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Tribuna de opinión

Tecnologías disruptivas aplicadas al control de accesos y presencias

Helena Domènech Egea, directora comercial de Biosys

12/09/2022

La primera vez que fiché en una empresa fue con una cartulina que metías en una maquinita y te estampaba el día y la hora. Mi compañera de administración se pasaba horas haciendo el cómputo entre marcaje y marcaje para calcular las horas trabajadas. Era un centro de formación y uno de mis alumnos era el gerente de una empresa de nuevas tecnologías y me explicaba que instalaban unos terminales donde tú ponías la mano y te abría una puerta si tenías permisos o te recogía el fichaje para el control horario de la jornada laboral y todo el cómputo se hacía de forma automática. En aquel entonces, me sonaba a ciencia ficción, algo muy futurístico, sofisticado y avanzado.

Pocos años más tarde, ese alumno me propuso formar parte de su equipo. La empresa estaba especializada en control de accesos y presencias, integrando otros sistemas de seguridad. Y, aunque habían pasado cinco años, lo que a mí me pareció disruptivo en 1994, traspasar dispositivos tradicionales como tarjetas de banda magnética o de chip de contacto y establecer nuevas formas de acceder y fichar a través de la biometría, costaba venderlo en el mercado español.

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Sin embargo, el hecho de que el control de accesos es una de las preocupaciones vitales de seguridad en cualquier organización para proteger bienes físicos y humanos, restringiendo el acceso a ciertas áreas predefinidas a personas no autorizadas, a infraestructuras críticas o para saber quién fichaba, asegurando además la identidad única de esa persona, ha hecho que, a lo largo de estos años, la biometría sea una tecnología adoptada ampliamente.

En el mundo de la seguridad, tecnologías disruptivas que están aportando grandes beneficios son la inteligencia artificial aplicada a dispositivos biométricos y cámaras, soluciones en la nube o el uso del teléfono móvil para el control de accesos y gestión de presencias (control horario de la jornada laboral).

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Las cámaras dotadas con Inteligencia Artificial nos ofrecen análisis de comportamiento estadístico, como la función del mapa de calor que además de potenciar la seguridad, permite conocer la ruta y las acciones de los clientes en el sector retail en tiempo real, ofrece monitorización para saber qué zonas son más atractivas para ellos, contaje de personas. Esto, ayudará a tomar decisiones efectivas sobre la ubicación de productos y estantes. La IA ofrece análisis de comportamiento (auto seguimiento, merodeo, objetos olvidados, objetos removidos), de flujos y direcciones, saliendo, entrando o cruzando líneas virtuales, diferentes tipos de detección (de movimiento, detección humana, de sabotaje) tomando precauciones a través de la funcionalidad de anonimización y limitación para una mayor protección de la privacidad, y cumplimiento de la RGPD.

Sin embargo, esa IA aplicada a dispositivos biométricos (en especial al reconocimiento facial) para control de accesos o presencias, es contemplada por la RGPD como dato especial, y muchas veces una tiene la sensación de que quien realiza el análisis, lo está haciendo desde una perspectiva errónea. No es posible reconocer cualquier cara dentro de un sistema de reconocimiento facial. Si lo hiciese, querría decir que esa persona está dada de alta en el sistema, aleatoriamente nunca reconocería a alguien. Además, es prácticamente imposible que estos datos biométricos sean hackeados, interceptados o compartidos. Los datos que se almacenan son una cadena de números binarios que corresponden a puntos extraídos de la cara, aplicándole un algoritmo que sólo funciona con el sistema en concreto y no dentro de otros sistemas faciales, y asociados a una ID de usuario, nunca a ningún dato identificativo y, la ingeniería inversa para llegar a la identidad de la persona no es posible. Lo más importante es entender que las preocupaciones que conciernen la privacidad no tienen que ser ignoradas, pero entender qué es y cómo funciona el reconocimiento facial, nos ayudará a utilizarlo para mejorar la seguridad a nuestro alrededor.

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Los teléfonos móviles inteligentes supusieron también algo disruptivo, y hoy nadie se desprende del suyo, lo cual nos ofrece un dispositivo alternativo a los dispositivos biométricos con contacto, bien sea con credenciales a través de aplicaciones o credenciales virtuales, como el reconocimiento facial, Bluetooth, códigos QR o PIN desde el propio teléfono, el cual tiene un ID único (IMEI) que puede ser utilizado como código para autentificación.

Otro punto importante en los sistemas de seguridad, es la integración que permite a una aplicación abierta, como la nuestra, la interacción con varias aplicaciones y sistemas de software, haciendo que funcione como una sola, con una visión centralizada cuando hay varias sedes, optimizando así los sistemas de seguridad. En el caso de la integración con sistemas contra incendios, puede salvar vidas, y cuando se integra con el sistema de videovigilancia, permite monitorizar imágenes que quedan vinculas al control de accesos y manejar el tráfico en los puntos de acceso.

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Sin duda, la pandemia ha acelerado la digitalización de todos los sectores y, para no pocas compañías, la innovación disruptiva es una realidad ineludible. La irrupción de las nuevas tecnologías, y cómo estamos conectados con diferentes dispositivos, deberían tener el único objetivo de hacer la vida más sencilla, y los entornos más seguros, sin perder de vista que nunca puede ir en detrimento de nuestra privacidad.

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Biosys, S.L.

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