Entrevista a Carlos Hermida, vicepresidente de la Asociación Forestal de Galicia
La Asociación Forestal de Galicia (en adelante, AFG ) es una asociación privada sin fines de lucro, establecida en Santiago de Compostela en 1986. Reúne a los propietarios de bosques privados y tierras comunales de Galicia.
¿Qué representa hoy un “monte vecinal” y una “comunidad de montes”?
El monte vecinal es en Galicia una figura con una repercusión inmensa: por la cantidad de comunidades de montes que acoge esta región, y por la superficie arbolada que aporta.
¿Tienen mucho peso estas figuras en la Asociación Forestal de Galicia?
Esta figura “protectora” está mucho más acentuada en la provincia de Pontevedra y también en el sur de A Coruña, con gran implicación de los comuneros y las junta rectoras de cada comunidad de montes. Desgraciadamente, el éxodo a las ciudades de la población rural ha debilitado a esta importante figura forestal en la provincia de Ourense.
¿Qué labor está realizando actualmente la AFG con las comunidades de montes que están activas?
¿Cuánta superficie de montes vecinales acoge la región de Galicia?
¿Cuáles son los principales logros de los montes vecinales en Galicia?
Los montes siguen estando ahí, bien cuidados y gestionados, lo cual es primordial para asegurar un futuro.
¿Qué retos os planteais desde la AFG para mejorar, si cabe, esta realidad?
Los recursos forestales se encuentran “a la baja”. Sólo de forma agrupada puede llegar a ser rentable la gestión del monte. Por debajo de las 500 hectáreas es prácticamente inviable sacar adelante una explotación de pino o eucalipto. Por poner un ejemplo, la propiedad más grande de los Montes de Vigo suma 300 ha. Algunas no llegan a 20. De esta forma, la gestión no es sostenible. De forma agrupada, existe un modelo de gestión que puede llegar a ser medianamente viable.
¿Pone en riesgo la falta de rentabilidad de los productos forestales al compromiso de los comuneros con el monte gallego?
¿Colisionan o se complementan las Sofor (sociedades forestales) con la tradición y trayectoria de los montes vecinales?
Podrían llegar a ser un complemento interesante aunque, desde la AFG, consideramos que el modelo de gestión planteado por la Administración para las Sofor (Sociedades de Fomento Forestal) no es el más adecuado.
Las administraciones han de seguir valorando el trabajo que llevan a cabo las comunidades de montes de conservación y acondicionamiento del entorno de cuencas de ríos, restos arqueológicos, del aire y el paisaje. Y apoyarnos en vías de futuro como es la biomasa forestal; un recurso con el que podríamos alcanzar la auto gestión. La micología y otros productos silvestres contribuirían también a mejorar nuestra situación económica. En debate está si convendría sustituir el modelo forestal, del piñeiro a las madera nobles, aunque sea una apuesta a largo plazo.
¿Será el pago por servicios ambientales otra de las vías de financiación para el sector forestal gallego?
Otras iniciativas semejantes funcionan de forma fluida hoy en día. Pero insisto, depende de la aportación del propio propietario del monte; quien primero ha de poner en valor lo que tiene.
¿Qué hace COSE, la Confederación de Organizaciones del Selvicultores de España, y qué más podría hacer por ayudar al sector forestal de Galicia?
Asimismo, su relación permanente y activa con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente nos garantiza disponer de información de primera mano, y también de la oportunidad de defender allí nuestros intereses y de influir en la manera de hacer las cosas en el mundo rural.