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Carbon Control: un paso más hacía la sostenibilidad

Tiago Correia. Schüco

23/09/2024

Reducir la huella de carbono en los edificios, en sus procesos de construcción y en los materiales implicados es uno de los retos a los que se enfrenta el sector de la Construcción. El autor expone en este artículo la importancia de lograr la descarbonización específica de la envolvente del edificio en todas las fases de la construcción. Este artículo se ha extraído del libro de ponencias del I Congreso de la Ventana, la Fachada y la Protección Solar, celebrado los días 23 y 24 de noviembre de 2023, en Madrid.

La Huella de Carbono de producto es la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero que se generan en cada una de las fases del ciclo de vida del producto (desde la extracción de las materias primas que lo componen hasta el destino al abandono del producto). Para ello es fundamental identificar un sistema que influya en el valor de CO2 durante todo el proceso de construcción, operación y reciclaje.

Se propone, por lo tanto, un servicio modular que consolide todos los productos y servicios de reducción de carbono en todas las etapas de un edificio, desde la planificación hasta la construcción, la operación y el reciclaje. Esto nos permite ayudar activamente a todos los involucrados en el proceso de construcción a cumplir con los requisitos de la normativa de construcción a lo largo de todo el ciclo de vida del edificio en el marco de la política climática.

El 'Carbon Control' es un paso más hacia la sostenibilidad, y la certificación Cradle to Cradle tiene una gran importancia en este sentido...
El 'Carbon Control' es un paso más hacia la sostenibilidad, y la certificación Cradle to Cradle tiene una gran importancia en este sentido.

Para lograr el objetivo de un continente climáticamente neutro, el Pacto Verde Europeo requiere edificios neutros en carbono y optimizados para el CO2. El “potencial de calentamiento global del ciclo de vida” debe calcularse en el futuro y divulgarse en el certificado energético. El valor de CO2 de un edificio se está volviendo crítico cuando se trata de inversión y especificaciones.

Los inversores deben evitar inversiones arriesgadas, los arquitectos y especificadores necesitan soluciones para satisfacer los crecientes requisitos de sostenibilidad y los fabricantes deben seguir siendo competitivos.

Carnet de identidad de la ventana

Los arquitectos y especificadores pueden usar el diseño de un edificio para influir significativamente en la huella de carbono, a través del factor de forma, de los tamaños de las unidades, de la economía circular y de la selección de materiales. Utilizando planos operativos eficientes los arquitectos pueden influir activamente en la huella de carbono. Esto incluye fotovoltaica integrada en el edificio y planes de mantenimiento eficientes gracias a las nuevas tecnologías que integran el ‘carnet de identidad’ de cada ventana, de cada puerta y de cada fachada, además de sistemas para el control automatizado de edificios.

El la fase de construcción es fundamental hacer una buena selección de materiales. Al elegir el material adecuado, los fabricantes pueden influir activamente en las emisiones integradas. Con el aluminio bajo, ultra bajo y neutro en carbono, se pueden calcular perfiles con un valor de CO2 particularmente bajo. No se trata sólo de los materiales de construcción: es importante tener en cuenta todos los aspectos, incluyendo utilizar un embalaje sostenible que permita hacer una contribución positiva a la reducción del valor de CO2.

Menos energía y, por lo tanto, menos CO2 es bueno no sólo para el medio ambiente, sino que también tiene un impacto positivo en la rentabilidad de un edificio. Es por eso que es fundamental incluir en los proyectos soluciones más eficientes energéticamente. El uso de módulos de fotovoltaicos integrados en las fachadas o ventanas de los edificios es un pilar de los edificios de bajo consumo energético, energía cero o energía positiva.

En el futuro será crucial para los propietarios que el edificio pueda cumplir con los crecientes requisitos de CO2; un mantenimiento sencillo y un servicio excelente ayudarán a esto. Cuando los datos relacionados con una unidad de fachada o ventana con un ‘carnet de identidad’ se almacenan en la nube, el instalador sabe si se requerirán trabajos de mantenimiento o actualización en una fecha posterior y cómo llevar a cabo este trabajo. En ultima instancia, los datos del 'carnet' también permitirán que las materias primas se reciclen de una manera claramente estructurada.

Contar con materiales con un reducido CO2 mejoran el medio ambiente y la rentabilidad de un edificio

Contar con materiales con un reducido CO2 mejoran el medio ambiente y la rentabilidad de un edificio.

