La alimentación del futuro
Precio, calidad, salud, conveniencia, placer, sostenibilidad… ¿Qué productos llenan hoy la cesta de la compra? ¿Qué es lo que está pidiendo realmente el shopper a la industria y la distribución alimentaria? ¿Cuáles son las nuevas tendencias que emergen? Estas y otras preguntas protagonizaron la mesa redonda que se celebró el pasado 21 de abril en el marco de la feria Bta. Moderada por Jordi Cuatrecasas, director de Desarrollo de AECOC, altos directivos de la fabricación y la distribución alimentaria discutieron las tendencias que marcan y marcarán el futuro del sector.
Mesa redonda con todos los asistentes y el moderador, Jordi Cuatrecasas, director de desarrollo de AECOC.
“En los últimos años se ha producido un cambio en el consumo de los españoles debido a la crisis. Éramos de los países que más gastaban en la cesta de la compra, junto a Alemania. Ahora ya no lo somos porque, en general, no estamos dispuestos a pagar más por productos ‘sanos’ o ecológicos” indicó Eva Vila, directora general de IRI España, en su apertura de la mesa redonda. “Los ciudadanos no están bien informados y por ello empiezan a desconfiar de las grandes marcas y cada vez se asienta más la tendencia de compra en el pequeño negocio”.
Francisco González, director general de Supermecats Pujol, se mostró disconforme y puntualizó que el consumidor sí está bien informado, pero necesita asesoramiento profesional. En esta línea, señaló tres parámetros que decantan al consumidor actual: “Lo más importante para el cliente a la hora de escoger un producto es la relación calidad-precio, seguido de su carácter saludable y, por último, del origen del producto, valorando mucho la proximidad y el producto local”.
En contrapunto, Daniel Ramón, CEO de Biopolis, dijo que el consumidor no está bien informado “porque está expuesto a demasiada información”. Ramón apostó porque las autoridades informen y formen a los jóvenes “para tener buenos hábitos nutricionales”. Según Vicente Soto, director general de Fripozo, “el consumidor actual es muy exigente y tiene una gran sensibilidad al precio. En consecuencia, la industria tiene que adoptar una mejora de sus procesos para conseguir un precio óptimo de venta y producción”. Para Soto, los tres ejes fundamentales que dan valor añadido y posibilidad de incremento de precio son el sabor, la salud y la practicidad.
En este sentido, Jordi Gallés, presidente de Europastry, señaló el escenario revolucionario que supone el crecimiento de la población, que aumentará la demanda pero disminuirá la oferta. “Esta presión del mercado y la necesidad de destacar está llevando a la aparición constante de fraudes en envases o por partes de nutricionistas, lo que perjudica al consumidor y al fabricante”, añadió.
En la línea saludable, Silvio Elías, director general de Ecoveritas, resaltó la especial sensibilidad de sus clientes en la lectura de las etiquetas. “Nuestro consumidor es exigente, está informado, demanda honestidad y transparencia a la industria alimentaria y por eso creemos que los pilares del futuro deben basarse en la sostenibilidad y la prevención”.
¿Qué debe hacer la industria?
Vicente Soto lo tiene claro: “La industria tiene que dar un paso al frente para cambiar el perfil nutricional del producto, reducir sal, eliminar grasas… Se trata de un compromiso social para mejorar la salud del consumidor. El problema es que en el lineal es donde se nota la innovación y donde más difícil es informar o comunicar”.
Siguiendo el hilo, Vila puntualizó que desde 2008 ha caído 2 dígitos el porcentaje de innovación por dos motivos: “No se innova y, lo poco que se hace, no llega al lineal”. El CEO de Biopolis destacó la inquietud innovadora de Sud América (Colombia, Perú…) y la situación estancada europea. “En España no se innova por un motivo claro: ya no hay fondos públicos y las empresas deben tirar de los suyos propios”. Los grandes retos del sector son la “digitalización (distribución, biotecnología y big data), el precio y la globalización”, añadió. “Además, la alimentación transgénica es una vía de futuro positiva y económicamente rentable, permite producir más y mejor y no es nada más que el avance de la ciencia y la capacidad de cultivar. No es negativa, pese a su mala imagen”.
Nuevos consumidores
Francisco González definió el consumidor joven como preparado e informado, perfeccionista y siempre en línea. “La tienda del futuro está ahí, en la red. En el mundo virtual se tiene que ofrecer lo mismo que en la tienda física: buenos precios, promociones…”, indicó.
Por otro lado, la directora general de IRI España señaló al consumidor sénior como un cliente potencial que no se trabaja lo suficiente: “En España no hay casi nada para el consumidor maduro. EE UU, por ejemplo, está repleto de productos para este sector porque al no tener seguridad social ni una sanidad pública que se haga cargo de la salud general, buscan la longevidad, no ponerse enfermos y estar sanos porque no pueden acudir al médico. Tienen una gran variedad de oferta, además de mucha demanda. Aquí tenemos colágenos, reconstituyentes… Pero poco más”. El consumidor sénior busca facilidad de compra y de consumo, profesionalidad y una relación personal con su proveedor, tal y como expreso González.
La legislación, ¿un obstáculo?
Si en algo parecieron coincidir todos los presentes en la mesa de debate fue en las dificultades que presenta la legislación, tanto en España como en el conjunto de la Unión Europea. “La legislación es excesiva, supone innumerables obstáculos difíciles para cualquier empresa. Debería estar al servicio del consumidor, pero no es así”, exclamó Silvio Elías. “La legislación en la Unión europea responde a intereses políticos y va en contra de la innovación, es un completo galimatías”, dijo Daniel Ramón. “La normativa va por detrás de la realidad, parece que esté en contra de los intereses generales de la sociedad”, concluyó el presidente de Europastry.
Deseos de futuro
Para concluir la mesa redonda, todos los participantes expusieron sus deseos de futuro en relación a la industria alimentaria y su servicio a los consumidores. Empezó Daniel Ramón, quien apostó por la “concienciación y la actitud proactiva para conseguir que todos los ciudadanos tengan acceso a la comida”. Silvio Elías se decantó por el consumo consciente y responsable, deseo al que se unió Jordi Gallés añadiendo un los adjetivos saludable y sostenible. Francisco González escogió el trabajo “para mejorar la calidad de vida en el futuro, así como la sostenibilidad ambiental”. Por último, Eva Vila, mostró su deseo por “el reparto equitativo de los recursos, alimentación para todo el mundo, conciencia y fusión entre fabricantes y distribuidores, productos que no engañen y, sobre todo, que no perjudiquen al consumidor”.