Preferencias de los consumidores en torno a las fuentes alternativas de proteínas
Solo una de cada cuatro personas en España estaría dispuesta a reducir su consumo de carne roja y muy pocas consideran a los insectos como una buena fuente de proteína, saludable o sostenible, y mucho menos estarían dispuestas a incluirlos en su dieta. Estos son algunos de los resultados de una encuesta sobre preferencias alimentarias realizada a 1.500 consumidores entre Dinamarca, Alemania y España. Este estudio es parte de las acciones de investigación de la iniciativa europea Future Protein, un proyecto financiado por EITFood y liderado por el centro tecnológico Azti, que también cuenta con la participación de otros agentes europeos como Fraunhofer, Puratos y la Universidad de Aarhus.
Los datos sacan a la luz que solamente un 2% de los encuestados son veganos, con una dieta estrictamente basada en vegetales, sin ningún producto de origen animal; y un 3% vegetarianos, es decir, que basan su dieta en vegetales pero que también consumen algunos productos de origen animal como huevos, lácteos o pescado. También se desvela la poca apertura de los consumidores al consumo de otro tipo de productos alternativos. “Ni los insectos ni las microalgas son consideradas como fuentes ricas en proteína, aunque a diferencia de los primeros, las segundas si son percibidas como una fuente más sostenible y más consumidores estarían dispuestos a incluirlas en su dieta”, explica Carlos Bald, experto en nuevos alimentos de Azti y coordinador del proyecto.
El sondeo ha servido para conocer las preferencias de los consumidores, su actual relación con las proteínas y descubrir qué es lo que saben de las fuentes de proteína alternativas. Los resultados van a permitir elaborar estrategias que ayuden a dar a conocer las fuentes alternativas de proteínas y activar acciones de concienciación.
Los índices de consumo de proteínas nos hacen vislumbrar un futuro preocupante. Para alimentar a los casi 10.000 millones de personas que se calcula que vivirán en nuestro planeta en 2050 se necesitará un incremento de la producción alimentaria anual del 70% respecto a los niveles actuales. A ese aumento de la producción hay que sumarle otro desafío: el impacto ambiental que genera el consumo de carne procedente de animales de granja, debido a la gran cantidad de recursos que consume.
En este contexto el desarrollo de proteínas alternativas ha emergido como uno de los principales campos de innovación alimentaria en Europa.
“Existe una necesidad urgente de generar nuevas fuentes sostenibles de proteína con una alta calidad nutricional y seguras”, asevera el experto de Azti. Sin embargo, se pregunta: “¿qué sabemos realmente de estas proteínas alternativas? ¿Somos conscientes de su valor nutritivo? ¿Están aceptadas entre la ciudadanía?”.
"Cada vez salen al mercado más productos elaborados con proteínas vegetales. Las más utilizadas son la proteína de soja, de trigo o de guisante. Pero hay otras fuentes que se están investigando, altamente innovadoras y en las que puede estar el futuro de nuestra alimentación. Así, se están obteniendo proteínas de microalgas, de hongos, de insectos e incluso la que se conoce como carne cultivada, que se hace al multiplicar las células del músculo de los animales como si de una siembra se tratara, sin necesidad de mantener a tantos animales y sacrificarlos”, explica Bald.
Las conclusiones de esta encuesta fueron difundidas en una jornada de debate en la que representantes de empresas alimentarias, centros de investigación y expertos en legislación alimentaria pusieron en común las necesidades y los retos a los que se enfrentan la ciencia, la tecnología y la industria agroalimentaria. Y los datos lo dejan claro: mejorar el conocimiento de las proteínas alternativas por parte de la ciudadanía es imprescindible.