Sostenibilidad, un valor de futuro
18 de junio de 2012
La situación actual de crisis económica pone de manifiesto el auténtico liderazgo de las compañías en cuanto a compromiso social y RSC se refiere. En época de desarrollo y bonanza la involucración empresarial en medidas para el cuidado del medio ambiente resulta más viable y positiva que en el momento presente. La utilización de técnicas de limpieza sostenibles fomentadas a través del aprovechamiento de los recursos y la generación de elementos no contaminantes es un aliciente para que las empresas del sector limpieza, o aquellas que siendo otro su negocio, externalizan este servicio, se conviertan en un referente en esta materia.
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La verdadera práctica de RSC de una organización es aquella que incluye en su estrategia el desarrollo sostenible de forma constante mientras que se responsabiliza con todo su equipo y asociaciones que inculcan estos hábitos.
Cualquier tipo de empresa y sector puede desempeñar este tipo de iniciativas. El sector de la limpieza es uno de ellos. La apuesta por el uso de técnicas de limpieza responsables mediante el aprovechamiento de recursos y la generación de elementos no contaminantes ayuda a las empresas a convertirse en un referente en esta rama. Además, de esta forma, los propios clientes también se benefician al adquirir ellos ese reconocimiento, por lo que la rentabilidad por tanto es recíproca.
La limpieza de las compañías implica un gasto de agua y la eliminación de residuos por lo que se considera una de las actividades críticas dentro de la eficiencia energética, de recursos y eliminación de residuos de las organizaciones. Para llevar a cabo estos retos la prioridad es ofrecer calidad y respeto hacia el medioambiente en los servicios prestados a los clientes y, por consiguiente, a la sociedad. Las tareas para alcanzar un compromiso social se llevan a cabo a través de la utilización de productos eficaces y respetuosos con la naturaleza. En este sentido, algunas de las técnicas utilizadas y que llamamos “responsables” por el compromiso social que comportan, son el empleo de la microfibra –sistema eficaz que reduce el consumo de agua tanto en limpieza en seco como humedecida–y la ozonización –en la que se eliminan las moléculas de los malos olores y los agentes microbiológicos-.
Pero uno de los argumentos más conmovedores es que la RSC no solo denota responsabilidad hacia el planeta o la sociedad (por importante que sean estos aspectos). A veces hay que convencer, y convencerse, en las empresas con argumentos como los costes de explotación, marketing, rentabilidad comercial. Lo cierto es que a través de los procedimientos mencionados se ha demostrado que la puesta en marcha de iniciativas de RSC con las que se consiguen disminuir el impacto medioambiental ayudan en gran medida a la mejora de los recursos de las organizaciones.
Algunos de los requisitos para cumplir con nuestro entorno en la limpieza de edificios y locales son la minimización de los residuos generados mientras que se consigue una gestión adecuada de los mismos. A ellos, hay que incluir además el empleo del agua de forma adecuada así como de las materias primas, los detergentes, la energía, etc. El sector de la limpieza necesita y demanda soluciones prácticas, reales y activas para conseguir ser referente en materia medioambiental. La proactividad en esta área es una actitud necesaria para alcanzar un reconocimiento y llegar a posicionarte frente a la competencia. Para ello es necesario contar y aplicar un modelo de gestión de limpieza integral. Para ello, el conocimiento unido a la profesionalidad de los integrantes de las compañías y al servicio prestado garantizará una mayor rentabilidad de los servicios.
El consejo, cumplir con las actuaciones detalladas anteriormente ayudarán a cualquier empresa en el desarrollo sostenible para que las generaciones venideras puedan obtener un futuro adecuado, tanto propias como de sus clientes.