Invernaderos, una forma de mantener la vida verde en épocas de frío

Un invernadero es una estructura o construcción diseñada para cultivar. Éstas fueron diseñadas para ser capaces de crear microclimas controlados para mejorar el rendimiento de las plantaciones y poder mantenerlas en circunstancias climatológicas adversas.

Los primeros invernaderos registrados son de la época romana y destacan por estar formados con láminas de mica y alabastro. Eran utilizados en aquellas zonas donde el clima era extremo o poco adecuado para el cultivo. Más tarde, en Europa, durante el siglo XVI se popularizó su utilización a la hora de conservar los grandes jardines. Tradición que ha llegado a nuestros días ya que, gracias a ellos, el cultivo de especies vegetales puede realizarse en las épocas más frías del año.

En la actualidad, el diseño cuidado también ha llegado a los invernaderos. A la hora de construir estos espacios, hay que tener en cuenta que existen diferentes tipos ya que se pueden clasificar según su forma tunel, multi-túnel, capilla, doble capilla, plano, entre otros. A su vez pueden estar también catalogados por temperatura en el interior como fríos, templados o cálidos y temporales o permanentes. En concreto, los invernaderos temporales cuentan con estructuras sencillas, mientras que los permanentes disponen de una fabricación sólida y su estructura compleja. Otra de las características a la hora de diseñar un invernadero es el tipo de siembra que se va a utilizar dentro de él. Dependiendo de las especies vegetales que se planten en su interior, se debe crear una estructura específica con unos materiales que sean efectivos para el correcto desarrollo de las especies.

Una de las tendencias actuales a la hora de construir invernaderos es la denominada “llave en mano”. Ésta consiste en diseñar y elaborar un proyecto creando un estudio previo de los requisitos del terreno, el cultivo que se va a realizar, sus necesidades de agua y temperatura y valorando cualquier tipo de condición imprescindible a la hora de la siembra. Cada particular debe crear un invernadero que satisfaga sus exigencias, dependiendo de la plantación que van a producir y la escala de producción.

Asimismo, los invernaderos forman parte de la denominada agricultura protegida. Este tipo de agricultura utiliza herramientas como mallas, cubiertas o los mismos invernaderos para proteger los cultivos de las circunstancias medioambientales. Las especies que han sido sembradas en invernaderos cuentan con un mayor control de las necesidades de la planta contribuyendo al ahorro de agua y recursos.

En las ciudades o grandes poblaciones también podemos encontrarnos con este tipo de construcciones. De hecho, es una práctica cada vez más recurrente en familias o incluso asociaciones que promueven cultivos dentro de los invernaderos. Un hecho que también permite combatir el Trastorno Deficit de Vegetación que sufren las personas que viven lejos de espacios verdes. Además, la actividad que requiere el cultivo de plantas aporta beneficios inmediatos para la salud física y mental. Cultivar, cuidar y ver crecer las especies se ha convertido en un pasatiempo tanto para pequeños como para mayores.

Contar con invernaderos para el jardín facilita la tarea de cuidar las especies vegetales de forma eficaz. Estas construcciones favorecen a mejorar el rendimiento de las plantaciones triplicando su producción, ya que los factores externos no afectan a la plantación y puede producir durante todo el año. Favorecen a un importante ahorro económico y a una mayor protección del medio ambiente, gracias a la utilización eficaz de los recursos como el agua y los fertilizantes.