Midiendo la fatiga en el minibasket
El principal objetivo de la tesis de Maite Fuentes es conocer la percepción de la fatiga en jugadores y jugadoras alevines de minibasket Fuentes, decana de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), parte de la constatación de que el reglamento del minibasket no está unificado, “ya que cada comunidad autónoma tiene sus normas”. Sin embargo, sería conveniente la unificación reglamentaria, para lo cual “sería de gran utilidad saber qué nivel de fatiga sienten los jugadores y las jugadoras”.
Con tal fin, ha realizado un estudio con 150 jóvenes que participaron en la fase final del campeonato alevín de Gipuzkoa: 67 chicos y 83 chicas. Y es que Fuentes considera muy importante el cuidado de los jugadores en esa etapa temprana, puesto que las vivencias de ese periodo tienen una influencia decisiva en su posterior evolución en el deporte. Para medir la percepción de la fatiga, Fuentes ha utilizado la escala pictórica Eston-Parffit, “ya que es accesible, fácil de usar y efectiva, y está adaptada a la edad”.
No es lo mismo ganar que perder
La recopilación de datos fue realizada en la fase final del Campeonato de Gipuzkoa, en mayo de 2010, durante tres fines de semana sucesivos, en cuartos de final, semifinales y finales, tanto de chicos como de chicas. Los jugadores debían manifestar, al término de cada cuarto de los partidos, el nivel de cansancio que sentían (RPE). Con este dato, Fuentes obtuvo el RPE relativo al tiempo de juego y el RPE medio de cada partido.
Según lo manifestado por jugadores y jugadoras, sienten un cansancio entre moderado y fuerte, y los resultados no muestran grandes diferencias entre chicos y chicas. Sí que hay diferencias, en cambio, entre perder un partido o ganarlo: se constata un mayor cansancio en los grupos que han perdido un cuarto o el partido.
Por otra parte, también se solicitó a los entrenadores el RPE de cada jugador al finalizar el partido. La percepción de los entrenadores coincidió con lo manifestado por los jóvenes, lo cual es “muy positivo” a juicio de Fuentes. “Precisamente, los entrenadores solicitan de los jugadores y jugadoras un mayor esfuerzo, y, por tanto, les es de sumo interés saber hasta qué punto están fatigados, ya que no disponen para ello de ningún otro medio, como pulsómetros o semejantes”.
A más entrenamiento, menor cansancio
Por otra parte, los resultados de la tesis evidencian que el factor que más influye en el cansancio es el entrenamiento. Cuanto más se entrena, menor es el cansancio que sienten los jugadores y las jugadoras. Por tanto, conocer la percepción de la fatiga es de gran utilidad para planificar tanto la duración del entrenamiento como el número de sesiones por semana y por temporada. Algunos otros factores que influyen en la percepción de la fatiga son el tiempo que llevan los jugadores jugando al minibasket y los hábitos deportivos de cada uno de ellos.
Además de todo lo anterior, según manifiesta Fuentes, “es de reseñar que la investigación demuestra que la escala pictórica Eston-Parffit es totalmente útil y fiable para medir el nivel de esfuerzo, tanto en partidos como en entrenamientos, y se puede aplicar en cualquier otro deporte”. Por último, Fuentes considera que la tesis puede ser un punto de partida para el análisis de otros reglamentos.