Entrevista con Jordi Martí, director general de Celgene
Jordi Martí es el director general de Celgene España, filial de la firma estadounidense del mismo nombre nacida en los años 80 especializada en biofarmacia. Celgene está especializada en la investigación, el desarrollo y la comercialización de nuevas terapias para tratar enfermedades como el cáncer o del sistema inmunológico. Jordi Martí tiene formación científica como médico cirujano y posee además un máster MBA por la ESADE Business School de Barcelona.
¿Qué supone para la industria farmacéutica la eclosión de la biotecnología?
Son muchas las definiciones que se han utilizado para definir la biotecnología. Desde mi perspectiva, entiendo la biotecnología como el aprovechamiento de la tecnología aplicada directamente a factores biológicos o seres vivos, con el objetivo de mejorar industrias como la agricultura, medicina, farmacéutica, etc.
La eclosión en España fue bastante fuerte. A los pocos años de su comienzo, España tenía 1.095 empresas dedicadas a la biotecnología, lo que nos convertía en el segundo país con más empresas biotech del mundo sólo por detrás de EE UU, que tenía 6.213. Pero, paradójicamente, si nos fijamos en el número de patentes farmacéuticas derivadas de las mismas, llama la atención que mientras EE UU también encabeza este aspecto, España se sitúa en el puesto 13º.
Por otra parte, un dato a tener en cuenta y que refleja esta eclosión es su peso en la economía española. Por ejemplo, de 2009 a 2010, la aportación de estas empresas al PIB se duplicó, pasando de 2,98% a 5,72%. Por otra parte, según el último informe de Asebio, que data de 2012, el sector biotecnológico es uno de los pocos que, en los años de más crisis, consiguió crear empleo.
Por tanto, en nuestro país se entremezclan datos positivos con negativos, lo que hace pensar que el modelo actual de biotecnología quizá no sea el más adecuado y que necesitemos replantearnos nuevas formas de entender este sector.
Por otro lado, la adquisición de compañías biotecnológicas por parte de las grandes empresas farmacéuticas, práctica que inició Roche con Genentech y que la ha convertido en líder mundial en Oncología, se ha convertido en un fenómeno habitual debido a la falta de productividad de la I+D. Cabe destacar la reciente compra de Onyx por parte de una de las mayores compañías biotecnológicas, Amgen.
¿Qué medicamentos puede desarrollar la biotecnología y para qué tipo de enfermedades?
Por ejemplo, la oncológica es una de las áreas protagonistas en los trabajos biotecnológicos actuales. En esta misma línea, la onco-hematología es otro de los grandes retos y áreas de crecimiento. Pero, la biotecnología va más allá del cáncer. Por ejemplo, hoy la ciencia se centra también en otras enfermedades como por ejemplo la esclerosis múltiple, la artritis, la psoriasis...
El gran reto es y será como incorporar estas nuevas moléculas en un mercado cada vez más difícil de sostener, con unos sistemas de salud deficitarios y una pirámide poblacional invertida.
¿Por qué, a ojos de los no expertos, parece la biopharmatec una disciplina de ciencia ficción?
Por ello, es importante conseguir que la investigación, a todos los niveles y más allá del ámbito farmacéutico, forme parte de nuestras vidas de una manera integrada y cercana. Si lo conseguimos, estaremos en el camino correcto para mejorar como sociedad.
Otra de las razones de esta impresión son los mecanismos de acción de estos medicamentos que logran una altísima especificidad gracias a los conocimientos en biología molecular que permite identificar receptores sobre los que se actúa, consiguiendo unos mejores resultados con mayores perfiles de seguridad.