El Grupo BMW introduce la depuración eléctrica de gases de escape en las cabinas de pintura
El Grupo BMW ya alimenta eléctricamente la depuración de gases de escape de sus primeros talleres de pintura. Gracias a un nuevo método, las altas temperaturas necesarias para la depuración térmica de los gases de escape de las cabinas de pintura y las zonas de secado pueden generarse ahora con electricidad. De este modo, puede llevarse a cabo otro proceso de producción sin utilizar gas natural.
Michele Melchiorre, jefe de Sistema de Producción, Planificación, Taller de Herramientas, Construcción de Plantas del Grupo BMW, comenta: "Para otros procesos del taller de pintura que consumen mucha energía, como el secado de vehículos y el calentamiento del agua, ya existen soluciones para trabajar sin gas natural. Así pues, la depuración eléctrica de gases de escape es el último peldaño para que el Grupo BMW pueda hacer funcionar sus talleres de pintura con energía regenerativa en el futuro".
Sistema eRTO
La eRTO (oxidación térmica regenerativa eléctrica) es un proceso por el que se queman sustancias gaseosas o vaporosas a temperaturas de hasta 1.000° Celsius. A diferencia de los métodos anteriores, funciona exclusivamente con electricidad.
Antes de ser liberados a la atmósfera a través de chimeneas, los gases de escape de las cabinas de pintura y las zonas de secado se purifican para evitar que los disolventes de los talleres de pintura dañen el medio ambiente. Para ello, se hace pasar por un lecho de medios cerámicos, donde se queman los restos de disolvente. Para ello, el aire debe calentarse a temperaturas muy elevadas en poco tiempo. Hasta ahora, la energía necesaria para ello sólo podía obtenerse del gas natural. Pero el innovador sistema eRTO permite ahora depurar los gases de escape sin combustibles fósiles y utilizando en su lugar electricidad procedente de fuentes renovables.
El sistema eRTO se instala entre la cabina de pintura, el proceso de secado y la chimenea. La energía térmica se recupera mediante un lecho cerámico plano de dos metros de profundidad en el que se alcanzan temperaturas de hasta 1.000° Celsius y que sirve de recuperador. Las barras calefactoras eléctricas calientan la cerámica circundante, y como la mayor parte del calor se retiene, escapando solo pequeñas cantidades, una carga conectada de unos cientos de kilovatios es suficiente para hacer funcionar el sistema.