El lavado de manos de 20 segundos, una forma sencilla de prevenir enfermedades contagiosas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió el pasado mes de julio una “emergencia de salud pública internacional” por el brote de ébola del último año en la República Democrática del Congo. Se estima que más de 3.000 personas se han contagiado y, de éstas, 2.000 han muerto como consecuencia de la enfermedad, caracterizada por síntomas como fiebre, sangrado, vómitos y diarrea.
Aunque el riesgo de llegada y transmisión de la enfermedad en Europa es bajo, según el European Centre for Diseases Prevention and Control (ECDC), la globalización, los viajes y los transportes son un factor de riesgo para la expansión de estas epidemias. Ya en el anterior registro de la epidemia se dieron casos de contagio en Reino Unido, Italia y en España.
Aún con todos los protocolos de actuación respecto a esta enfermedad, activados por parte de las autoridades sanitarias, la prevención y el lavado de manos sigue siendo la medida más eficaz para impedir su contagio. Desde Rentokil Initial, Joaquín Atienza, director general, añade: “El lavado de manos es una medida fundamental para la prevención de cualquier enfermedad, pero no basta con el agua, son necesarias soluciones antisépticas o un simple jabón y mantener un especial cuidado antes y después de cocinar, comer, o usar el baño”.
Desde la multinacional insisten en que un adecuado lavado de manos debería de durar al menos 20 segundos; se debe mojar toda la superficie de las manos hasta las muñecas, aplicar el jabón y frotar las palmas, el dorso, los dedos y las muñecas para proceder al aclarado con agua y el secar muy bien, ya sea a través de una toalla de un solo uso o de una máquina secadora de alto rendimiento.
Ante los síntomas de una enfermedad contagiosa, se recomienda taparse la nariz y la boca al estornudar y toser con el dorso de la mano o acercando la cara a la parte interior del codo. También es importante usar pañuelos desechables.
Las oficinas y los espacios públicos de mucho tránsito, como los aeropuertos, deben ofrecer soluciones para garantizar la higienización de manos de sus usuarios y así impedir que se produzcan casos de contaminación cruzada y se creen problemas de salud pública y absentismo laboral. Dispensadores de soluciones en base a hidroalcohol, colocados en puntos estratégicos, han demostrado ser efectivos para impedir el contagio.
Si el producto que se ofrece va a ser compartido por varios clientes -como en las empresas de alquiler de coches, por ejemplo- es importante garantizar a los clientes la posibilidad de higienizarse las manos antes de proceder a su uso. Lo mismo aplica al compartir objetos personales como ordenadores o teléfonos móviles, que suelen acumular gran cantidad de bacterias por su contacto continuo con las manos.
Al usar escaleras mecánicas o frecuentar medios de transporte públicos, como metro y autobuses, además de la higiene habitual, se recomienda reducir al mínimo el contacto con pasamanos y pomos de puertas, que suelen estar expuestos al tráfico de personas.