Entrevista a Ignacio Arís, licenciado químico experto en diseño de morteros y hormigones
Usted es un experto en hormigones, su trabajo se debe haber resentido en los últimos años ¿cómo ve el mercado de la construcción y las obras públicas?
El mercado de la construción está sintiendo la crisis profundamente. El recorte de gasto público tendrá un fuerte efecto negativo en el mercado de obras públicas, que es lo poco que se estaba moviendo actualmente. Pero la falta de liquidez impide que este sector prospere adecuadamente. Si el Gobierno no invierte en el país, este no puede recuperarse.
¿Prevé una recuperación en los próximos años?
Indudablemente el mercado se recuperará, pero lentamente, por desgracia. Hay que ser conscientes de que fábricas de prefabricados para obra civil han despedido al 70% de sus trabajadores. La realidad es que o se invierte o el país no va a ser capaz de arrancar.
¿Mejorar el rendimiento de los hormigones puede ayudar a ahorrar dinero a las empresas?
Sí, y mucho. Emplear hormigones muy bien diseñados conduce a hormigones de alta resistencia y durabilidad, que pueden disminuir los costos de forma notable. Por ejemplo, si los pilares que aguantan una casa están fabricados con un hormigón que tiene una resistencia a compresión de 250 kg por centímetro cuadrado, y empleamos un hormigón de 500 kg/cm2 de resistencia necesitaremos tan solo la mitad de cm2 de hormigón para construir el pilar (pandeos aparte).
¿Cuáles son las últimas novedades en materiales en las grandes construcciones civiles?
Podemos encontrar varias, pero dos de las principales son el filler calizo y los nuevos superfluidificantes en la fabricación de hormigones autocompactos. Estos hormigones poseen una gran compacidad y durabilidad y generan grandes ahorros de costos a las fábricas de prefabricados. ¿Por qué razón? Muy sencillo, en la formulación se reduce mucho la relación agua / cemento, lo que provoca que aumenten las resistencias, pudiendo dosificar menos cemento y sustituir sus finos por filler calizo. Lo cual resulta una tercera parte más económico. En la fabricación, se rebaja mucho la mano de obra al eliminarse la vibración y la gente que la realiza. Por lo tanto, el ahorro es doble.
Interesante, pero ¿se puede aumentar la resistencia de un material como el hormigón sin que perjudique su durabilidad en el tiempo?
La durabilidad de un hormigón depende, en gran parte, de su compacidad. Cuando más compacto sea, más impermeable resultará, con lo que se dificultará la penetración de sustancias nocivas como el agua. Otro ejemplo: hace muchos años se construyeron unos canales para el transporte de agua en Los Monegros. Ese es un terreno selenitoso (con altas proporciones de yeso). El agua que filtraba a través del hormigón no impermeable de las canales disolvía los sulfatos del yeso y el agua saturada de dichas sales atacaba al hormigón, produciendo etringitta secundaria (sulfoluminato tricálcico) que produce expansión, agrietamento, rotura del hormigón y la consiguiente pérdida de miles de litros de agua.
Si se hubieran enterado los de Greenpeace...
Pues no es el único caso, porque las corrosiones de las construcciones cercanas al mar se producen a causa de la oxidación del hierro que se produce al penetrar el agua llevando cloruros disueltos. Por eso es tan importante que el hormigón sea compacto y de poros lo más cerrados posible, para evitar la penetración del agua con sales disueltas, además de la carbonatación.
¿La carbonatación? ¿Qué ocurre con ella?
La carbonatación también destruye el hormigón. Ocurre en hormigones porosos donde penetra el CO2, así como la humedad del aire, reaccionando con la cal que se forma en la reacción del agua con el cemento, y que constituye “la reserva alcalina” que protege al hierro manteniendo el pH superior a doce. A ese pH, el hierro está protegido por una capa de óxido ferrosoférrico que lo pasiva e impide su oxidación perniciosa. Al reaccionar el CO2 con el agua y la cal, esta se va consumiendo, descendiendo el pH y al llegar a 8-9, el óxido pasivante se transforma en el óxido férrico (el óxido común) que crea una expansión entre 2 y 6 veces su volumen. Eso, lógicamente, agrieta y descompone el hormigón.
Por tanto, ¿es preferible limitar los excesos de agua en el hormigón?
Por supuesto. A los operarios de las empresas que asesoro les digo siempe (medio en serio medio en broma) que “el que se pase con el agua, se gana una colleja en el occipucio”. (Nos reímos y luego él añade) Es la manera de que recuerden que la relación agua / cemento debe ser la adecuada.
Volviendo al tema de los nuevos materiales para la obra civil ¿Qué le parece el nuevo hormigón translúcido? ¿Hay alguna novedad similar en el mercado?
El hormigón traslúcido, en estos momentos, es puramente una curiosidad, por su alto precio. Está constituido por un hormigón al que se le incluyen mallas de fibras ópticas de un diámetro de entre 2 micras y 2 milímetros. Eso provoca que la luz atraviese el muro de hormigón, y pueda iluminar el interior de la casa. Por tanto, puede ser una gran ayuda en el ahorro eléctrico durante el día, aunque por su alto precio, todavía no es un producto rentable para la inmensa mayoría de la gente.
A nivel acústico, ¿cuáles son los materiales más apropiados para la construcción y la obra pública?
Se emplean tradicionalmente las fibras de vidrio y las placas de espumas de poliestireno (porex) y poliuretano, mezclándolas en las placas de hormigón, que tienen mucha efectividad, a un precio asequible, pero debilitan la placa. Para solucionar eso, últimamente se están empezando a desarrollar los hormigones con bolas de porex y de arcilla expandida, cuya resistencia a la tracción puede aumentarse con la adición de pequeños porcentajes de fibras de vidrio, lo cual refuerza la placa.
¿Cree que debería decirse algo más sobre los materiales modernos que no se haya mencionado en la entrevista?
Siempre serán muy bien recibidos aquellos productos que ayuden a disminuir la relación agua/cemento, porque el exceso de agua es el principal enemigo que tiene el hormigón por la debilitación de resistencias, por el aumento de la porosidad, por la falta de compacidad y de impermeabilidad. El agua que está en exceso no fragua, queda libre, acaba saliendo, dejando huecos en el hormigón que se rellenarán con sustancias agresoras (agua, agua con sustancias disueltas, CO2, etc.) que atacarán la integridad del mismo.
Para terminar, ¿quiere lanzar un mensaje final para el sector?
Durante muchos años se ha despreciado la resistencia a la tracción del hormigón, confiando la misma a la armadura de hierro. Las fibras metálicas y de vidrio nos proporcionan esa resistencia a tracción de la que el hormigón carece. Lo más adecuado es usarlas junto a buenos reductores de agua para obtener hormigones de gran calidad.