Un novedoso sistema estructural de pasarelas de madera conecta las diferentes torres del Castillo de Baena tras su rehabilitación
Grupo Gubia, estudio de arquitectura puntero en el diseño y construcción de todo tipo de espacios y estructuras en madera, ha resuelto técnicamente un complejo sistema estructural de pasarelas de iroco diseñadas por el arquitecto granadino José Manuel López Osorio para la rehabilitación del Castillo de Baena, en Córdoba.
La restauración del monumento se plantea como una puesta en valor de las estructuras históricas del mismo, a la vez que incorpora una serie de recorridos que posibilitan su uso. En palabras del arquitecto, “una solución arquitectónica que permite la correcta interpretación del recinto amurallado, potencia los restos conservados, reintegra parte de los perfiles desaparecidos y establece una relación bidireccional con el territorio”.
Tras la consolidación en una primera fase de las torres y lienzos del castillo, el proyecto añade un nuevo estrato a las torres, un estrato que recupera el volumen original de las mismas. Bloques de piedra arenisca dispuestos con aparejo pseudoisódomo, con testas labradas artesanalmente, se integran con la fábrica erosionada ofreciendo una bella vibración a los paramentos. Estos nuevos espacios iluminados de forma natural y sutil permiten ahora incorporar nuevos usos y visitar los restos originales para lo cual, se crea un sistema de pasarelas de madera que conectan las torres entre sí.
El arquitecto José Manuel López Osorio ha confiado al departamento técnico de Grupo Gubia, dirigido por Verónica Sancho, arquitecta y profesora del Máster en Ingeniería de la Madera Estructural en la Universidad de Santiago de Compostela, la solución técnica y constructiva de este sistema “experimental” de pasarelas que posibilitan el recorrido y las visitas guiadas a los restos originales del monumento.
Ha sido necesaria una extensa y profunda investigación a todos los niveles para resolver las necesidades y requisitos que un proyecto de esta envergadura requiere, una dedicación a tiempo completo del estudio sevillano para asesorar técnicamente al arquitecto en la elección de la especie de madera más adecuada, la elaboración de los detalles constructivos, los cálculos necesarios para garantizar la estabilidad y durabilidad del conjunto, pero también una entrega completa de todos los oficiales de carpintería de Gubia durante el proceso de fabricación en taller y el posterior montaje en obra.
Adentrándonos en los detalles del trabajo, cada pasarela del castillo es diferente en cuanto a geometría y dimensión, aunque todas están compuestas por módulos más o menos repetitivos y rítmicos formados por escuadrías de iroco engarzadas mediante un complejo sistema de varillas, tuercas y arandelas de acero inoxidable. La finalidad del sistema es garantizar y facilitar la sustitución de cualquier pieza cuando sea necesario, permitir el movimiento necesario a la madera y agilizar el proceso de montaje en obra una vez los módulos salían configurados del taller. Las soluciones constructivas en el diseño de las pasarelas contribuyen a favorecer la evacuación del agua de lluvia, uno de los agentes más perjudiciales para la madera en su utilización en espacios exteriores y al aire libre.
Tras un análisis profundo de diversas especies tropicales y maderas modificadas, el equipo técnico de Gubia se ha decantado por la madera de iroco (Milicia spp.) para su construcción. Han realizado una exhaustiva selección de maderas, empleando listones con cortes en dirección radial para mejorar la estabilidad de los elementos, con fibra recta para evitar las deformaciones de los mismos y han empleado exclusivamente madera de duramen para asegurar una adecuada durabilidad natural.
Las pasarelas están formadas por escuadrías de madera de 80x45 mm en superficies horizontales y verticales y de 30x45 mm ancladas a los lienzos. Estas escuadrías se unen entre sí mediante uniones encoladas, alternando formas en “U” con formas en ‘L’, y dejando una separación entre ellas de 12 mm. Estos elementos van cosidos cada 400-600 mm por varillas de acero inoxidable roscadas AISI 316 DIN 9,75, M12, A2, disponiendo separadores de polietileno para mantener el espaciado entre escuadrías y alternándose con tuercas y arandelas —también de acero inoxidable— que permiten el apriete entre los elementos.
Los módulos exteriores se apoyan en dos perfiles longitudinales de acero galvanizado elevados mediante plots de plástico, resolviéndose inferiormente la evacuación de aguas. Los listones verticales de menor sección del módulo se atornillan a rastreles de madera también de iroco que van unidos al muro de hormigón que refuerza cada lienzo mediante tirafondos universales, siendo éste el punto clave para evitar el vuelco del conjunto.
Todas las piezas de pavimento, barandillas y pasamanos han sido resueltas por Gubia con cantos ligeramente redondeados para impedir la retención de agua sobre las piezas de madera. Se ha empleado, como tratamiento de protección, el producto Cetol WF 771 de Sikkens, que se ha aplicado en dos manos mediante pincelado con brocha, con un rendimiento de 70ml/m2 por mano. Un sellador de testas, Kodrin WV456, se ha añadido en todas aquellas que quedaban expuestas a la intemperie.
Cada una de las pasarelas y plataformas que conectan entre sí las diferentes torres del castillo han sido estudiadas y abordadas de forma individualizada por parte de Grupo Gubia, aun contando todas ellas con esa uniformidad de diseño y construcción que garantiza también la coherencia estética general, así como el respeto al espíritu original de las ruinas. Cada elemento tiene sus peculiaridades únicas que las diferencia del resto. Sus respectivas constituciones nacen de necesidades específicas concretas y para dar respuesta a cada una de ellas se han adaptado diseños, elementos, perfiles y conceptos constructivos concretos en el trabajo de la propia madera.
Así, las pasarelas interiores de Torre Arqueras están conformadas únicamente por elementos horizontales que se apoyan en las costillas de acero inoxidable que unen el muro de hormigón central de la torre con la sillería externa. Las distintas pasarelas se comunican con escaleras formadas por una chapa de acero plegada forrada con madera maciza de iroco. Unos pasamanos del mismo material acompañan de forma orgánica y sutil el recorrido de las mismas.
En cuanto a las diferentes caras de la torre, cabe destacar el trabajo que los profesionales de Gubia han realizado en el lado Norte con la fabricación de un pavimento macizo de iroco, que mediante una hendidura marca el ritmo y la misma proporción existente en las pasarelas 46-12-46 mm, correspondiente a los listones de iroco y su separación; así como el espectacular e imponente balcón de madera que asoma al paisaje verde que rodea al monumento en la cara opuesta, la Sur.
La pasarela del Adarve también está configurada mediante listones horizontales. Esta luce colocada entre dos lienzos de piedra que dejan entre sí una forma trapezoidal de más de 10 m de largo. Dividida en seis módulos —y gracias a la minuciosa medición en obra de la superficie que había que cubrir— fue posible llevarla completamente terminada desde el taller.
En Torre Oeste, por su parte, destaca por su interés constructivo la solución del vuelo de la pasarela del lienzo noroeste. Unas ‘T’ macizas de acero inoxidable forradas superiormente también con madera sobresalen de la pasarela para anclarse a una base preparada para ello en el interior de la torre.
La manipulación y transporte de cada uno de los pesados módulos que conforman las pasarelas ha supuesto un trabajo importante en taller y, posteriormente también, en obra. Todos han ido provistos de listones y argollas que agarradas a eslingas —y mediante una grúa— han permitido el movimiento necesario para la colocación de cada uno en su lugar específico.