Los desafíos de la industria alimentaria en la era post-COVID
La evolución de la industria alimentaria se desarrolla en un contexto altamente competitivo. El sector atraviesa, en la actualidad, fuertes limitaciones que empujan a las empresas a asumir importantes desafíos: estrictas normas de seguridad y trazabilidad, desarrollo sostenible, evolución de las expectativas de los consumidores, aumento del precio de las materias primas, etc.
Todas estas cuestiones, sumadas a las ya abultadas limitaciones del sector, obligan a las empresas alimentarias a reaccionar con rapidez. Fundamentalmente, buscando el apoyo de nuevos sistemas de gestión, cada vez más exigentes. En este sentido, la elección de un ERP integral, capaz de adaptarse a las circunstancias del entorno y del negocio, es fundamental para mantener las ratios de competitividad. También para garantizar el potencial de innovación, que demanda un sector cada vez más digitalizado.
Un software establece el vínculo entre los procesos de negocio y el sistema de información. Foto: Lukas Blazek en Unsplash.
Pablo Couso, director comercial de Datisa explica la encrucijada en la que se encuentran algunas pymes de la industria alimentaria a la hora de decidir con qué ERP quieren gestionar sus recursos. “Por un lado, nos encontramos con empresas que piensan en un ERP grande, potente, funcional y genérico, aunque no se adapte 100% a todos sus requerimientos. Y, por otro, encontramos compañías que prefieren utilizar soluciones más pequeñas, y verticales, aunque puedan quedarse obsoletas rápidamente. O no aportar el cómputo global de beneficios que esperaban de ellas. O eternizarse en implementaciones interminables”.
El ERP de Datisa se ha diseñado, precisamente, para cerrar esa brecha. Ya que se trata de un software con amplia cobertura funcional, pero extremadamente flexible, ágil y fácil de usar. Su objetivo se centra en mejorar la eficiencia de los procesos operativos. Y optimizar la rentabilidad de todas y cada una de las áreas que conforman el negocio, desde la producción, hasta la distribución, pasando por el almacén, el entorno comercial o la gestión administrativa y financiera.
En todo caso, si hablamos de los desafíos a los que se enfrenta la industria alimentaria en la era post-COVID, podemos resumirlos en estos tres:
- Normas de seguridad. Los procesos de producción, almacenamiento y distribución deben cumplir los estrictos requisitos normativos. Y, a la vez, satisfacer las exigentes demandas respecto a cuestiones como de las entregas a tiempo, la transparencia o la calidad.
- Adaptación constante a los cambios. No solo flexibilidad para atender una modificación de los hábitos del consumidor, sino, también, para adaptar sus procesos a las limitaciones reglamentarias, en constante evolución. La integración de los estándares de calidad en los procesos y la trazabilidad son aspectos sobre los que siempre se debe poner el foco.
- Volatilidad de precios. Conciliar las tarifas con las normativas y los requisitos exige sí o sí, la optimización de todos los procesos, teniendo en cuenta que el margen con el que se opera habitualmente en la industria alimentaria es tremendamente ajustado.
Por lo tanto, cualquier pyme que opere en el sector alimentario deberá apoyar su gestión en un ERP adecuado para afrontar con éxito estos y otros importantes desafíos. El software establecerá el vínculo entre los procesos de negocio y el sistema de información. Y hará que la organización sea más eficiente, competitiva y rentable.