Los retrasos en el mantenimiento conducen a puntos débiles en la envolvente del edificio y, por lo tanto, a valores energéticos bajos. Esto aumenta los costes de funcionamiento y una huella de carbono pobre reducirá el valor de reventa. Con un servicio de mantenimiento, los propietarios pueden tomar las precauciones adecuadas.

Respecto al ciclo de materiales, el principio ‘Cradle to Cradle’ y la etiqueta de producto ‘VinylPlus’ garantizan que todos los materiales utilizados en la fabricación puedan reciclarse con prácticamente la misma calidad. Esto asegura que se conserven los recursos primarios y contribuye al ahorro de CO2.

Una vez más, el ‘carnet de identidad’ de una ventana saca lo mejor de las unidades individuales incluso al final de su ciclo de vida, no sólo en beneficio del ciclo de materiales y, por lo tanto, del medio ambiente, sino también para aumentar la rentabilidad: el edificio es un depósito de materia prima.

Control de la huella de carbono

Reducir el CO2 comienza con la reutilización de lo que ya está, por eso tenemos que recolectar materiales existentes y usarlos como materia prima para los nuevos productos, sin una pérdida de calidad.

En esto sentido, el valor de CO2 de un edificio será crucial cuando se trata de inversiones y especificaciones para licitaciones.

El valor GWP (Global Warming Potential) identifica el potencial de calentamiento global del edificio a lo largo de su ciclo de vida. Este valor se determina sobre la base de dos tipos de emisiones de CO2: ‘carbono incorporado’, es decir las emisiones integradas en los materiales utilizados y ‘carbono operativo’, es decir el carbono generado por el funcionamiento del edificio y, por ejemplo, la energía consumida por el edificio. El valor GWP se identifica cómo CO2e, el equivalente de CO2.

Hay muchas buenas razones para diseñar e implementar proyectos de construcción con 'Carbon Control'. Con productos y servicios de reducción de CO2, se puede lograr la descarbonización específica de la envolvente del edificio en todas las fases de la construcción.

Es fundamental la existencia de softwares por parte de los proveedores de materias primas y principalmente perfiles, herrajes y juntas para que, en cualquier punto del proceso de planificación y construcción, haya una total transparencia con respecto a los valores de CO2 de los materiales y las unidades estructurales utilizadas.

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Al convertirse en un proveedor de energía en sí mismo, un edificio reduce las emisiones de CO₂ necesarias para su funcionamiento. Los módulos fotovoltaicos son una solución eficiente para edificios preparados para el futuro que serán rentables para los inversores, los operadores y el medio ambiente.

Al seleccionar el material correcto, los involucrados en el proceso de construcción pueden afectar activamente el nivel de emisiones incorporadas. Las unidades de aluminio de bajo carbono (LC), aluminio de ultra bajo carbono (ULC) y PVC-U ofrecen perfiles con un valor de CO₂ especialmente bajo.

Hay que tener en cuenta que, desde AENOR, ya hay las marcas:

  • ‘Huella de carbono CO2 calculado’, que acredita la veracidad del cálculo de la Huella de Carbono de un producto/servicio, es decir, el conjunto de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que genera un producto/servicio durante todo su ciclo de vida;
  • ‘Huella de carbono reducido’, esta marca reconoce que la empresa ha reducido respecto al año anterior las emisiones de un producto / servicio;
  • ‘Huella de carbono CO2 compensado’, en este caso se calculan las emisiones compensadas en sumideros de contaminación, las cuales serán restadas a las calculadas en la huella de carbono de producto/servicio:
  • ‘Carbono neutro’, en la cual se calcula la huella de carbono con los referenciales reconocidos internacionalmente y, siguiendo el orden jerárquico se lleva a cabo un Plan de reducción de emisiones, y las emisiones residuales se compensan a través de los mecanismos de compensación reconocidos.

Materiales de construcción y huella de carbono

Respecto a los materiales de construcción, para reducir las emisiones de carbono, es necesario utilizar el máximo número de materiales reciclados (y reciclables). Además, con el fin de evitar la fabricación de nuevos materiales y la generación de residuos, se deben usar piezas fáciles de desmontar. En obra nueva, reutilizar materiales de un edificio, optar por productos con contenido reciclado o apostar por una rehabilitación antes que obra nueva, es una de las principales estrategias para reducir la huella de carbono de un proyecto. Lo mismo aplica cuando el edificio llega al final de su vida útil.

Cuando decimos que el ‘Carbon control’ es un paso más hacia la sostenibilidad, incluimos aquí las certificaciones ‘Cradle to Cradle’ y la utilización de material reciclado en la construcción y en especifico en el sector de las ventanas, puertas y fachadas, la utilización de aluminio reciclado.

