El ‘light art’ tiene su propio museo en Madrid
La luz es magia. No solo ilumina, sino que también tiene la capacidad de evocar emociones y vivir experiencias. Un universo fascinante que, además, da valor al talento tanto nacional e internacional. Bajo esta premisa, el Lighting Designer Maxi Gilbert decidió reunir en Madrid varias instalaciones interactivas y sensoriales en el Museo de la Luz, donde se puede explorar las infinitas posibilidades de la luz como expresión artística.
Ubicado entre el barrio de la Latina y el de los Austrias, el pasado mes de marzo se inauguró la primera expresión artística y tecnológica con la luz como único hilo argumental. El Museo de la Luz, es un espacio que alberga 13 instalaciones lumínicas, aunque, como reconoce su propietario e ideólogo, el Lighting Designer Maxi Gilbert, “los espacios van a ir rotando, para ir presentando nuevas propuestas en el tiempo y dar entrada tanto a gente joven con su talento como a profesionales consagrados de la escena lumínica”.
Precisamente, las experiencias lumínicas de ‘light art’ están viviendo su particular revolución, tanto en festivales como eventos privados, ya que permiten vivir nuevas experiencias sensoriales. El museo además de una exposición, pretende ser un laboratorio de ideas con el apoyo tecnológico para acompañar al visitante en este fascinante viaje a través de la luz.
Se trata de un recorrido lumínico a través de 13 propuestas diferenciadas que se han diseñado de forma meticulosa. Desde túneles de luz que envuelven al público en un caleidoscopio de colores, hasta proyecciones envolventes que recrean paisajes digitales, el museo invita a los visitantes a interactuar con la luz de manera lúdica, pero también reflexiva. Uno de esos ejemplos es la ‘Pajarera’ con la que se inicia la exploración lumínica, mediante el empleo de tecnología de vanguardia; o el ‘Enjambre’ donde más de 63 focos de filamento se conjugan con la música electrónica, convirtiendo la experiencia, no solo en un reconocimiento al ‘light art’ y la figura del Lighting Designer, sino que también se hace un recorrido por la historia de este elemento.
Para elevar la experiencia, la luz se combina con una infraestructura tecnológica de proyecciones y sonido que trabajan en conjunto para crear ambientes vibrantes. Destaca la iluminación LED por su versatilidad y capacidad de crear una amplia gama cromática y diseñar atmósferas envolventes y generar efectos visuales impactantes, como en la instalación del ‘Caleidoscopio’. Pero también se emplean el gas radón o el láser en esta innovadora muestra.
La interactividad es otro de los elementos clave en el Museo de la Luz, ya que invita a participar de forma activa a los visitantes que, a su vez, pueden crear sus propias experiencias lumínicas. Para ello, se emplean sensores de movimiento, superficies táctiles y otras tecnologías de controlar lumínico, para que los asistentes ‘jueguen’ con las luz en una búsqueda constante de sus límites.
“En algunos casos se tratan de prototipos y en otras son instalaciones que se han empleado tanto en espacios urbanos como en shows al aire libre. Es un espacio de experimentación, un laboratorio lumínico, en el que el visitante es agente activo de la muestra, donde se busca crear piezas diferenciadas, donde se intenta buscar los límites de la luz”, añade Maxi Gilbert, quien expone en el Museo de la Luz parte de sus trabajos profesionales, tanto en artes escénicas y conciertos para grandes artistas tanto nacionales como internacionales.
Detalle de alguno de los espacios del museo donde se requiere una participación activa del público.
