La acuicultura española se ve estancada pese al potencial mundial de la cría de pescado
Las empresas españolas de la acuicultura ven estancado su crecimiento, que atribuyen a las altas exigencias normativas y a la competencia desleal, y piden apoyo para aprovechar el potencial mundial de la cría y del comercio de pescado. Los representantes de la piscicultura española declaran que el sector tiene los ingredientes para crecer, pero está bloqueado.
La acuicultura genera más de 10.200 empleos directos en territorio español; un 25% son mujeres en la producción y el 63% en la transformación, según datos difundidos por la campaña Acuicultura de España.
Con 5.382 empresas, España es el primer productor de la UE en volumen y el tercero en valor detrás de Francia y de Grecia; Galicia destaca como primera autonomía productora, por el mejillón (4.882).
A escala mundial, la producción acuícola ya es superior a las capturas pesqueras, según la ONU.
Problemas para crecer
El director gerente de la patronal de empresas acuícolas Apromar, Javier Ojeda, manifiesta que las trabas administrativas y de la planificación del espacio son dificultades pero la realidad es “un problema más profundo: la implementación tan estricta de la normativa medioambiental”.
Según Ojeda, hay un “desequilibrio“en las normas de la UE entre los aspectos ambientales y económicos, desigualdad que espera que se corrija en la nueva legislatura comunitaria. Eso influye, apunta, en las actuaciones del Gobierno o de las comunidades autónomas, con”vueltas de tuerca hacia lo más exigente“y precauciones”innecesarias“porque los acuicultores”son los primeros en querer conservar los ecosistemas”.
Otros retos son el cambio climático, el relevo generacional y la necesidad de hacer atractiva la producción para empleados, empresarios, científicos y tecnólogos.
Por ejemplo, la división española del grupo de origen greco-español Avramar, con 300 empleados y sede en la Comunidad Valenciana, indica que actualmente está en búsqueda de personal cualificado en operaciones, como buzos, mecánicos navales y técnicos en informática.
La competencia y la inflación
El director general en España del grupo acuícola Avramar, Tachiche Lacomba, recuerda el impacto de la inflación en el pienso, la energía y los costes laborales, que redujo los márgenes y la demanda, porque el consumidor sustituyó sus productos por otros más baratos.
“Ahora que la inflación está bajando, los clientes piden reducciones de precio, pero el ciclo de producción de nuestro negocio es muy largo (más de dos años), lo que implica que hay productos que incorporan costes de mucho tiempo atrás y, por tanto, más elevados”, según Lacomba.
Tanto Ojeda como Lacomba apuntan a la fuerte competencia en los mercados, especialmente porque los pescados de países competidores tienen que cumplir menos exigencias.
Desde Apromar apuntan a Turquía, a cuyos envíos, según Ojeda, se les da un tratamiento desigual y se les exige menos que a las piscifactorias comunitarias, por lo que pide “reciprocidad” en ese ámbito: "El principal problema es la gran diferencia existente entre la estricta legislación que se aplica a los productores europeos, frente a lo exigido a los importados, lo que afecta al coste de producción y, en consecuencia, a la capacidad de competir", dice Lacomba.
Avramar-España, con 12.000 toneladas de producción y una facturación de 80 millones de euros, destina el 80% de sus ventas al mercado ibérico y el resto al de la UE. No obstante, Lacomba valora que los clientes aprecien el origen y la frescura de las doradas, lubinas y corvinas con sellos como ‘Crianza Mares y Ríos de España’.