La Certificación ‘Cradle to Cradle’ consiste en un sistema que fomenta la innovación en artículos sostenibles mediante una metodología en la que se tienen en cuenta factores de la salud material, la reutilización de los materiales o el uso de las energías renovables.

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Ya no solo se tiene en cuenta de un artículo su apariencia o funcionalidad, además también se valora su impacto sobre el medioambiente, la salud y su poder de reutilización promoviendo la economía circular.

Existen cinco niveles: básico, bronce, plata, oro y platino. Su finalidad es que una empresa pueda mejorar su producto según pase el tiempo.

Se tienen en cuenta algunos aspectos a la hora de la evaluación de los productos como:

  • Salud material: se controla que los componentes químicos que los productos contengan sean positivos y se alerta de eliminar o reemplazar cualquier componente que conlleve riesgos altos;
  • Reutilización de materiales: cuando el producto es recuperado después del uso que le haya querido dar el cliente, se deben identificar los materiales aptos para su reutilización. Los materiales se pueden reutilizar como materias primas en el proceso de producción y fabricación o como nutrientes de origen biológico;
  • Utilización de energía renovable: uno de los principios fundamentales de la certificación ‘Cradle to Cradle’ es el uso de la energía solar, es decir, principalmente renovable. Es la opción de que las empresas que fabriquen productos y realicen actividades bajo esta certificación garanticen impactos positivos tanto a la salud como al entorno;
  • Gestión del agua: es importante que las organizaciones que siguen este camino utilicen el agua como un recurso valioso y de un modo responsable. Además, se tienen que encargar de que los vertidos de las industrias a los ríos sean lo más limpios posibles;
  • Responsabilidad social: finalmente, estas organizaciones deben demostrar valores y principios con las relaciones entre el personal laboral. Las empresas que quieren ser sostenibles y responsables de su cadena de suministros deberán cumplir dichos principios.
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Por otro lado, el reciclaje del aluminio es un aspecto ambiental importante de los sistemas de ventanas y fachadas de aluminio. El reciclaje de aluminio tiene dos ventajas principales. Por un lado, el valor de chatarra del aluminio es tan alto que el reciclaje es comercialmente atractivo; este es también un factor decisivo para asegurar que este valioso recurso permanezca en el ciclo económico. Por otro lado, el uso de chatarra de aluminio solo requiere el 5% de la energía y los gases de efecto invernadero necesarios para producir aluminio a partir del mineral y esto tiene un impacto considerable en la huella ambiental de este metal. Estos beneficios económicos y ambientales del reciclaje de aluminio han llevado a que las políticas de reciclaje se implementen ampliamente en los principales mercados donde se utiliza aluminio: en el sector del transporte, en la construcción, la ingeniería mecánica y la ingeniería eléctrica, con tasas de reciclaje de alrededor del 95 %.

Desde una perspectiva ambiental, existen dos enfoques para el reciclaje: RMC (contenido de metal reciclado) y reciclaje al final de su vida útil. RMC tiene como objetivo aliviar la carga sobre el medio ambiente y considera que los productos que contienen un alto porcentaje de material reciclado son altamente ecológicos. Al comparar productos, un mayor porcentaje de material reciclado significa un producto más ecológico. Aunque esta mentalidad es bastante fácil de entender, no se aplica lo suficiente a metales como el aluminio, que puede reciclarse infinitamente sin pérdida de calidad, y para los que la demanda de chatarra supera la oferta.

En vista de lo anterior, solo un aumento en el reciclaje conduce a un ciclo de producción optimizado. Porque solo de esta manera se puede reciclar más aluminio, con un ahorro concomitante de energía y recursos (reciclaje al final de la vida). Una gran proporción del aluminio fabricado está presente en productos de larga duración que no regresan como chatarra en el proceso de producción durante décadas; en el sector de la construcción, a menudo no durante 50 o 60 años, o incluso más.

Las cantidades de retorno anticipadas de los productos usados no cubrirán la demanda de aluminio en los próximos años y décadas, por lo que el porcentaje actual de material reciclado en los productos de aluminio no se puede aumentar en el corto plazo.

