Entrevista a Rafael Tena, socio de Ineo Corporate y antiguo director general de Prénatal
Hablamos de omnicanalidad y nuevas formas de consumo con Rafael Tena, socio de Ineo Corporate y antiguo director general de Prénatal.
El consumidor actual ya no diferencia el mundo digital del físico a la hora de comprar un producto y percibe las marcas como un todo. Esto resalta la importancia que las empresas empiecen a desarrollar, si no lo han hecho todavía, una estrategia omnicanal, según señala Rafael Tena, socio de Ineo Corporate y antiguo director general de Prénatal.
- ¿Qué es la omnicanalidad?
- La omnicanalidad es la fusión de los canales físicos y online, con el objetivo de proporcionar una experiencia de compra única y homogénea al cliente, eliminando las barreras que tradicionalmente han existido entre los canales físicos y los digitales.
- ¿Cómo afecta la omnicanalidad al consumo?
- El cliente no quiere saber de canales para comprar. Para el cliente lo importante es que las marcas se adapten a su nueva forma de consumir en cualquier momento y a través de cualquier dispositivo. Las empresas tienen que dejar de distinguir entre canales, tiene que desaparecer el concepto ‘soy un retail físico o un retail online’.
- ¿Qué ventajas puede obtener una marca convirtiéndose en omnicanal?
- La principal es que la omnicanalidad supone vender más. Las marcas que apuesten por esta transformación venderán más, ya que conseguirán adaptarse mejor al cambio de patrón de compra del consumidor y podrán ofrecer una mejor experiencia de compra, tanto en tiendas físicas como en el entorno digital. Además, la omnicanalidad exige una importante transformación y eficiencia de muchos de los procesos de la empresa así como un ajuste del modelo de negocio ahora mucho menos dependiente del canal físico.
- ¿Existe algún inconveniente?
- Bajo mi punto de vista, una estrategia omnicanal exige a las empresas ser mucho más flexibles. Más que un inconveniente, prefiero definirlo como una oportunidad, pero sin duda las empresas deben ser mucho más flexibles y adaptables en sus procesos, porque la velocidad del cambio es extraordinaria y seguirá siéndolo, en la medida que desconocemos la estación de destino -en los últimos tres años la evolución ha sido extraordinaria, pero nadie conocía el impacto real que todos estos cambios podían llegar a tener-. La flexibilidad es imprescindible porque cada cierto periodo deberemos adaptarnos a los cambios del mercado.