El fenómeno kidult: la evolución de las aficiones de la infancia a la adultez

Si hace 30 años me hubieran dicho que escribiría acerca del término ‘kidult’, no lo habría creído ni aunque el mismísimo Doc Brown hubiera aparecido en su flamante DeLorean. Sin embargo, en 2011, a la edad de 29 años, puse todos mis ahorros y los de mi pareja en la persecución de un sueño: crear las camisetas oficiales de los equipos de Oliver y Benji. Este viaje no solo me llevó a explorar mis pasiones infantiles desde una nueva perspectiva, sino también a cuestionar en qué momento dejamos de ser niños para convertirnos en adultos, al menos en lo que respecta a nuestras aficiones.

Kidult es un término que busca definir un segmento de la población cuya afición por pasatiempos juveniles ha persistido. Sin embargo, más que una categoría clara, es un reflejo de cómo quienes no comparten estas aficiones las perciben. La persistencia de aquellos que nunca abandonaron sus pasatiempos ha permitido a empresas como Lego o Scalextric evolucionar junto a sus clientes. Durante años, este fenómeno se desarrolló casi en secreto en tiendas especializadas de juegos de mesa, manga y cómics. Sin embargo, plataformas de contenidos a la carta han liberado a las audiencias infantiles del monopolio de la televisión, creando un vacío en ciertos sectores que las jugueterías comenzaron a llenar con productos dirigidos a un público más adulto.

Fue en este contexto que el término kidult empezó a ganar notoriedad. Sin embargo, esta etiqueta intenta encapsular un fenómeno cultural más complejo: la evolución de nuestras aficiones, que han acompañado a una generación que nunca dejó de jugar, aprender y soñar.

La industria del entretenimiento ha evolucionado para satisfacer la demanda de un público adulto que mantiene sus aficiones juveniles. Las series, películas y videojuegos ahora están diseñados para atraer tanto a nostálgicos como a nuevos fans, con una tendencia marcada hacia la reinvención de clásicos a través de ediciones remasterizadas y reboots de series icónicas. Este cambio refleja tanto una adaptación al mercado como una validación cultural de estas aficiones.

El coleccionismo, tradicionalmente asociado con los niños, se ha transformado en una actividad adulta con un mercado propio. Ya no se trata solo de juguetes, sino de objetos de edición limitada, figuras de acción detalladas y réplicas de alta calidad. Este fenómeno ha llevado a la creación de comunidades globales, convenciones y exposiciones, que no solo celebran la cultura pop, sino que también legitiman el coleccionismo como un hobby adulto.

Además, la gamificación ha infiltrado diversos aspectos de la vida diaria, demostrando que el juego no es solo entretenimiento, sino también una herramienta para el desarrollo personal y profesional. Aplicaciones móviles, juegos de mesa y de rol han transformado tareas rutinarias en desafíos atractivos, mientras que los videojuegos ofrecen experiencias inmersivas que combinan narrativa, arte y tecnología.

Finalmente, los cómics y el manga han evolucionado de ser considerados entretenimiento infantil a obras maduras que abordan temas complejos como la política, la identidad y la condición humana. Internet ha sido crucial en este proceso, permitiendo a las comunidades de fans conectar, compartir su pasión y explorar estas narrativas desde una perspectiva adulta.

Los cómics y el manga, que comenzaron como pasatiempos para los más pequeños, han evolucionado al mismo ritmo que sus lectores, abarcando géneros y estilos que atraen a personas de todas las edades. El anime, por su parte, ha traspasado barreras de edad, con series que ahora son apreciadas por sus tramas intrincadas y desarrollo de personajes complejos. Títulos como ‘Attack on Titan’ han demostrado que el anime puede ser tan profundo y significativo como cualquier otro medio artístico.

La literatura fantástica y de ciencia ficción, que alguna vez fue marginada como ‘escapista’, ha ganado un respeto considerable en la comunidad literaria. Obras como ‘El Señor de los Anillos’ o ‘Dune’ han dejado una marca indeleble no solo en la literatura, sino también en el cine y la televisión. Para muchos, estas historias ofrecen una forma de explorar ideas complejas sobre la humanidad y el futuro.

Los juegos de mesa y de rol, que solían ser una actividad entre amigos, han evolucionado en un hobby que implica una inversión considerable de tiempo y dinero. El diseño de estos juegos ha alcanzado niveles de complejidad y sofisticación que los hacen atractivos para jugadores adultos en busca de desafíos intelectuales.

Los juegos de estrategia y cartas coleccionables, como ‘Warhammer’ o ‘Magic: The Gathering’, combinan estrategia, colección y un profundo conocimiento de reglas, haciendo que sean atractivos para adultos que disfrutan de desafíos tácticos. Además, el coleccionismo se ha convertido en una expresión natural del aprecio por la cultura pop, con figuras de acción, estatuas y réplicas de gadgets que forman parte del mundo kidult.

Finalmente, los videojuegos, al igual que los cómics y el manga, han evolucionado junto a su público. Títulos como ‘The Last of Us’ o ‘The Witcher’ presentan historias profundas y gráficos avanzados, atrayendo a millones de jugadores de todas las edades. Aunque pueden existir más aficiones dentro de este mundo kidult, estas son las más comunes. Cada una ofrece una forma única de explorar la imaginación, conectarse con otros y mantener vivo ese espíritu lúdico.

Existe un dicho en inversiones que dice que cuando tu vecina, que no tiene experiencia, te pregunta por un producto, es el momento de vender. Algo similar está sucediendo con el término ‘kidult’. Este fenómeno, que ha sido un refugio en la transición del contenido infantil de la televisión a las plataformas de streaming, enfrenta desafíos en un entorno donde la sobreabundancia de contenido y la competencia feroz diluyen el impacto que estos productos solían tener.

En la actualidad, la lucha por captar la atención es intensa, y las IPs compiten en un mercado saturado como nunca antes. Esto ha llevado a que series de animación que destacan en plataformas como MyAnimeList no logren el éxito comercial esperado. Es crucial en este entorno diferenciar qué productos realmente aportan valor y cuáles no, ya que el público está más disperso y crítico.

Una de las principales oportunidades es que este público no realiza sus compras de manera estacional. Aunque compran más en el último trimestre, están atentos todo el año. El kidult se puede clasificar según su grado de conexión con sus aficiones, y un pequeño porcentaje de consumidores, que genera la mayor parte de las compras, se comporta como ‘early adopters’. Estos usuarios siguen al día cualquier anuncio sobre sus IPs favoritas, y el mercado funciona a menudo por reservas y unidades limitadas.

Este mercado de productos limitados necesita una estrategia de comunicación efectiva y constante. Las tiendas especializadas deben mantenerse en movimiento, con novedades que reemplacen a productos agotados. Este enfoque es clave para no saturar los canales con referencias que sí tienen reposición. Crear espacios tematizados dentro del punto de venta es crucial, y contar con personal bien informado es determinante para atraer a este público.

Además de los ‘early adopters’, existen usuarios que, aunque no están al día con todo, conocen bien sus IPs y tienen gran afinidad con ellas. Este grupo es de gran interés para el canal no especializado. La combinación de productos ‘worth it’, que apelen a diferentes generaciones, junto con una apuesta clara por la prescripción en el punto de venta, puede ser una de las mejores estrategias para diferenciarse y generar valor para estos nuevos públicos.