Cambiando el mundo juguete a juguete
En un contexto de crisis social y medioambiental, los consumidores han evolucionado hasta el punto de esperar que las marcas no solo se interesen por estas problemáticas, sino que también se comprometan con la solución. Las personas, especialmente las generaciones más jóvenes, quieren comprar a empresas con las que comparten valores. Con internet, el comercio electrónico y las redes sociales en la palma de la mano, los consumidores de hoy en día tienen las herramientas necesarias para encontrar y promover marcas que se comprometen con el bien común o para pedir explicaciones a las que no realizan ningún cambio. Por otro lado, el mundo se enfrenta a retos medioambientales que ponen en riesgo la supervivencia humana y que ya no se pueden ignorar, como la contaminación o el cambio climático. Reconociendo la emergencia, gobiernos e instituciones públicas están empezando a regular para promover prácticas más sostenibles, somo el uso de energías renovables, el reciclaje o la ampliación de la vida útil de los productos.
Con los consumidores demandando que las empresas actúen de forma responsable y las nuevas regulaciones promoviendo la transición hacia una producción más compatible con los límites del planeta, las compañías ya no pueden seguir aplazando la gestión de su impacto social y ecológico. Y esto es una buena noticia. Para la gente, para el planeta, y para los propios negocios. Sin duda, el cambio hacia prácticas más sostenibles implica retos, pero también permite descubrir nuevas oportunidades para desarrollar ventajas competitivas, por ejemplo, a través de la innovación, la diferenciación, la atracción de talento o las nuevas vías de ingresos.
Sostenibilidad en el sector juguetero
Las empresas jugueteras presentan diferentes niveles de compromiso con la sostenibilidad, desde las que aparentemente se muestran poco activas, hasta las empresas empujadas por el propósito de hacer del mundo un lugar mejor, juguete a juguete. Así, a pesar de reconocer la importancia de la sostenibilidad para su éxito, un porcentaje significante de empresas jugueteras no conocen su impacto social y ecológico, ni cuentan con una estrategia sólida de sostenibilidad. Y esto es una mala noticia, para la gente, el planeta y esos mismos negocios. Esta situación impide a las marcas utilizar la sostenibilidad como fuente de ventajas competitivas, las sitúa en desventaja ante otros competidores más proactivos, y las pone en riesgo de no cumplir con regulaciones futuras. Además, también reduce la capacidad de las compañías de ser parte de la solución y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Afortunadamente, con el apoyo adecuado, revertir esta situación está al alcance de cualquier compañía, sin importar su tamaño o experiencia en sostenibilidad.
El primer paso para conseguir un plan de sostenibilidad sólido y positivo para la gente, el planeta y la propia compañía, es identificar y detectar el efecto de la empresa en la sociedad y el medioambiente. El segundo paso, es decidir las áreas de impacto más relevantes, que serán diferente para cada empresa en función de factores como sus productos, lugar de producción y comercialización, entre otros. Finalmente, es necesario fijarse unos objetivos y encontrar las acciones para su consecución. No tiene por qué ser un ejercicio complicado, pero sí que debe adaptarse a cada empresa a fin de exprimir su máximo potencial. El apoyo externo puede aportar un punto de vista fresco al proceso y la necesaria experiencia en sostenibilidad.
Los temas que captan la mayor atención entre las compañías jugueteras son los derechos humanos y laborales (un tema histórico en el sector), la implicación en la comunidad (un campo tradicional para las marcas jugueteras), el uso de materiales sostenibles (muy activo en los últimos años), los residuos, emisiones GEI, género y diversidad. Además, la pandemia de Covid-19 puso también el foco en la salud y el bienestar de trabajadores, niños y niñas.
En su camino hacia una mayor sostenibilidad, las empresas jugueteras se enfrentan a numerosos retos, como la dificultad para diseñar estrategias de sostenibilidad sólidas, la dificultad a la hora de reciclar juguetes, la escasez y el alto precio de los materiales sostenibles, márgenes reducidos o modelos de negocio que promueven la sobreproducción y el consumo excesivo. La ‘economía circular’ permite hacer frente a muchos de estos retos, y por esta razón los gobiernos y las instituciones públicas están promoviendo cambios en esta dirección. Los modelos de negocio circulares aportan recursos que permiten abordar la sobreproducción, el consumo excesivo, los residuos, la escasez de materiales sostenibles, el reciclaje de juguetes y la huella de carbono. Sin embargo, son modelos que presentan sus propios retos y que requieren de una visión a largo plazo, innovación disruptiva y la colaboración entre todos los agentes del mercado juguetero, y también con otras industrias y las instituciones públicas.
Los fundamentos tradicionales de la industria están cediendo bajo la presión de nuevas regulaciones, las expectativas del consumidor, el mayor número de distribuidores que se comprometen con la sostenibilidad y el auge del e-commerce. Aquellas empresas que deseen liderar su mercado o simplemente mantenerse en el negocio a largo plazo, necesitan profesionalizar su aproximación a la sostenibilidad y formalizar estrategias que generen simultáneamente beneficios para la sociedad y para la propia empresa.
Es importante no sentirse abrumado por el reto; se trata de avanzar en la dirección correcta paso a paso. Un buen consejo es comenzar por algo simple, alcanzable y que motive a las personas que forman parte de la empresa. Luego se trata simplemente de seguir dando pequeños pasos, sin prisa y sin pausa. Las asociaciones dentro de la industria son claves, actuando como centros de conocimiento, debate, reflexión e innovación. Además, son los mejores líderes naturales para promover cambios y desarrollar las herramientas de apoyo a las empresas necesarias, sin importar su tamaño ni su nicho de mercado.
La sostenibilidad no debería ser un ámbito en el que las empresas compitan, sino más bien un ámbito de colaboración. Debería ser un objetivo común de la industria. Sin duda, la sostenibilidad es un tema complejo, pero, sin duda, también desvelará nuevas oportunidades y será un camino emocionante y lleno de éxitos para cualquier empresa y sus profesionales.
Sonia Sánchez
Impact & Sustainability
sonia@sonia-sanchez.com