pero el contenido y dinámica del taller no se definieron hasta tener unas sesiones de trabajo con Mónica y Sergi, los tutores de las dos clases en las que haríamos el taller.
Al principio contemplamos la posibilidad de explicar en el taller los condicionantes que tiene la temperatura de color y la cantidad (y calidad) de luz disponible en nuestro entorno cotidiano, su influencia en lo que respecta a nuestro sistema inmunitario (el conocido ciclo circadiano), ya que considerábamos que con las fuentes de luz disponibles un conocimiento básico sobre el tema es muy útil y ciertamente una cuestión de salud pública. Al final, gracias al trabajo con los tutores de la escuela, re-enfocamos el contenido de la experiencia, centrándonos en el comportamiento con la luz natural como elemento característico de la arquitectura.
(Y ahora unos minutos para publicidad: En Anoche realizamos estudios luminotécnicos de diseño con iluminación natural. Estos informes permiten evaluar cualitativamente un proyecto, y acreditarlo según los modelos LEED o WELL. Nosotras utilizamos Revit para realizar los cálculos de los índices Annual Sunlight Exposure (ASE) y sDA (spatial Daylight Autonomy), así como DIALux para la obtención del Daylight Factor. Hemos hecho este trabajo para edificios de oficinas, viviendas sostenibles y museos. Lo consideramos un uso extendido de las posibilidades de Revit (más acá del BIM, que también hemos implementado) y una evolución en nuestro trabajo con la luz, que permite evaluar la sostenibilidad de los proyectos y sus valores ergonómicos y de confort. Es un tema que llevamos bastante al día y que nos apasiona).
El objetivo con los alumnos de primaria de la escuela de Sants, la mayoría de ellos con raíces en otras latitudes del planeta, era estudiar y conocer de qué manera la construcción tradicional y la arquitectura vernácula se han desarrollado a lo largo del tiempo no sólo como resultado de los materiales existentes en cada lugar (piedra, madera, barro...) o del clima, sino también de la cantidad y calidad de la luz natural disponible.
Los alumnos hicieron un trabajo de investigación previo alrededor de las tipologías de casas tradicionales que podían encontrarse en la tierra de sus ancestros, los lugares de origen de sus familias. De esta manera pudimos evaluar la tesis propuesta de forma teórica.
Para poder tocar estos conceptos con las manos, diseñamos tres tipos de maquetas de casas que pertenecían a otras tres latitudes del globo terráqueo, y las construimos durante la clase para después exponerlas a la luz y observar cómo aquellos interiores de cartón adquirían una calidad determinada, que podía fácilmente identificarse con sus lugares de procedencia. Con una cámara conectada al proyector de vídeo, toda la clase pudo recorrer esa luz interior y doméstica, familiar y conectada con el origen de algunos de ellos, en un ejercicio de mutuo reconocimiento.