La UE podría reducir un 30% la emisión de gases de la pesca en 2030
La ONG Oceana publicó un informe en el que asegura que existen “varias vías posibles” para que la Unión Europea (UE) alcance su objetivo de disminuir en un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la industria pesquera para 2030 y de neutralidad climática en 2050.
El informe reclama que en el actual contexto de crisis energética “es aún más crucial garantizar un sector pesquero viable y una explotación sostenible de los mares“ e investiga soluciones técnicas y estratégicas para reducir el uso de combustible en esta industria.
El estudio revela que, pese a que la proteína de pescado se considera una fuente de alimentos con bajas emisiones de carbono, las técnicas más intensivas en consumo de combustible, como la pesca de arrastre de fondo, podrían generar emisiones comparables a las de la producción de proteína animal en tierra.
En los Estados miembros, las artes de pesca activa que entran en contacto con el fondo son las que más combustible consumen por kilo de pescado desembarcado y liberan al agua grandes cantidades de carbono almacenado en el lecho marino –se estima que entre 10 y 15 veces la cantidad emitida por el combustible quemado durante la actividad pesquera–.
La mayoría de las pesquerías de la UE dependen de los combustibles fósiles, lo que “perjudica su rentabilidad y resiliencia económicas a largo plazo”, asegura Oceana, que incide en que la pesca sostenible y la gestión normativa son “cruciales” para desarrollar incentivos que apoyen la descarbonización de la industria.
Por ello, la ONG sostiene que una sustitución gradual de las pesquerías más destructivas y con mayor consumo energético por técnicas de pesca más pasivas, “ofrece múltiples ventajas para el medio ambiente, la economía y la sociedad”.
Según Oceana, el remplazo de estas pesquerías permitiría consumir menos combustible, lo que reduciría de forma significativa las emisiones de GEI y se protegerían los hábitats marinos que almacenan gases responsables del cambio climático. Además, señalan que aumentarían los beneficios de la industria al capturar pescado de mayor valor con menores costes operativos.
No obstante, también considera que para alcanzar esta viabilidad del sector pesquero comunitario es necesario pagar un precio justo a los pescadores por sus capturas, disuadir las prácticas comerciales desleales de los grandes minoristas y promover el pescado de mejor calidad y contenido nutricional.
La directora de Políticas y Comunicación de Oceana en Europa, Vera Coelho, apunta que “la UE debe compaginar las prioridades medioambientales y económicas en la gestión pesquera y dejar de considerar que son antagónicas”. Y añade: “Los políticos deben empezar por eliminar la fuerte dependencia de la industria pesquera de los combustibles fósiles y facilitar su transición hacia alternativas bajas en carbono, lo que también le beneficiará económicamente”.
Oceana recuerda que, para hacer frente a la crisis energética actual, los distintos Estados miembros han tomando medidas de emergencia como la reducción del impuesto sobre el combustible en toda la UE, “incluso si el sector ya está protegido por subsidios públicos”. Por ello, insta a la UE a “repensar los enfoques de gestión de riesgos y crisis que eviten demorar acciones o inversiones y que se fomenten las mejores técnicas bajas en carbono que tengan un impacto mínimo en los ecosistemas marinos". Asimismo, insiste en que la transición energética también ayudará a mejorar la resiliencia económica del sector pesquero.