La cantidad de aluminio reciclado disponible para perfiles de ventanas y fachadas es actualmente de aprox. 30 - 40%. Esto equivale a aproximadamente 1/2 chatarra proveniente del consumo del usuario final (posconsumo) y 1/2 de la chatarra proveniente de la industria/fabricación (preconsumo). Es técnicamente imposible obtener tasas de reciclaje por encima de estos porcentajes por falta de material disponible, lo que significa que suministrando un 70, 80 o 90% de aluminio reciclado para un determinado edificio significa que en otros proyectos esta tasa bajará a los 0, 10 o 20%, ya que no es factible tasas tan altas sí no existe disponibilidad de materias primas y eso es fundamental tenerlo en cuenta a la hora de la prescripción o concepción de los requerimientos de un determinado proyecto de un edificio. El 75% de todo el aluminio producido desde el inicio de su producción industrial todavía está en uso.

La ‘Aluminium Stewardship Initiative’ (ASI) es un establecimiento de estándares y una organización de certificación que reconoce y fomenta la producción responsable, abastecimiento y administración del aluminio. ASI está desarrollando un programa de certificación a través de una entidad independiente para garantizar la sostenibilidad y los principios de derechos humanos están cada vez más arraigados en la producción, uso y reciclaje de aluminio. Al hacerlo, ASI sigue buscando un compromiso con las entidades comerciales y partes interesadas en la cadena de valor del aluminio de todo el mundo.

El estándar de desempeño de ASI cubre temas críticos para toda la cadena de valor del aluminio, incluida la gestión de la biodiversidad en la minería, los derechos de los pueblos indígenas, las emisiones de gases de efecto invernadero, la gestión de residuos y la administración de materiales. Un estándar de cadena de custodia también se ha desarrollado, vinculando la producción responsable con el abastecimiento responsable y soportando un mayor énfasis en la sostenibilidad en las prácticas de contratación de proveedores.

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Hay cuatro principios básicos en la iniciativa ASI:

  • Evaluación del Ciclo de Vida Ambiental: la entidad evaluará los impactos del ciclo de vida de sus principales líneas de productos para las que se considera o utiliza el aluminio;
  • Diseño del producto: la entidad, cuando se dedique a la semifabricación, conversión de materiales y/o fabricación o venta de bienes de consumo/comerciales que contengan aluminio, deberá integrar objetivos claros en el proceso de diseño y desarrollo de productos o componentes para mejorar la sostenibilidad, incluidos los impactos ambientales del ciclo de vida. del producto final;
  • Chatarra de aluminio: la entidad minimizará la generación de chatarra de proceso de aluminio dentro de sus propias operaciones y, cuando se genere, destinará el 100% de la chatarra para recolección, reciclaje y/o reutilización. Habrá que separar las aleaciones y grados de aluminio para su reciclaje;
  • Recogida y reciclaje de productos al final de su vida útil: finalmente, la entidad implementará una estrategia de reciclaje, incluyendo cronogramas, actividades y objetivos específicos y se comprometerá con los sistemas de recolección y reciclaje locales, regionales o nacionales para respaldar la medición precisa y los esfuerzos para aumentar las tasas de reciclaje en sus respectivos mercados para sus productos que contienen aluminio.

Conclusiones

Como conclusión, hay que tener en cuenta que la sostenibilidad depende de varios factores y el control del carbono va mucho más allá de la reducción de las emisiones de CO2. El Pacto Verde Europeo cambia por completo los requisitos de la industria y los edificios deben optimizarse para el CO2, por lo que la neutralidad en carbono debe lograrse para 2030.

Ya se están realizando varias actuaciones, entre ellas el reciclaje del aluminio, especialmente después de su consumo, aunque limitado por el aluminio disponible, según se rehabiliten o desmonten edificios, el uso de aluminio bajo en carbono o neutro, las distintas certificaciones como ‘Cradel to Cradle’, BREAM, DGNB o LEED y finalmente la iniciativa ASI, que cada vez cuenta con más miembros y busca un programa de certificación basado en estándares de desempeño y cadena de custodia en la producción responsable de aluminio.

Es fundamental aunar esfuerzos y reducir de forma inmediata la huella de carbono en la producción y los servicios que ofrecen las empresas de nuestro sector, de cara a alcanzar pronto la neutralidad en CO2 y el cumplimiento de los objetivos definidos por la UE.

Referencias

  • www.carboncontrol.com
  • www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/mitigacion-politicas-y-medidas
  • Gómez González, Soledad; Reduciendo la huella de carbono de las tecnologías de la información y la comunicación
  • Schneider, Heloísa; Samaniego, Jose Luís; La huella del carbono en la producción, distribución y consumo de bienes
  • https://www.aenor.com/certificacion/medio-ambiente/huella-carbono-producto
  • www.schueco.com/carboncontrol-en
  • www.european-aluminium.eu

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Schüco Iberia, S.L.

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