Entrevista a Francisco Carvajal, presidente de la AEdG
La Asociación Española de Greenkeepers (AEdG) aglutina a los técnicos encargados del mantenimiento de los campos de golf. Además, la entidad creó hace un año la Asociación Española de Groundsman, especializada en campos de fútbol. Hemos querido conocer de primera mano cómo se lleva a cabo el mantenimiento de este tipo de superficies y qué tipo de equipamiento y productos se emplea para ello. Francisco Carvajal, presidente de la Asociación Española de Greenkeepers, nos lo explica.
Háblenos de las particularidades de las superficies deportivas de césped. ¿En qué difieren del césped de un jardín convencional?
La principal diferencia son las variedades de céspedes que se utilizan. En el caso del golf y el fútbol, se tiende a emplear gramíneas de difícil mantenimiento, que hacen que se multipliquen las labores diarias. Por otro lado, no es lo mismo tener presentable un jardín que una superficie de juego para unos deportistas de élite, donde las alturas de juego oscilan entre 3 y 30 milímetros. En el caso del golf, debemos acondicionar perfectamente la superficie de juego todos los días porque así lo exige el cliente.
No es lo mismo…
Eso por no hablar de los grandes torneos. Además, en el caso del fútbol se tiene que presentar una hectárea de césped todos los domingos, con unos 40.000 espectadores de media como críticos, más los que están en casa.
El sector ha evolucionado a lo largo de los años, y con él, la maquinaria para el cuidado del césped. ¿Qué equipos son necesarios hoy para su mantenimiento?
En cualquier sector, la tecnología es fundamental para poder trabajar con mejor criterio y con un menor impacto en el medio ambiente. Todas las máquinas han evolucionado, tanto en motores como en unidades de corte, mantenimiento y ahorro energético. Hoy contamos con grandes avances en sistemas de riego, con estaciones meteorológicas, sensores de humedad, rulos para greens, sopladoras…
¿Y qué puede decirnos de los productos?
En cuanto a los productos fitosanitarios, en cada región de España hay una problemática diferente: no es lo mismo mantener una superficie en la costa, donde habrá mayores problemas fúngicos, que en una zona continental. Pero, en general, el uso de reguladores de crecimiento ha sido el mayor avance en los últimos años.
¿Cuál es la especie más acertada para un campo de fútbol? ¿Y para uno de golf?
Siempre que hablamos de sembrar una variedad es fundamental concretar temperatura, suelos, humedad, calidad del agua para riego y situación geográfica. Pero, en términos generales, para campos de fútbol lo ideal es ‘lolium perenne’ (ray-grass). En zonas mediterráneas, la base debería ser bermuda para poder resistir la complejidad de los crudos veranos. En el caso de los campos de golf, los greens deben ser en general de agrostis y para el resto de superficies de juego dependerá de la climatología, aunque, como en el caso anterior, el ‘lolium perenne’ es lo ideal, y las bermudas, en zonas mediterráneas.
¿Con qué frecuencia se debe regar un campo de fútbol? ¿Y uno de golf?
El riego depende mucho de la estación del año en la que nos encontremos pero, por regla general, en un año con un otoño, un invierno y una primavera con medias normales de registros de agua caída, no es necesario regar. Como es lógico, dependerá de muchos factores como los días de intenso viento, torneos, resiembras… Todo puede hacer cambiar el plan de riego. Hoy día existen sensores de humedad y estaciones de meteorología que nos dan con exactitud el riego adecuado en cada momento.
¿Y en verano?
En verano hay que regar todos los días e incluso apoyar o refrescar con manguera las zonas más específicas. En el caso del fútbol, muy parecido al golf, existe un riego psicológico antes de los partidos y en el descanso.
¿Para qué?
Más que por la planta en sí, es por darle mayor velocidad a la superficie de juego.
¿Qué aspectos debe tener en cuenta el responsable del estado del césped de un campo de fútbol para que éste esté en las mejores condiciones de cara a un partido?
Sin duda, lo más importante para que un partido se desarrolle en condiciones óptimas es la nivelación de la superficie: que esté firme pero no compacto y, por supuesto, que no esté nunca blando. Es muy importante la densidad, el grado de humedad, la siega y la estética.
¿Qué puede decirnos del césped artificial?
El césped artificial tiene su demanda, pero indudablemente no la tiene en el golf y tampoco en el fútbol profesional. En el golf, se emplea en canchas de prácticas para dar salidas bajo techo o zonas de muchas salidas. En el caso del fútbol profesional, los jugadores de élite no quieren esta superficie de juego.
¿Por qué?
Hay muchas lesiones; está más que estudiado. Por otro lado, hay que eliminar ese mito de que la superficie de juego artificial no necesita mantenimiento. El césped artificial hay que regarlo, y más en el sur de España. Por tanto, el consumo de agua es similar al natural, tiene mantenimiento, hay que limpiarlo, desinfectarlo y descompactarlo, por no hablar del impacto que supone para el medio ambiente el hecho de poner esa cantidad de plástico y hormigón en la base. No podemos olvidar la importancia que tiene cualquier planta viva para los seres humanos; estamos hablando de la fotosíntesis y la creación de oxígeno. El césped artificial tiene su demanda, pero no podemos hablar de sustituir al natural. Es una contradicción en estos tiempos.
Háblenos de la cualificación de nuestros profesionales. ¿Están a la altura?
No me cabe ninguna duda, el sector está desde hace años muy profesionalizado, y el papel desempeñado por la Asociación Española de Greenkeepers y la Real Federación Española de Golf ha contribuido a ello. Hoy día exportamos profesionales a muchos países. Eso creo que es más que indicativo.
¿En qué medida les ha afectado el nuevo Real Decreto 1311/2012 sobre la utilización sostenible de fitosanitarios en zonas verdes?
El Real Decreto 1311/2012 tiene un objetivo claro: reducir el uso de productos químicos. Creo que se debería haber hablado con todos los sectores para conocer la problemática en cada caso. Es muy importante tener herramientas para poder presentar una superficie de juego aceptable y satisfacer las expectativas creadas por los clientes. Hoy día en España vivimos muchas personas del turismo, del golf y por consiguiente este Decreto nos pone en una situación complicada. Hay que buscar un término medio.
Muchas voces en nuestro país se quejan del gran volumen de agua necesaria para regar los campos de golf, principalmente en zonas donde escasea el líquido elemento. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Creo que existe una gran demagogia en esas quejas. Habría que estudiar cada caso en concreto, pero la realidad es que la mayoría de los campos de golf en España utilizan agua reciclada, que, por cierto, en la mayoría de los casos, es un negocio redondo para las administraciones.
¿En qué sentido?
Las administraciones tiene la obligación de depurar el agua usada por las personas antes de verterla. De esta forma se garantiza la nueva venta del producto. El gran problema de algunos campos es la lejanía de la planta de agua reciclada, incluso, en algunos, casos el paso por zonas urbanizadas o terrenos privados. La administración debe entender que es más fácil que sean ellos quienes lleven el agua a la puerta de los campos y después cobren esa agua al precio estipulado por consumo y obra. Algo así como la electricidad. Lo normal es que dispongamos de todo lo necesario en la puerta de nuestras instalaciones y después paguemos por dicho servicio. También es importante destacar que los campos de golf no utilizan agua potable en ningún caso.