La nanotecnología, la inteligencia artificial o la sostenibilidad revolucionan el sector

Una de las principales innovaciones que se están desarrollando en el campo de los recubrimientos son las pinturas inteligentes y autorreparables, que tienen la capacidad de adaptarse a las condiciones ambientales y de reparar los daños causados por agentes externos, como arañazos, grietas o corrosión. Estas pinturas se basan en el uso de nanomateriales, como nanopartículas, nanocápsulas o nanotubos, que se incorporan a la matriz de la pintura y le confieren propiedades especiales, como resistencia al fuego, al agua, a los rayos UV, a las bacterias o a los hongos. Además, estas pinturas pueden cambiar de color, de textura o de brillo según las preferencias del usuario o las necesidades del entorno.

Otra tendencia que está revolucionando la industria de la pintura es la aplicación de la inteligencia artificial y la computación cuántica a los procesos de fabricación y diseño de los productos. Estas tecnologías permiten optimizar los recursos, reducir los costes, mejorar la calidad, personalizar los productos y acelerar el tiempo de comercialización. Por ejemplo, la inteligencia artificial puede ayudar a predecir la demanda, a controlar la calidad, a detectar fallos o a mejorar la formulación de las pinturas.

Por su parte, la computación cuántica puede resolver problemas complejos que requieren una gran capacidad de cálculo, como la simulación de las propiedades de los materiales, el diseño de nuevos pigmentos o la optimización de las cadenas de suministro. En este ámbito destaca un proyecto que están llevando a cabo conjuntamente las empresas Akzo Nobel y Microsoft. La colaboración entre ambas compañías está dirigida a explorar cómo la computación cuántica podría ayudar a acelerar el desarrollo de pinturas y recubrimientos sostenibles y de alto rendimiento. Desde Akzo Nobel señalan que la computación química cuántica es capaz de simular reacciones químicas con un nivel de precisión sin precedentes.

Microsoft y AkzoNobel estudian cómo la computación química cuántica es capaz de simular reacciones químicas con un nivel de precisión sin precedentes.

La convergencia digital es otra tendencia que está transformando la forma de interactuar con los productos y servicios de la industria de la pintura. Se trata de la integración de tecnologías como la realidad aumentada, la realidad virtual o las experiencias inmersivas, que permiten crear entornos virtuales que se superponen o se mezclan con el mundo real. Estas tecnologías facilitan la visualización, la prueba y la elección de los productos, así como la formación, la asistencia y el mantenimiento de los mismos. Un ejemplo de esta tendencia son los gemelos digitales, que son réplicas virtuales de objetos o procesos reales, que se actualizan en tiempo real y que permiten simular, analizar y mejorar su comportamiento.

Un referente en la aplicación de gemelos digitales a la industria de la pintura viene de la mano de Dürr. Este fabricante ha lanzado al mercado una solución para cálculo digital de las capas de pintura en el proceso de pintado industrial de vehículos. El software de simulación permitirá a los fabricantes de automóviles reducir al mínimo las pruebas reales, con lo que aumenta la eficiencia de la puesta y servicio y disminuyen los costes de material y el número de carrocerías con defectos de pintado.

Por último, la sostenibilidad y la economía circular son dos conceptos que están cada vez más presentes en la industria de la pintura, debido a la creciente concienciación social y ambiental y a la presión regulatoria. Estos conceptos implican el uso eficiente de los recursos, la minimización de los residuos, la reducción de las emisiones, el fomento de la reutilización, el reciclaje y la recuperación de los materiales, y la generación de valor a lo largo de todo el ciclo de vida de los productos. Algunas de las iniciativas que se están llevando a cabo en este sentido son el uso de materias primas renovables o recicladas, el desarrollo de pinturas biodegradables o compostables, la aplicación de sistemas de etiquetado ecológico o la creación de plataformas de economía colaborativa.