El intrusismo en el mercado de la limpieza profesional
El sector de la limpieza es uno de los ámbitos profesionales donde actualmente se está detectando un aumento más acusado de los casos de intrusismo y piratería. Las consecuencias de este fenómeno ‘intrusista’ son varias y todas ellas conducen a empeorar la situación de un sector ya muy tocado por la crisis.

Guerra de precios
La primera consecuencia de la propagación de la plaga del intrusismo en el sector está siendo el establecimiento de una guerra de precios suicida que está llevando a muchas empresas del sector a no poder cubrir los costes mínimos de salarios y seguros sociales a sus empleados. Ante esta situación, los más perjudicados están siendo los propios trabajadores que se ven obligados, por pura subsistencia, a aceptar condiciones de contratación precarias y salarios que no se corresponden con los establecidos en los convenios del sector limpieza, y también las empresas y autónomos que desde la legalidad y la transparencia intentan mantenerse en un mercado en el que los potenciales clientes ya no están dispuestos a pagar un precio acorde al servicio ofrecido, porque tienen ofertas procedentes desde el mundo del intrusismo que rompen con cualquier lógica de mercado.

La economía sumergida en su máximo esplendor
Cualquiera provisto de un cubo, un cepillo de barrer y un recogedor de basura, sin calificación profesional alguna, sin idea en la aplicación y metodología de las tareas propias de limpieza, se puede lanzar a la calle hoy y ofrecer servicios de limpieza a precios de hace 10 o 15 años. En muchos casos son personas en desempleo que sin haber agotado las prestaciones, mientras continúan cobrándolas, se dedican a estas tareas con dos o tres personas a su servicio que, la mayor parte de las ocasiones ni tan siquiera están dadas de alta. Esta descripción retrata a la perfección la situación actual de un sector en el que la economía sumergida está tomando el mando, mientras que las empresas legalmente constituidas padecen el acoso y derribo desde la competencia ilegal o desleal, y el desprecio de los propios consumidores que con tal de rebajar costes aceptan todo lo que les ofrezcan sin mirar la calidad ni la legalidad, ni la responsabilidad civil subsidiaria que pudiera sobrevenirles ante una reclamación por parte del personal contratado para la prestación de los servicios de limpieza, al contratar servicios prestados por empresas insolventes o particulares que, desde la ilegalidad y la benevolencia de las sociedad consumidora se mantienen o introducen en el mercado de la economía sumergida.

Un sector al límite
La situación de las empresas del sector de la limpieza profesional es de extrema gravedad y en este sector se concentra el principal nicho de economía sumergida y fraude a la seguridad social y a la hacienda pública de este país. La competencia desleal y el intrusismo se han hecho hueco en un mercado tan complejo como éste, con el beneplácito de administraciones públicas, profesionales y particulares que han evidenciado una actitud carente de ética profesional al amparar, tolerar y contratar servicios de limpieza que no reúnen los requisitos mínimos de legalidad y transparencia. ¿Las consecuencias?. El constante y paulatino cierre de empresas legales y transparentes, con el consiguiente ingreso en las listas del paro e cientos de trabajadores.
Sirvan tan solo dos ejemplos para ilustrar la gravedad de la situación:
La asociación de empresas de limpieza de Valencia, Apelva, ha hecho público recientemente un demoledor informe donde sostiene que un 35% de las firmas del sector se encuentra en situación irregular como consecuencia del intrusismo profesional, que se manifiesta en contrataciones ilegales de trabajadores así como en facturaciones en “negro” de cara a abaratar costes laborales y recortar precios en los servicios que prestan a sus clientes. La proliferación de autónomos y pymes en situación anómala y las circunstancias derivadas de las crisis económica han obligado a cerrar a 153 empresas y han motivado la pérdida de de 3.205 empleos en la provincia de Valencia. Ese cese de actividad representa la cuarta parte de las compañías, en su mayoría pymes, cuyos negocios dan trabajo a 16.100 personas, según el censo del último ejercicio.
Por su parte, la Confederación Empresarial de Bizkaia, Cebek, ha denunciado que el sector de la limpieza genera al año alrededor de 18 millones de euros en la economía sumergida vasca; una cifra que ha crecido a raíz de la crisis y que ha contribuido, junto al intrusismo, a que 21 empresas de Bizkaia dedicadas a esta labor se hayan visto abocadas al cierre y el paro del sector supere las 5.000 personas.

Posibles soluciones
Cuando se habla de posibles soluciones todo el mundo gira su atención hacia las distintas Administraciones que pude actuar sobre el tema exigiendo la aplicación de medidas más drásticas contra el fraude fiscal y a la Seguridad Social y acciones más duras contra la contratación ilegal de trabajadores y el intrusismo. Es evidente que se le debe exigir ese papel a la Administración, pero el sector también es consciente que es desde dentro del propio sector desde donde deben generarse las iniciativas oportunas para paliar esta situación.

Una de las medidas, ya puesta en práctica por algunas Asociaciones Profesionales, pero que debería afectar a todo el colectivo sin excepción y con carácter de obligatoriedad, es la de dotar a todas las empresas y trabajadores del sector del Carnet Profesional de la Limpieza; un título que acredite a quien lo posea como profesional o empresa cualificada en el manejo de productos químicos y en el conocimiento de técnicas y aplicaciones en el ámbito de la limpieza profesional.
Otra medida a impulsar de forma general, y ligada a la obtención de este carnet, seria la necesidad obligatoria de participar en una serie de cursillos de formación -impulsados por las propias Asociaciones Profesionales, las Administraciones Públicas, las Cámaras de Comercio o través de un convenio entre dichas Entidades- en las que además de instruir a trabajadores y empresarios en temas técnicos de la profesión, también se educase en cuestiones vinculadas a la prevención de riesgos laborales.
Seguramente el impulso de estas medidas y de otras como el lanzamiento de campañas de comunicación preventivas contra la contratación de personal no cualificado en el ámbito de la limpieza profesional, no serán la solución definitiva contra el intrusismo, pero si que servirán parar conseguir una mayor profesionalización del sector, y que por tanto, sea cada vez más difícil actuar en su nombre al margen de la ley.