La compañía de productos de limpieza inauguró el primer almacén íntegramente robotizado en Canovelles (Barcelona)
3 de diciembre de 2010
El pasado septiembre, la empresa familiar catalana KH Lloreda inauguró su nueva planta logística situada en el polígono Can Castells del municipio barcelonés de Canovelles, donde también se encuentran las oficinas y la fábrica de la compañía. Esta planta, íntegramente robotizada y equipada con la última tecnología RFID, cuenta además con una patente tecnológica desarrollada totalmente por KH Lloreda y que permite que la carga de camiones se realice automáticamente sin que ninguna persona toque el producto. Otra innovación tecnológica desarrollada en colaboración con un proveedor hace posible asimismo posible la automatización del proceso de picking.
El desarrollo de este proyecto ha supuesto la intervención de más de 150 profesionales externos y una inversión de 9 millones de euros. Pero la empresa no tiene prisa por amortizar esta inversión. En palabras de su gerente, Josep Maria Lloreda, “no tenemos que rendir cuentas a ningún accionista. La amortización se hará a largo plazo porque entendemos que esto es futuro para nuestra empresa”.
KH-7, fórmula profesional
El origen de KH Lloreda se remonta a 1949, cuando Jaume Lloreda, padre del actual presidente, fundó la compañía de recubrimientos metálicos. En 1977 se creó KH-7, cuya fórmula es de origen profesional, ya que fue creada para uso interno para desengrasar piezas de joyería, orfebrería y electrónica, entre otros materiales. Es una fórmula pensada para no estropear los materiales y ser, al mismo tiempo, muy efectiva en todo tipo de grasas. Comprobada su eficacia, se comercializó el producto en el mercado profesional y, posteriormente, en el de gran consumo.
En 1994, cuando Josep Maria Lloreda se hizo cargo de la empresa familiar, se realizó un cambio estratégico de la actividad: a partir de aquel momento se focalizaría en la fabricación y comercialización de productos de limpieza para el hogar y el sector industrial, dejando atrás los recubrimientos metálicos y dando paso a la empresa tal y como se conoce ahora. La fórmula original creada en 1977 ha sido ligeramente modificada con el tiempo para adaptarla a las nuevas necesidades de los consumidores, siguiendo siempre estándares medioambientales sin renunciar a su nivel de eficacia. Actualmente cuenta con una cuota del 62% y está presente en el 23,8% de los hogares.
KH Lloreda cuenta hoy con una plantilla de 82 personas con una edad media de 38 años y altamente cualificada, el 62% de los trabajadores tienen estudios superiores. En la última década la empresa ha apostado por invertir su capital humano en los puestos de más valor añadido. Cabe destacar que el 50% de los directores de la compañía son de promoción interna.
Trabajo en equipo y bien hecho
El equipo de KH Lloreda definió en 2002 los valores corporativos de la compañía y se han consolidado en los últimos años en todas las áreas de gestión de la empresa: trabajo en equipo y trabajo bien hecho, compromiso e innovación.
El modelo de gestión ha sabido incorporar innovaciones en la gestión y en la producción que han llevado a la compañía a conseguir una sólida posición en el mercado de la droguería, un mercado controlado por grandes multinacionales. Tiene implantado un Sistema Integrado de Gestión en el que se integran los aspectos de calidad, medio ambiente y seguridad y salud. Cada una de estas áreas se ha desarrollado a partir de la implantación y certificación de normas de referencia como la ISO 9001, desde 1998 (calidad); la ISO 14001, desde 2002 (de medio ambiente); y la OHSAS 18.001, desde 2004 (seguridad y salud).
En cuanto al entorno, KH Lloreda trabaja desde hace años para minimizar el impacto ambiental de su día a día tanto desde la propia actividad industrial como desde sus propios productos. Por ello, KH-7 Quitagrasas ha sido el primer producto español en su categoría en conseguir la etiqueta ecológica europea que certifica que es un producto altamente respetuoso con el medio ambiente. Actualmente, cuatro de los productos de KH Lloreda tienen la Ecolabel: KH-7 Quitagrasas, KH-7 Quitagrasas Cítrico, KH-7 Vitro Crema y KH-7 Vitro Espuma. En 2009, más del 87% de las unidades vendidas llevaban este distintivo. “Apostando por el ecoetiquetaje europeo, nos aseguramos que ni nosotros como fabricante ni nuestros consumidores finales contaminamos”, según el presidente de KH Lloreda.
