Repensar el césped: nuevas claves para el paisajismo sostenible
Fernando Pozuelo, fundador y CEO de Fernando Pozuelo Unique Landscapes
24/03/2025
El césped es un elemento icónico en la jardinería y el paisajismo, símbolo de orden, frescura y armonía. Sin embargo, en un contexto en el que la sostenibilidad y la optimización de recursos son esenciales, debemos preguntarnos si su uso sigue siendo viable en todos los entornos.
El paisajismo es una disciplina en constante evolución, donde la sensibilidad del diseñador y la integración del espacio con el ser humano son esenciales. En esta concepción, el jardín humanista se erige como una filosofía que busca el equilibrio entre la funcionalidad, la belleza y la sostenibilidad.
Uno de los elementos más recurrentes en los jardines tradicionales es el césped, una base compositiva que ha sido símbolo de frescura, orden y continuidad visual. Sin embargo, en un contexto de cambio climático y limitación de recursos naturales, su uso debe replantearse. La reflexión sobre el césped no es solo una cuestión técnica, sino una oportunidad para reconectar con la esencia del diseño paisajístico y con la relación del ser humano con la naturaleza.
A continuación, exploraremos el valor del tapiz herbáceo, las alternativas al césped convencional y las nuevas formas de diseñar espacios exteriores desde una perspectiva humanista y sostenible.
El césped como base conceptual
En el mundo del paisajismo, el césped ha sido durante siglos una base compositiva esencial en la concepción de jardines. Su idoneidad depende de múltiples factores, como el clima y la disponibilidad de agua.
Más allá de su atractivo visual, representa un desafío en términos de mantenimiento, consumo hídrico y adaptación a distintos climas. Por ello, es fundamental explorar alternativas que nos permitan mantener la belleza y funcionalidad de los espacios verdes sin comprometer la eficiencia ecológica.
No pretendo demonizar el césped, nos encanta y seguimos diseñando con él, pero tratamos de replantear su uso dentro del diseño paisajístico y proponer soluciones que respeten el equilibrio natural de cada entorno.

Una alfombra verde con matices
El césped, o lo que en el estudio denominamos ‘tapiz herbáceo’, es un elemento que proporciona continuidad y estructura al espacio. Sin embargo, no es una opción viable para todos los climas, especialmente en regiones con baja pluviometría, salvo que se implementen sistemas de captación y reutilización de agua, como la desalinización, y por supuesto, sistemas de riego eficientes.
Existen variedades de césped más resistentes a la sequía, las variaciones de temperatura, radiación solar o la salinidad. Por ejemplo, la zoisia, es de crecimiento lento, requiere menos siega y tolera mejor la sequía. El kikuyu tiene una gran resistencia a la salinidad y con una capacidad de recuperación rápida tras periodos de estrés hídrico, ideal para zonas de costa. O las gramíneas como cynodon dactylon y bermudas híbridas que están especialmente aclimatadas para soportar entornos cálidos con menor consumo de agua.
Pero no son la única solución para tener una alfombra verde. Cuando el césped no es una opción sostenible, existen alternativas que cumplen una función similar en términos estéticos y ecológicos. Algunas plantas tapizantes que pueden reemplazarlo, según los usos del área, son:
Lipia nudiflora. Planta rastrera que ofrece una cobertura verde densa y soporta el tránsito moderado.
Trébol blanco (Trifolium repens). Requiere menos agua y aporta nitrógeno al suelo, favoreciendo su fertilidad.
Romero rastrero. Algunas variedades son especialmente reptantes y proporcionan una sensación de ‘manta verde’.
Estas especies permiten mantener la idea de un tapiz vegetal sin el alto consumo de recursos que implica el césped tradicional. Cuando buscamos sustituir el césped, es fundamental pensar en otros elementos que generen frescura, armonía y continuidad visual en el paisaje.
En el jardín humanista los elementos unen
La concepción humanista del paisajismo no se limita a la vegetación, sino que busca diseñar entornos que transmitan bienestar, armonía y conexión con la naturaleza. Para ello, es posible recurrir a otros elementos que sustituyan o complementen el césped, manteniendo la sensación de frescura y unidad. Además, podemos jugar con otros elementos para que cobren protagonismo.
Agua
En todas las épocas desde la antigüedad, el agua por sí misma es protagonista. Las fuentes, los canales, las albercas, o incluso las piscinas de hoy en día, además de como almacén de agua, o espacio de baño, cumplen el importante cometido de aportar humedad y mejorar la sensación térmica en las estaciones de más calor. Un ejemplo paradigma son los jardines de inspiración nazarí, como la Alhambra, el agua desempeña un papel clave al sustituir la hierba, generando sensación de serenidad y frescor.
En el diseño contemporáneo, integrar espejos de agua, fuentes o sistemas de riego sostenible puede aportar un valor estético y funcional, reduciendo al mismo tiempo el uso de especies que requieren un mantenimiento intensivo.
Tierra
Los jardines japoneses y minimalistas han demostrado que la ausencia de vegetación no implica la falta de belleza o profundidad en el diseño. La grava, los áridos y las piedras naturales pueden sustituir al césped en ciertas áreas, generando superficies permeables que minimizan la erosión y la evaporación del agua. Estos elementos, combinados con especies autóctonas de bajo consumo, crean paisajes de gran riqueza visual que se integran de forma armónica con el entorno natural.
La grava, por sí misma, puede simbolizar el agua, permitiendo crear composiciones minimalistas y atemporales. Como reminiscencias del curso de un rio, o en composiciones que recuerden el fluir de las ondas. A nivel práctico, el uso de áridos, piedras de todos tipos, tamaños y tonalidades permite ofrecer transiciones, zonas de paso, unificación cromática, incluso, un marco para puntos focales como la presencia de obras de arte que requieran cierto alejamiento de la humedad del suelo.

