El Jardín Botánico de Medellín, un corazón verde en medio de la transitada urbe
15 de febrero de 2011
Los jardines botánicos tienen una larguísima historia dentro de la Humanidad. Hay datos que apuntan que el primero lo montó Teofrasto, discípulo de Aristóteles en el siglo III a.C. En cuanto al continente americano, los aztecas también entendieron de plantas ornamentales, ya que existen estudios arqueológicos que apuntan a que esta civilización edificó jardines botánicos a manera de centros de investigación y aprendizaje sobre plantas nativas y que incluso, tal era la importancia que le conferían, que obligaban a sus enemigos vencidos a entregarles plantas de sus regiones para cultivarlas y aclimatarlas en los jardines aztecas.
Es precisamente este deleite hacia el estudio, heredada de esta avanzada civilización mesoamericana, lo que distingue a un jardín botánico de uno meramente ornamental, es decir su finalidad científica y educativa.
Con idéntica finalidad se construyó el Jardín Botánico de Medellín Joaquín Antonio Uribe (JAUM), en el centro de la urbe ‘paisa’ de Colombia por excelencia. Este pulmón vegetal medellinense tiene una superficie de 14 hectáreas y está ubicado a unos 1486 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura media anual de 21 ºC, constituyendo parte del ecosistema de Bosque húmedo premontano.
Por complacer a los orquideólogos internacionales nacería un jardín entero
La idea de edificar este hermoso jardín se concibió en 1968, cuando Elena Baraya, presidenta de la Sociedad Colombiana de Orquideología regresó a la ciudad con una extraordinaria noticia: Medellín sería la sede de la VII Conferencia Mundial dedicada a esta flor. Ello obligaría darle un vuelco urbanístico al céntrico Bosque de la Independencia, creando primero una fundación sin ánimo de lucro ‘Joaquín Antonio Uribe’ en honor a este destacado científico colombiano.
El jardín sería una realidad en abril de 1972, a tiempo para la VII Conferencia Mundial de Orquideología, dándole una nueva cara a esta ciudad del Valle de Aburrá, debido a la numerosa presencia de 62 delegaciones colombianas y 16 extranjeras que confluyeron para exhibir las más bellas orquídeas del mundo.
A partir de aquí, el JAUM cosecharía numerosos éxitos en el camino de la botánica neogranadina, debido a su marcada vocación por fomentar y desarrollar las ciencias naturales, así cómo por preservar la rica flora de este país. Otro de los pilares básicos de este espacio vendría a ser el de la educación ambiental enmarcado en este escenario turístico y ecológico, a la par de su aprovechamiento para la realización de numerosos eventos culturales y educativos de la región. En 1979 fue declarado por el gobierno nacional como ‘Pabellón de Flora’, constituyendo parte activa del Sistema Nacional Ambiental (Sina).
Entre los más prestigiosos galardones que ostenta este edén ecológico podemos observar la placa que reza ‘Patrimonio Cultural de Medellín’ (1985) y la que pone orgullosamente ‘Red Internacional de Jardines para la Conservación’ (1989), otorgada en conjunto por la FAO, la UNEP, la Unesco, y la WWF, entre otras célebres organizaciones mundiales.
Los medellinenses, pueden de esta forma, pasar una agradable jornada en un pulmón verde enclavado en la urbe representando no sólo un ecosistema urbano estratégico esencial para la salud de sus habitantes sino constituyendo en sí un museo vivo e invaluable.
Su flora está constituida actualmente, por especies nativas y exóticas de diferentes hábitats, a la par que aloja a cientos de animales como aves, tortugas, reptiles, roedores, insectos y peces.
Una transformación fiel a las necesidades de la ciudad
Entre el 2005 y el 2007 se llevaron a cabo cuantiosas reformas necesarias para la adaptación de este hermoso lugar a los planteamientos de la ciudad moderna. Obras financiadas tanto por el propio Jardín como por instituciones públicas y privadas, que lograron poner en marcha proyectos como el enriquecimiento de las colecciones vivas y la conformación de otras nuevas, y ejecución de senderos, desagües redes adecuadas de riego e iluminación y la señalización básica. Se modernizaron, asimismo, las redes eléctricas e hidrosanitarias, la adecuación de pozos de aguas subterráneas, obras hidráulicas en la quebrada, así cómo la edificación de zonas nuevas del parque como el Edificio Científico, el Orquideorama, el Teatro Suramericana, La Casa de las Mariposas, así como nuevos párkings y espacios públicos.
Algunos de los planes futuros que tiene el JAUM, son dotar adecuadamente el herbario, el laboratorio, la biblioteca y auditorios, además de establecer nuevas colecciones vivas como el Jardín de los Continentes, el Huerto medicinal, el rosal, el laberinto, el Circuito de la evolución y los Jardines ornamentales.
Colecciones multicolores y multiformes que sobrepasan los límites de la imaginación
Siendo fiel a su leit motiv de ‘Museo Vivo’, el Jardín Botánico de Medellín es un conjunto natural propicio para ser usado como parque de recreación, toda vez que cuenta con diversos tipos de colecciones vivas: plantas ornamentales (con fines de exhibición y deleite), plantas empleadas como elementos estructurales (como setos o enredaderas), colecciones temáticas (por origen, familia o hábitat) y colecciones de conservación que pueden estar en riesgo de extinción.
En los últimos años, se ha procedido a sembrar en este gran vergel ecológico y educativo de la sierra colombiana, más de mil nuevos árboles e innumerables plantas herbáceas y arbustivas, además de organizarse todo recientemente mediante una clasificación sencilla, que permite disfrutar y aprender de la diversidad y belleza de la botánica colombiana, todo esto, guardado allí por más de cincuenta años de amor a la naturaleza.
Lo que el visitante al JAUM podrá contemplar con atención, de la mano del personal siempre atento y sonriente presto a resolver las dudas que pudieran surgir a lo largo de su visita, es una colección increíble de orquídeas, bromelias, cycadales, helechos arbóreos, zingiberales, aráceas, san joaquines, gesneriáceas, magnoliáceas, aristoloquiáceas, ciclantáceas, guadual y bambusario, a la par de interesantes colecciones de plantas carnívoras, componentes arbóreos, especies promisorias y plantas acuáticas, además de no resultar sorprendente si uno se topa con una iguana, una tortuga o un perezoso.
El Jardín Botánico de Medellín Joaquín Antonio Uribe, está abierto para el disfrute todos los días del año y es un patrimonio verde valiosísimo que bien merece la visita de cualquier persona amante de los espacios y jardines naturales que se acerque a esta calurosa y fraternal ciudad colombiana.