Otras iniciativas desarrolladas en el propio proceso han permitido crear una empresa más sostenible. Algunas de estas iniciativas son: reutilización de las aguas de limpieza, reducción del gramaje en los envases y embalajes y unificación de materiales. Asimismo, desde 1996 la línea de producción de la compañía funciona sin depuradora. En palabras de Josep Maria Lloreda: “¿Cómo se entiende una empresa de detergentes sin depuradora? Pues porque reciclamos el 100% de las aguas residuales y las reutilizamos para nuestros productos”.
El compromiso con el entorno social más cercano forma parte de la filosofía de la compañía. En este sentido, la empresa participa en diferentes jornadas de formación a estudiantes y entidades, patrocina y hace de mecenas de entidades culturales y deportivas y participa en distintos foros, además de trabajar de forma continua con una asociación de personas con discapacidad. Esta política le ha valido varios reconocimientos de organizaciones como Fidem, Pimec o Conética entre otras. “Desde 2001 hacemos colaboraciones con la Universidad, porque entendemos que es una manera de hacer futuro. Si las empresas ayudamos a formar personas que después entrarán a trabajar con nosotros, alcanzamos este equilibrio”.
KH Lloreda colabora también activamente con el deporte. Una de sus colaboraciones históricas es con el Club Balonmano Granollers. Además col·labora también con muchas disciplinas vinculadas al motor: patrocinando al piloto Nani Roma, el equipo KH-7 que compite en la categoría de camión 6x6 que participa en el Dakar.
La empresa también es pionera en la aplicación de normativas y recursos que mejoran la conciliación de la vida familiar y laboral de sus trabajadores y que contribuyen al incremento de su motivación y satisfacción. Algunas de estas medidas son la creación de una guardería para los hijos de los trabajadores desde 2004, el establecimiento de horarios flexibles, el cubrimiento del cien por cien de la nómina durante 10 días de baja anuales por una causa diferente al accidente laboral, la realización de estudios de clima laboral para la mejora continuada y el diseño de un plan de acogida y un Código Ético que recoge la forma de ser y de hacer de la empresa y de sus trabajadores.
“Innovar no es solo cambiar la etiqueta”
Pero si KH Lloreda basa su éxito en alguno de sus valores corporativos es en el de la innovación, una constante en cada decisión y actuación de la compañía que se transmite desde la dirección a cada uno de los trabajadores. La empresa destina gran cantidad de recursos humanos y económicos a desarrollar nuevos sistemas y tecnologías que mejoren los procesos productivos y la gestión integral de la compañía. “Invertimos un 3% de nuestra facturación en el departamento de I+D, con casi el 11% de la plantilla dedicada a innovación controlada y todo el resto a innovación espontánea”, comenta Lloreda. La última iniciativa para fomentar la innovación en la organización son los ‘Innovas’, sesiones grupales donde dos personas formadas en técnicas creativas utilizan diferentes métodos creativos para que un grupo mixto de colaboradores encuentren soluciones innovadoras a distintas necesidades de la empresa abordándolas desde un nuevo enfoque, aunque son muchas las iniciativas llevadas a cabo en esta área.
Estas mesas de innovación, introducidas en la compañía en 2009, y la nueva planta íntegramente automatizada son las últimas acciones de KH en pos de la innovación, aunque KH tiene un largo historial en este sentido. Ya en 1988 la empresa desarrolló los primeros robots para automatizar sus baños de recubrimiento de metales. “De seis líneas que teníamos, cuatro ya iban robotizadas” señala el presidente de la compañía. En 2002 se introdujo el llamado ‘Día del Consumidor’, en el que absolutamente toda la plantilla sale a la calle para observar los puntos de venta de sus productos y recoger las impresiones de los consumidores. Como afirma Josep Maria Lloreda: “De este día salen muchas sugerencias de mejoras en el producto, su calidad o su aspecto”. Además de estos estudios de mercado, en 2004 se creó el laboratorio de ‘Sensaciones’, para poder evaluar la experiencia de uso de los productos de la marca por parte del consumidor. Además, desde 2005 la compañía cuenta con un servicio telefónico gratuito de atención al consumidor para dar respuesta inmediata a consultas de los consumidores. Con algunos usuarios de este servicio, KH Lloreda ha realizado acciones especiales para mejorar algunos de sus productos.
La innovación tecnológica también forma parte de la cultura de la empresa. En 2003, la compañía introdujo otra innovación en su cadena de producción: se empezó a fabricar el producto dentro del propio envase, no en reactores: “KH-7 nace dentro de la propia botella donde se inyecta”. Y en 2006, cuatro años antes de la puesta en marcha del nuevo almacén, donde todo va etiquetado con RFID, KH Lloreda ya introdujo la radiofrecuencia en su ERP.
“Hoy en día todo el mundo presume de ser innovador —añade Josep Maria—, pero cambiar la etiqueta no es innovar; innovar es hacer un cambio mucho más profundo”.