Luces y sombras
No podemos olvidar como recurso estético, y también funcional: los doseles arbóreos y zonas apergoladas. En el diseño paisajístico, el juego de luces y sombras juegan un papel esencial en la regulación térmica del espacio. En jardines urbanos y residenciales, esta misma estrategia puede aplicarse mediante la plantación de árboles de copa ancha y la incorporación de pérgolas vegetales. Además de reducir la temperatura ambiente, estos elementos favorecen la presencia de fauna y proporcionan espacios de descanso y contemplación.
Como se observa en la Colina de la Sabika en la Alhambra o en el Parque Güell de Gaudí, la ausencia de césped se compensa con un denso dosel arbóreo que genera un microclima fresco y protegido.

Paisajismo sostenible: diseñar con conciencia y sensibilidad
El jardín humanista no es solo una cuestión estética, sino una filosofía de diseño que busca la integración del ser humano con su entorno de manera respetuosa y sostenible. El uso del césped debe considerarse dentro de un marco más amplio, en el que cada decisión tenga en cuenta el impacto ambiental y la funcionalidad del espacio.
En este sentido, la planificación de un jardín debe responder a preguntas esenciales: ¿Cómo interactúa el paisaje con el espacio natural?, ¿qué elementos pueden aportar frescura sin un alto consumo de recursos?, ¿cómo podemos diseñar espacios que fomenten el bienestar y la conexión con la naturaleza? y, la más relevante… ¿quién va a interactuar con ella?
Responder a estas cuestiones y conocer bien los sueños y aspiraciones de nuestros clientes, nos permite desarrollar soluciones innovadoras que transforman el jardín en un espacio vivo, funcional y adaptado a las necesidades actuales y de las futuras generaciones. Porque, el diseño paisajístico no radica en la imposición de modelos predefinidos, sino en la personalización, la capacidad de adaptación y la creatividad ya que estamos creando una verdadera obra de arte viva.
Y como tal, el césped ha sido, y será, un elemento valioso en la jardinería, pero su uso debe ser replanteado con responsabilidad y conocimiento. Existen múltiples alternativas que pueden ofrecer la misma sensación de continuidad y frescura sin comprometer la sostenibilidad. Un paisajismo debe integrar la estética con la ecología, diseñando espacios que no solo sean bellos, sino que también aporten bienestar a quienes los disfrutan y respeten los ritmos naturales del entorno.