Sustitución de harina de pescado por compuestos fermentados en dietas de dorada y lubina
CTAQUA participa en la quinta reunión del consorcio del proyecto europeo SIMBA para presentar los primeros resultados de las pruebas nutricionales llevadas a cabo con lubina y dorada. Los primeros resultados muestran que una parte importante de la harina de pescado puede ser sustituida por compuestos más sostenibles.
El proyecto europeo SIMBA ha celebrado la 5ª reunión de su consorcio, organizada por la Agencia Italiana ENEA, entidad socia que centra su trabajo en las nuevas tecnologías, la energía y el desarrollo económico sostenible. Esta vez el formato del encuentro ha sido híbrido, con socios que se desplazaron hasta Roma y otros conectados telemáticamente desde sus respectivos países.
El consorcio de SIMBA está compuesto de instituciones de 10 países europeos, cuyo objetivo es aprovechar los microbiomas complejos terrestres y marinos para la producción sostenible de alimentos. Esta iniciativa se centra en dos cadenas alimentarias interconectadas: la agricultura y la acuicultura.
En este quinto encuentro del consorcio se han presentado los primeros avances en el campo de la agricultura, como las aplicaciones de los microbiomas en cultivos de maíz, patatas y tomates; la acuicultura, con interesantes ponencias de Allmicroalgae sobre la mejora del cultivo de fitoplancton con microbiomas y de la Universidad de Parma sobre biopelículas marinas; y finalmente, aspectos de la salud humana. Además, se presentaron los primeros resultados de los estudios económicos y sociales sobre la aceptación del uso de microbiomas en alimentos por parte de los consumidores.
Erik Malta y José Cabello con los tanques en las instalaciones de CTAQUA.
Erik Malta, responsable de SIMBA en CTAQUA, expuso en una ponencia presencial en Villa Lubin los primeros resultados de las pruebas nutricionales llevadas a cabo con lubina y dorada por el Centro Tecnológico. Estas pruebas se enmarcan en el paquete de trabajo 3 (WP3) del proyecto, que tiene como objetivo responder a la demanda de materias primas más sostenibles, que puedan utilizarse como fuente principal de proteínas en la alimentación de los peces. También, se consideran necesarios ingredientes funcionales que mejoren la salud de los peces y su resistencia a las enfermedades, además de mejorar el perfil nutricional del pescado para los consumidores finales.
SIMBA está abordando estos objetivos a través del trabajo de Fermentation Experts, socio danés del proyecto, que ha desarrollado y optimizado fuentes de proteínas sostenibles basadas en formulaciones de soja, colza y macroalgas fermentadas que contienen bacterias lácticas viables. Los socios portugueses, NECTON y Allmicroalgae, han estado trabajando en la optimización del cultivo de las especies de microalgas Chlorella vulgaris, Nannochloropsis spp. y Tisochrysis lutea que sirven como potenciales componentes funcionales de los piensos.
“En SIMBA estamos probando el rendimiento de estos componentes por separado, comparándolos con peces alimentados con una dieta comercial estándar. Fermentation Experts diseñó un total de 5 dietas experimentales: 2 dietas con una sustitución del 50% de la harina de pescado por dos productos de fermentación diferentes, y 3 dietas con una adición del 2% de fitoplancton. Los efectos de estas dietas están siendo probados en ensayos nutricionales con peces por los socios NIVA (Noruega), LUKE (Finlandia) y CTAQUA (España). Los ensayos abarcan las tres principales especies acuícolas europeas: salmón marino (NIVA), salmón de agua dulce (LUKE) y dorada/lubina (CTAQUA)”, explica Erik Malta.
El equipo del CTAQUA ha finalizado ahora sus ensayos nutricionales en las dos especies de peces, la dorada y la lubina, ambas especialmente importantes en la acuicultura del Atlántico y el Mediterráneo del sur de Europa. Hasta ahora, el equipo ha analizado todos los parámetros de rendimiento y parte de los indicadores del sistema inmunitario.
“En la dorada, la tasa de crecimiento de los peces y la eficiencia alimenticia fueron aproximadamente un 10% menores con uno de los productos fermentados, en comparación con la dieta de control, mientras que no hubo diferencias significativas para la dieta que contenía el otro producto fermentado. El crecimiento de los peces en las dietas que contenían fitoplancton no fue significativamente diferente en comparación con la dieta de control. En el caso de la lubina, el rendimiento de las dos dietas que contenían productos fermentados se redujo significativamente entre un 10 y un 15%, mientras que en el caso de la adición de fitoplancton tampoco se encontraron diferencias”, detalla.
Los resultados actuales indican que la adición de fitoplancton a los alimentos para peces no afecta ni mejora el rendimiento general, mientras que los efectos sobre los indicadores inmunológicos podrían ser específicos de cada especie. La sustitución parcial (50%) de la proteína de la harina de pescado por productos fermentados, en particular el compuesto EP299, no tuvo ningún impacto negativo en el caso de la dorada y una ligera reducción del rendimiento en la lubina. “Esto podría deberse a las preferencias alimentarias específicas de estas especies: la lubina es una especie casi exclusivamente carnívora, mientras que la dorada es mucho más omnívora y se sabe que se alimenta de algas y detritus. Teniendo en cuenta la altísima sustitución de la harina de pescado por compuestos fermentados, estos resultados son alentadores, ya que sugieren que una parte importante de la harina de pescado puede ser sustituida por compuestos más sostenibles. Será muy interesante ver si las dietas experimentales tuvieron efectos sobre los demás parámetros y qué harán por el salmón”, concluye.