La Cátedra Adama incide en la importancia del control integrado en el manejo de malas hierbas
Con el objetivo de mejorar la formación y la transferencia de información en materia de malherbología, la Cátedra Adama ha organizado dos jornadas formativas dirigidas a técnicos, ingenieros agrónomos y agricultores a las que han acudido en torno a 200 profesionales. En estas jornadas, celebradas en días consecutivos en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla y en el centro Ifapa 'Alameda del Obispo' de Córdoba, ha participado Juan Carlos Papa, Jefe del grupo de trabajo 'Protección Vegetal' del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA), que ha compartido con los técnicos españoles los errores y aciertos en que han incurrido los agricultores argentinos en los últimos años y que han supuesto, por ejemplo, la generación de cuatro biotipos de resistencias anuales a un fitosanitario consolidado como es el glifosato: "Hemos sobreestimado el uso de herbicidas y hemos subestimado la capacidad de las malas hierbas, hasta el punto que el 95% de la superficie dedicada al secano en Argentina tiene problemas de resistencia a herbicidas", ha destacado.
Según este experto, en Argentina se están desarrollando resistencias a especies como Amarantus spp, Sorghum halepense o Lolium multiflorum, que en muchos casos se diseminan a través de la acción de máquinas cosechadoras que no han tenido una correcta limpieza: “Hay que abordar la sanidad vegetal de un modo integral a través de programas de acción. Si no, a este ritmo, en diez años nos quedamos sin herbicidas útiles”, ha incidido. Para ello, Juan Carlos Papa ha defendido la rotación de cultivos, un uso racional de la agricultura de conservación e incluso la retirada manual de maleza “cuando sea necesario”.
Durante la jornada los asistentes han podido conocer cuáles son las malas hierbas que más preocupan a los agricultores españoles en cuanto a resistencias a fitosanitarios. Andreu Taberner, coordinador del Comité de Prevención de Resistencias de la Sociedad Española de Malherbología (SEMh) ha hecho una radiografía de la situación, destacando especies como el vallico (Lolium rigidum) que está mostrando resistencias a graminicidas FOP y DIM, principalmente en el norte de España y debido a una falta de rotación de cultivos. También ha destacado las resistencias registradas en Echinocloa a sulfonilureas, FOPs y DIMs en cultivos como el arroz en Extremadura y resistencias al glifosato en Conyza.
Completando esta exposición, la investigadora del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), Cristina Chueca, ha entrado de lleno en el funcionamiento de las resistencias a los herbicidas por parte de las plantas. “Es un proceso evolutivo de respuesta de una población a un fenómeno de estrés. Hay que asumir la importancia que presenta la variabilidad genética de las poblaciones”, ha afirmado, haciendo a su vez una llamada a los agricultores un mayor uso del control integrado: “Los herbicidas son aún la herramienta más usada para el control de malas hierbas. La única solución va más allá y es el control integrado”.
Otro de los ejes en torno a los cuales ha girado esta jornada ha sido el de la transferencia de información sobre malherbología hacia los profesionales del sector. En ese sentido, el director de la Cátedra Adama, José María Urbano, ha destacado esta cátedra como generadora de información sobre malherbología a través iniciativas como la puesta en marcha de un jardín arvense en la Etsia de la Universidad de Sevilla con 150 especies de malas hierbas, la colaboración en el máster de Sanidad Vegetal de la misma escuela, cursos de identificación de plántulas, el desarrollo de distintas apps (MalezappUS identificación, MalezappUS Trigo, MalezappUS Olivar y Pre inspección ITV de maquinaria agronómica) o jornadas técnicas como las celebradas precisamente en Sevilla y Córdoba.
En estas jornadas también se han conocido las experiencias en materia de transferencia de conocimiento en malherbología de entidades como el INTIA en Navarra, el Ifapa en Andalucía o la SEMh.