Una revolución azul para democratizar el acceso al pescado
Para lograr un acceso democrático al pescado, fuente sostenible de proteínas de alto valor nutricional, la acuicultura es una garantía de obtención de cultivos seguros, saludables, frescos y ricos. Con 8.000 km de costa, 9 grandes ríos, numerosos lagos y una orografía y clima diversos, España es un lugar extraordinario para el desarrollo de una acuicultura sostenible y de calidad. Consciente de ello, Acuicultura de España nace para dar a conocer la acuicultura española como el método de obtención de especies acuáticas animales y vegetales del futuro, así como un sistema para asegurar la sostenibilidad de ríos, mares y océanos.
Los recursos terrestres tienen un límite y en 2050 deberemos alimentar a una población que superará los 9.700 millones de individuos. Es el momento de repensar la manera en la que producimos alimentos y la acuicultura, junto con otras formas de producción sostenible, tiene el potencial y el compromiso de ser parte de la solución.
España, un referente en acuicultura
La acuicultura tiene una larga trayectoria en España (1864 el primer manual práctico en La Granja de San Ildefonso), por lo que podemos hablar de tradición. Somos uno de los países más innovadores en acuicultura y en los últimos años se está haciendo un gran esfuerzo de investigación para ser cada vez más eficientes y sostenibles
De hecho, España es el país con mayor cosecha de acuicultura (23% del total) de la Unión Europea –el tercer productor de pescado en general– y el cuarto en cuanto a valor de producción, con un total de 501 millones de euros en primera venta en 2019.
Ese mismo año se cosecharon casi 350.000 toneladas de especies acuícolas, entre las que destacaron la lubina (27.300 t), la trucha arcoíris (18.955 t), la dorada (13.500 t) y el rodaballo (8.258 t), todas ellas distribuidas en 5.100 establecimientos de prácticamente todas las Comunidades Autónomas.
El empleo generado por la acuicultura española es de unos 18.000 puestos directos vinculados a las granjas de producción –y 40.000 indirectos–. Estos puestos se reparten entre un total de 5.075 establecimientos acuícolas, de los cuales 282 son fundamentalmente granjas de cría de pescado y el resto (4.793), unidades de producción de moluscos.
Un sistema productivo sostenible
Los recursos de los océanos, mares y ríos lamentablemente no son ilimitados. Una mala praxis durante décadas y una sobreexplotación han hecho que exista, en muchos mares, un agotamiento del ecosistema marino. Con las cifras anteriormente nombradas, el sector no destaca solo por el desarrollo socioeconómico que genera, sino también por su bajo impacto medioambiental.
Así, la acuicultura se une a la pesca sostenible para evitar la sobreexplotación de los océanos, mares y ríos y proteger la vida submarina. Este sistema permite reducir la presión de la agricultura y la ganadería sobre los recursos terrestres, ofreciendo proteínas animales más sostenibles. La cantidad de energía, nutrientes, espacio y agua necesarios para producir 1 kg de proteína animal son mucho menores en los océanos y otros espacios acuáticos que en la tierra. ¿Por qué? Porque los animales terrestres están de pie y beben agua; los acuáticos flotan y no beben. Por eso son mucho más eficientes en cualquier comparación.
Por otro lado, la acuicultura juega un papel clave en los procesos relacionados con la lucha frente al Cambio Climático y en los mecanismos de adaptación y mitigación. La mejora en el uso de los recursos acuáticos fluviales o marinos mediante el fomento de producciones acuícolas cada vez más sostenibles reducirá la presión sobre los recursos actuales, asegurando un suministro de alimentos saludables y seguros a la población mundial.
Otra ventaja de la acuicultura en el medioambiente es que es una producción animal que permite el crecimiento natural de especies de pescado en su hábitat, sin sobrexplotar el medio acuático donde se ubican. La acuicultura aporta los peces al medio mayoritariamente a través de procedimientos productivos propios.
Según Global Salmon Initiative (GSI), para producir 100 g de proteína comestible, en el caso de extraerlo de pescado de acuicultura se necesitan 37 m2. Para conseguir esa misma cantidad de proteína extraída de carne de res, se necesitan hasta 102 m2. De hecho, en esa variable se tiene también en cuenta la cantidad de terreno que se necesita para extraer el alimento que sirve de comida de esas especies. Por lo que, gracias a la crianza de pescado, se puede obtener una gran cantidad de proteína ocupando mucho menos espacio.
Hacia un consumo responsable
El fomento de una alimentación responsable, saludable y sostenible es otro de los pilares de la acuicultura ya que se presenta como la forma más eficaz y sostenible de asegurar que haya suficientes proteínas de origen animal para alimentar a un mundo con una población en aumento. De hecho, se plantea como el método de cría de especies acuáticas animales y vegetales del futuro, que, además, ayuda a que la presión sobre la pesca extractiva se reduzca.
En este sentido, el pescado criado en acuicultura es sometido a un exhaustivo seguimiento, cuidado de su hábitat y alimentación. La calidad nutritiva de la dieta de las especies de crianza es uno de los pilares del sistema. Su desarrollo es en aguas limpias y con fuerte renovación, ya sea por el oleaje en el mar o por las corrientes de los ríos. Y, gracias al mínimo tiempo que transcurre desde que salen del agua hasta que llegan al consumidor, las especies acuícolas destacan por su frescura.
En términos de beneficios para la salud, tiene un excelente perfil nutricional. Es una buena fuente de ácidos grasos omega-3, proteínas, vitaminas, minerales y micronutrientes esenciales. Estos ácidos grasos saludables son responsables de la reducción del colesterol, aliados de la capacidad intelectual y del correcto funcionamiento del sistema nervioso. Para consumir una dosis adecuada de omega-3, bastan 200 gramos de alguna especie de acuicultura como, por ejemplo, la dorada, la lubina o la trucha.