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Tribuna de opinión

Cuatro retos clave de la seguridad en el transporte público

Por Adán Bastos, Key Account Manager para el Sur de Europa de Milestone Systems

19/05/2021
La seguridad, unida a la comodidad y funcionalidad, son una prioridad para el personal responsable del transporte público, quienes entienden que la seguridad tiene el potencial de influir en el comportamiento de los viajeros en cada etapa del viaje: desde la planificación previa al viaje, pasando por el propio viaje, hasta la evaluación posterior del mismo.

Tanto para proteger a los pasajeros como para incitarles a utilizar más el transporte público, el personal responsable y las empresas de transporte público en general están dando máxima prioridad a la seguridad en la gestión de las infraestructuras.

Sin embargo, las tendencias tecnológicas y culturales de las ciudades presentan un conjunto creciente de desafíos para los profesionales de la seguridad y los responsables del funcionamiento seguro y eficiente del transporte público. Aquí profundizamos en los cuatro principales retos para el transporte terrestre identificados por la Comisión Europea y ofrecemos algunos consejos de nuestros propios expertos en cuestión de seguridad en el transporte público.

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1. Detección y prevención

La identificación y detección de amenazas y vulnerabilidades son los puntos de partida del proceso de protección contra amenazas. En el caso de las redes de autobuses, metro y ferrocarril, la atención se ha centrado en gran medida en los sistemas de vigilancia desatendida con un enfoque que tiene por objeto responder a las amenazas e incidentes, en lugar de prevenir para anticiparse a ellos.

A la luz de las crecientes amenazas y de las redes de transporte cada vez más conectadas, las empresas de transporte público deben adoptar un enfoque más proactivo en la identificación de futuras amenazas. La Comisión Europea recomienda, en un reciente informe sobre la seguridad en el transporte, adoptar un enfoque más universal y colaborativo, así como contar con socios y proveedores tecnológicos y de seguridad para integrar las tecnologías y funcionalidades adecuadas en todos los niveles de las infraestructuras críticas.

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2. Gestión de crisis

Los sistemas de transporte siempre han sido sensibles a los efectos de los fenómenos naturales o aquellos provocadas por el hombre, como los terremotos, los fenómenos meteorológicos o los conflictos armados, respectivamente. Si bien no todos los acontecimientos críticos alcanzan el nivel de emergencia catastrófica, una respuesta tardía o inadecuada, incluso a un incidente menor, puede poner en peligro a las personas, las operaciones y, en última instancia, la reputación de la organización.

Contar con un plan de respuesta eficaz, por lo tanto, puede reducir tanto los efectos más inmediatos como los de largo plazo, salvando vidas, empleos, propiedades o millones de euros.

A la hora de elaborar un plan de respuesta eficaz, el principal reto actual es cómo vincular de forma inteligente las fuentes de información y las partes interesadas con las cuestiones relacionadas con la interoperabilidad de los procedimientos y las tecnologías.

Una estrategia integral de gestión de crisis comienza antes de que se sienta el impacto de un suceso y continúa después de que la crisis inmediata haya terminado. Esta estrategia de ciclo vital completo puede dividirse en cuatro fases distintas: evaluar, localizar, actuar y analizar. Recomendamos adoptar este enfoque de cuatro fases y trabajar en colaboración con las fuerzas de seguridad y otros funcionarios de la ciudad para recopilar y compartir información sobre situaciones emergentes.

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3. Seguridad de los pasajeros

Las amenazas, y por lo tanto las vulnerabilidades, dentro del sector son diferentes en cada tipo de transporte. Por eso nos quitamos los zapatos en el aeropuerto, pero no esperamos hacerlo en la estación de metro. Uno de los retos de la seguridad de los pasajeros es cómo desplegar medidas que hagan frente a las crecientes amenazas y, al mismo tiempo, satisfagan las expectativas y los niveles de comodidad de los pasajeros. Otro reto importante es aplicar las medidas de seguridad al tiempo que se mantiene el flujo de pasajeros a través de la red, especialmente en los grandes intercambios. Una vez más, en este ámbito, las políticas y los requisitos suelen desarrollarse en respuesta a incidentes concretos, y no de forma proactiva como sería aconsejable.

4. Ciberseguridad y privacidad

La seguridad del transporte no sólo implica la protección de las instalaciones y vehículos de transporte contra las posibles amenazas (póngase de ejemplo, una bomba), sino también la protección contra ciberataques de los dispositivos y programas informáticos que controlan el tráfico. Esto incluye, por supuesto, los datos personales recogidos por los dispositivos que los pasajeros utilizan durante el tránsito.

Dado el panorama actual de seguridad y movilidad, se prevé que el número, la frecuencia, así como la gravedad de los ciberataques en el ámbito del transporte aumenten.

Las empresas de transporte público suelen enfrentarse a equipos de control de infraestructuras y redes basados en software y hardware heredados, cuando la seguridad de las infraestructuras críticas depende cada vez más de las tecnologías TIC interconectadas. Y esto plantea retos de integración.

De ahí que sea siempre recomendable apoyarse en expertos a la hora de evaluar, planificar y ejecutar las mejores herramientas en torno a la seguridad para el óptimo uso y funcionamiento del transporte público, así como su fomento gracias a la buena experiencia de los usuarios.

Empresas o entidades relacionadas

Milestone Systems Spain, S.L.

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