Una pintura en aerosol para invernaderos podría aumentar la seguridad alimentaria de los países menos soleados
Dado que la temporada de crecimiento en el Reino Unido es relativamente corta debido a su clima y latitud, el país depende en gran medida de las importaciones europeas de frutas y verduras. Para cultivar estos alimentos en su territorio, se necesitan grandes invernaderos con iluminación artificial y elevados consumos de electricidad.
Ahora, científicos de las Universidades de Bath y Cambridge, en colaboración con el socio comercial Lambda Agri, han desarrollado un recubrimiento en aerosol para invernaderos que podría ayudar a los agricultores del Reino Unido a producir más cultivos en el futuro utilizando la misma energía o menos.
La fotosíntesis (el proceso que utilizan las plantas para captar la luz solar y utilizar la energía para convertir el dióxido de carbono y el agua en azúcares) es más eficiente en la longitud de onda de la luz roja. La luz verde es la menos eficiente, por lo que las plantas no la absorben y, por lo tanto, se ven verdes. La luz solar es una mezcla de todo el espectro de colores, por lo que gran parte de la luz que brilla sobre las plantas no se aprovecha.
El nuevo aerosol recubre el vidrio del invernadero existente como un barniz. Esta capa absorbe la luz azul de la luz solar y la convierte en luz roja, aumentando la fracción de luz roja que pueden utilizar las plantas, lo que aumenta el rendimiento del cultivo.
Aunque otros investigadores en Estados Unidos ya han conseguido aumentar el crecimiento con tecnologías similares, utilizan tierras raras como el indio, un metal que se utiliza en las pantallas de los teléfonos, pero que es muy caro y difícil de reciclar. La colaboración de Bath/Cambridge con Lambda Agri ha reemplazado el indio por un material pendiente de patente, de menor costo y más abundante. Además, pueden fabricar los materiales mediante un reactor de flujo químico, acelerando el proceso de producción y haciéndolo más fácilmente escalable.
La profesora Petra Cameron, del Instituto de Sostenibilidad y Cambio Climático (ISCC) de la Universidad de Bath, explica cómo funciona el aerosol: "La forma en que funciona nuestro recubrimiento es similar a cuando vas a una discoteca y tu bebida de gin tonic brilla bajo la luz ultravioleta: la quinina en el agua tónica absorbe los rayos ultravioleta y los reemite como luz visible. Esto significa que nuestra tecnología podría usarse en el futuro para extender las temporadas de crecimiento de los productos y utilizar menos luz artificial para obtener los mismos resultados, ahorrando dinero y reduciendo las emisiones de carbono asociadas".
"Además de cambiar la longitud de onda de la luz que entra al invernadero, el recubrimiento dispersa la luz, lo que también aumenta el rendimiento. Incluso hay alguna evidencia que sugiere que mejora el sabor al aumentar el contenido de azúcar en la fruta", señala la profesora Cameron.
Por su parte, el profesor Dominic Wright, de la Sección de Química Inorgánica y de Materiales de la Universidad de Cambridge, añade: "Esta es una buena aplicación de la ciencia molecular fundamental para resolver un problema del mundo real, que es particularmente importante en relación con el contexto de la seguridad alimentaria y el calentamiento global. Existe una posibilidad muy real de que este avance tenga un impacto significativo en la disponibilidad y el costo de las frutas blandas y las verduras para ensaladas para los consumidores en el futuro, especialmente en países del norte de Europa como el Reino Unido, donde las condiciones climáticas están lejos de ser ideales".
El equipo científico ya ha presentado una patente para la tecnología y ha publicado su investigación en la revista Advanced Materials Technologies. Esperan que el avance esté disponible comercialmente en unos años.