Cepesca augura unas pérdidad de 54 millones en cinco años para la flota española por el brexit
Las flotas españolas que operan en el caladero británico y en Svalbard arrancan la actividad de 2021 con unas 3.455 toneladas menos que en 2020 de especies como merluza, gallo, rape o bacalao, lo que supondrá unas pérdidas estimadas de en torno a 9,36 millones de euros este año, tras el acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y el Reino Unido el pasado 24 de diciembre.
Esta es una de las conclusiones de un análisis detallado del acuerdo realizado por la Confederación Española de Pesca (Cepesca). Estas cifras podrían aumentar si el total admisible de capturas (TAC) de varias de esas especies, ahora provisional, sufre alguna reducción en la próxima negociación entre el Reino Unido y la UE. Teniendo en cuenta que el acuerdo del Brexit prevé que las posibilidades de pesca de la flota europea se irán reduciendo progresivamente, Cepesca calcula que el impacto al final del período transitorio de cinco años y medio será de unos 54,3 millones de euros, con una pérdida de 4.318 toneladas de las principales especies.
Según Javier Garat, secretario general de Cepesca, “si bien al principio acogimos el acuerdo con cierto alivio, tomando como referencia los porcentajes de reducción basados en la estabilidad relativa de capturas que fueron aportados por el Gobierno, a medida que vamos traduciendo esa nomenclatura política a cifras reales del día a día, constatamos un grave perjuicio a corto plazo, al que se suma la incertidumbre que vendrá desde 2026. El impacto de la pérdida de más de 54,3 millones de euros es importante para las familias de los armadores, tripulantes, trabajadores en tierra y para los empleos indirectos que se generan por parte de los 88 buques del censo de NEAFC y los 4 bacaladeros que pescan en Svalbard y que tienen puerto base en Galicia, Cantabria y el País Vasco”.
Según el cálculo de Cepesca, basado en reducciones de toneladas, sólo en aquellas especies de alto valor, como la merluza, el gallo o el rape, los recortes se sitúan en un 3,5%, 8,4% y 6,6% en la zona 7 (Oeste de Irlanda y Porcupine), respectivamente, y son de un 18,9% de gallo y un 19,8% de rape en la zona 6 (Oeste de Escocia). A estas reducciones hay que sumar, además, las de otras especies también objeto de captura por parte de la flota española como la del bacalao (15% menos) en Svalbard. Todas estas cifras podrán subir o bajar cada año en función del TAC que se vaya fijando de las diferentes especies.
Cepesca llama así mismo la atención sobre las consecuencias a medio y largo plazo ya que el periodo transitorio solo durará cinco años y medio y, a partir de ese momento, la Comisión Europea, en nombre de los Estados miembros, tendrá que negociar cada año con el Reino Unido, tanto el acceso a las aguas como las cuotas. Y a partir de este año ambas partes tendrán que negociar los TAC de los 119 stocks compartidos.
Más allá de la preocupación en torno a la gestión conjunta de estas poblaciones de peces para garantizar la sostenibilidad, esta situación genera una incertidumbre enorme en las empresas del sector pesquero, por no saber con qué cuotas podrán contar a partir de 2026 y si todos los buques podrán tener acceso a las aguas del RU. Así mismo, se desconoce el impacto que tendrá en la Política Pesquera Común (PPC), así como en los intercambios de cuotas entre los diferentes países que pescan en Reino Unido ya que, a partir del próximo año, contarán con menos posibilidades de pesca para posibles intercambios.
Ante esta nueva etapa y de acuerdo con Garat, también presidente de Europêche, “los gobiernos de la UE y la Comisión Europea deberían estar a la altura de las circunstancias y defender a la industria pesquera europea. Es la única fórmula para generar confianza en las instituciones y evitar que se multiplique el número de euroescépticos en el sector pesquero”.