El centro dispone de una lavandería cuyo funcionamiento se basa en el uso de tecnologías de identificación por radiofrecuencia (RFID)

La residencia y centro de día Esclat Marina es uno de los cinco centros y servicios que gestiona la Asociación Esclat, una entidad no lucrativa que persigue el desarrollo y la inclusión familiar y social de las personas que padecen parálisis cerebral y otras discapacidades similares.

El equipo de dirección y coordinación de la residencia Esclat Marina, emplazada en pleno corazón del “futuro” barrio barcelonés El Prat Vermell, ha abierto las puertas del centro para recibir una visita poco habitual. Dos representantes de Jungheinrich, una de las empresas líderes a nivel mundial en el sector de la logística, la manutención y el flujo de materiales, han acudido para conocer de primera mano cómo se llevan a la práctica los valores que sostienen la lucha contínua de la Asociación Esclat por mejorar la calidad de vida de las personas dependientes.

La decoración de la recepción alertaba a los visitantes acerca de la inminente celebración de una fiesta con motivo de la noche de Halloween. Uno de los miembros del staff del centro señala a los residentes como autores de las figuras en papel maché que simulan brujas, calabazas, murciélagos y lápidas, y que cobraron forma en un taller de manualidades. El recorrido por las instalaciones de Esclat Marina traslada al grupo hasta una sala de fisioterapia, donde los profesionales de Esclat trabajan, mediante diversas técnicas y aparatos, la estimulación neuromuscular, la movilidad y el equilibrio, y tratan de corregir patrones posturales patológicos de los pacientes.

La residencia Esclat Marina ofrece 50 plazas residenciales y 30 más en el centro de atención diurna, de las cuales actualmente 20 quedan vacantes. Y cuenta con un equipo de 50 personas, entre profesionales y voluntarios quienes, organizados por turnos, procuran atención a todos los residentes, las 24 horas del día, todos los días del año. Además de echarles una mano con sus rutinas diarias y de dirigirlos en sus actividades terapéuticas (natación, hidroterapia, hipoterapia o terapia asistida con perros, entre otras), no les quitan ojo de encima durante el desarrollo de los talleres y actividades de ocio. En especial aquellas que se llevan a cabo fuera de las instalaciones de Esclat Marina.

La ropa se distribuye en la cubeta que corresponde a cada residente, sin que se pierda ninguna prenda por el camino.

El centro dispone de una lavandería cuyo funcionamiento se basa en el uso de tecnologías de identificación por radiofrecuencia (RFID), desarrolladas por el departamento de R+D+I del centro ocupacional Esclatec. Estas tecnologías especializadas han permitido aplicar una logística precisa y muy fiable para rastrear la ropa de los residentes. Cada prenda incorpora una etiqueta RFID que, al pasar por el lector, identifica automáticamente al propietario de la prenda. De este modo, la ropa se distribuye en la cubeta que corresponde a cada residente, sin que se pierda ninguna prenda por el camino. Además de seguir la pista a la colada en todo momento, con este equipamiento de última generación, es posible conocer el historial de la prenda y tener una trazabilidad de prácticamente el 100%. Y, por otro lado, la domótica del sistema hace posible que personas con discapacidad puedan gestionar la lavandería sin requerir apoyo externo.

En la sala multisensorial, en el sótano del edificio, se llevan a cabo sesiones de trabajo con psicólogos, fisioterapeutas y logopedas. El objetivo es desarrollar habilidades vitales y básicas de los pacientes y avivar sus sentidos y sus capacidades de interacción con el entorno a partir de estímulos externos. Para fomentar dichos estímulos, el equipo de Esclat tiene a su disposición un conjunto de técnicas, equipos y materiales con los que trabajar, como tubos de burbujas activos, manojos de fibras ópticas, un colchón de agua, un proyector de imágenes, un panel táctil, un balancín o lanza-burbujas, entre otros. Tal y como apunta Jordi González, Director de la residencia y centro de día Esclat Marina, estos elementos permiten trabajar ámbitos como la movilidad y la comunicación de los residentes.

La sexoafectividad entre personas con parálisis cerebral es un tema que la asociación viene trabajando desde hace años, como parte de su trabajo integrador y normalizador, y que trata de evitar un posible aislamiento emocional y social.

Todas las habitaciones de la residencia están domotizadas y cuentan con lavabo adaptado. Esclat Marina ha sido concebida como una residencia con habitaciones individuales para garantizar la privacidad y la intimidad de los usurios, y también con habitaciones dobles, para poder acoger a posibles parejas que se formen o bien que vengan a vivir. La sexoafectividad entre personas con parálisis cerebral es un tema que la asociación viene trabajando desde hace años, como parte de su trabajo integrador y normalizador, y que trata de evitar un posible aislamiento emocional y social. “Con Esclat Marina, hemos apostado por la construcción y puesta en marcha de una residencia pensada y centrada en la persona, ajustándonos a las demandas directas de nuestros usuarios y usuarias”, explica Jordi González.

El grupo desciende por una rampa que conecta cada una de las seis plantas del edificio y que es, junto con el ascensor, la vía principal que utilizan los residentes para desplazarse por su interior. Un grupo de diez jóvenes afectados por parálisis cerebral está realizando un taller en una sala acristalada. Ocupan 10 de las 30 plazas disponibles en centro de día. Lo cierto es que el centro está preparado para acoger a 20 personas más, pero el hecho de que queden plazas por cubrir es una cuestión de permisos y trámites, y de subvenciones que han dejado de percibirse debido a las políticas de austeridad y recortes. Así lo explica Lola de la Fuente, Directora General de Esclat: Por todo ello, las donaciones de particulares y empresas que comulgan con los principios de Esclat se han vuelto “imprescindibles” –enfatiza Lola- para poder sobrevivir y mantener la calidad del servicio.

La actual coyuntura de crisis económica no sólo no ha motivado la reducción de las contribuciones económicas con fines sociales por parte de Jungheinrich, sino que éstas se han incrementado. El director gerente de Jungheinrich, Dirk Mirovsky, explica el posicionamiento de la compañía en el ámbito de la acción social: “Este es un momento crítico para muchas familias, pero especialmente para aquellas personas dependientes o en riesgo de exclusión social. Por ello creemos en la responsabilidad de facilitar a las personas discapacitadas el acceso al mundo laboral y ofrecerles las herramientas para un desarrollo normalizado que permita mejorar su calidad de vida y asegurarles un futuro independiente”.

Los valores de Jungheinrich están plenamente alineados con la labor social realizada por la Asociación Esclat, por lo que la compañía ha apostado por generar sinergias con entidades de esta índole e integrarlas en su estrategia de Resposabilidad Social Corporativa (RSC). Recientemente Jungheinrich ha colaborado con la Asociación Eclat, Cruz Roja, el Banco de Alimentos, la ONG Action Medeor o la Asociación Trace.

El tour llega a su fin, y atrás quedan ya las brujas, las calabazas y los murciélagos. Hoy los representantes de Jungheinrich se llevan una pequeña muestra del excelente trabajo que realizan los profesionales de Esclat Marina para preservar la dignidad y mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas con discapacidad. Porque, tal y como planteaba Lola de la Fuente en un momento de la visita, “¿podemos salir de la crisis dejando atrás a quienes más necesitan nuestra ayuda?”

Mirovsky: "Creemos en la responsabilidad de facilitar a las personas discapacitadas el acceso al mundo laboral y ofrecerles las herramientas para un desarrollo normalizado que permita mejorar su calidad de vida y asegurarles un futuro independiente”.