El lavado y cepillado de jamones y paletas es necesario en algunas fases del proceso. Después del salado, es preciso eliminar los restos de sal que quedan en la superficie. Si no se realiza correctamente, el producto terminado puede presentar problemas como acortezamientos y cristales de sal. Tras la fase de secado, es habitual la presencia de moho en la superficie del jamón, lo que perjudica su presentación comercial. A veces, no se presta la debida atención a estas operaciones de limpieza, realizándolas de forma manual, lo que genera diferencias entre los jamones y los lotes.
Su avanzado sistema de lavado con agua a presión, mediante rociadores basculantes, cepillado y posterior aclarado, favorece la eliminación uniforme de la sal o del moho en todas las piezas, haciendo estas tareas sencillas y rentables gracias a su gran capacidad de producción y la posibilidad de utilizar el mismo equipo en dos fases diferentes del proceso.
Una vez colocado el jamón en la cinta transportadora, pasa a la cámara de lavado, donde un sistema de rociadores adaptado a la superficie del jamón inyecta agua a presión, arrastrando la sal, que es recogida en un depósito inferior. El agua del lavado se recupera en el circuito, lo que aporta un importante ahorro. Seguidamente, el jamón se cepilla tanto en la cara superior como en la inferior y, posteriormente, pasa a la zona de aclarado con agua de la red. El jamón sale de la lavadora quedando listo para ser colgado.