Lo existente y lo nuevo se funden en la nueva papelería Raima
En el corazón del barrio de Ciutat Vella, en Barcelona, se erige la nueva papelería Raima, un edificio que supone un diálogo entre lo existente (un edificio histórico) y lo nuevo. A las tres plantas originales se le han sumado dos más, vinculándolas entre sí con vacíos, comunicaciones verticales (escaleras mecánicas), perforaciones, que permiten que la luz entre hasta el núcleo del edificio. A las numerosas capas que componen el edificio –muros de piedra y de fábrica, forjados de madera y metálicos– se les suma una nueva colección de excepciones, que añade más complejidad a todo un conjunto de soluciones constructivas. Los encargados de este proyecto han sido los profesionales del estudio de Jorge Vidal.
La nueva papelería Raima cumple con el sueño de sus propietarios, Jaume y Nuria. Tal y como nos explica Jorge Vidal, encargado de liderar el proyecto de reforma, “su sueño, su gran ilusión, era crear la tienda de papelería más grande de Europa”.
Como relata Jorge Vidal, el trabajo básico del estudio fue la idea y la construcción del contenedor, de la estructura, que supone la parte más dura o rígida del proyecto. Del contenido se encargaban los propietarios. Raima es una papelería muy dinámica, puesto que sus propietarios lo son, y están constantemente realizando cambios. “Entonces, creímos que la mejor forma para que ellos organizasen su mobiliario y su producto era crear eso, un contenedor lo más claro, flexible y adaptable posible, para que después Jaume y Nuria puedan ir disponiendo sus piezas”, apunta Vidal.
Fachada principal de la papelería Raima. Foto: Estudio de arquitectura Jorge Vidal / José Hevia Blach.
La tienda en la que Jaume y Nuria llevan trabajando más de 30 años está ubicada en un edifico que ha sufrido muchas ampliaciones y reformas. Cuando acudieron al estudio de Jorge Vidal, la tienda contaba únicamente con planta baja y planta primera, además de unas oficinas en la planta de cubierta que estaban en mal estado. Como expone Vidal, “la estructura estaba cediendo, había muchos problemas de grietas en una construcción antigua que ha sufrido varias ampliaciones. Nos encontramos con un edificio lleno de artefactos estructurales, de injertos y empalmes”. Por tanto, lo primero que realizó el estudio fue diagnosticar el edificio y sus lesiones para, a continuación, poder construir y ampliar su capacidad y su volumen. “Si los propietarios querían hacer la tienda más grande de Europa, el objetivo era ampliar y doblar la superficie, los metros cuadrados, de la forma más clara posible”, apunta el arquitecto.
El diálogo en la creación de espacio y la organización: necesidades principales
El estudio de Jorge Vidal se encontró con un edificio construido a trozos, por partes, y ellos iban a construir otra. “Yo siempre he creído que la arquitectura, si tiene algo, es la construcción de una narración en el espacio. Una construcción es una narración espacial”, afirma Vidal. Esa construcción de una narración en el espacio de la que habla el arquitecto tiene que ver con el diálogo con las persistencias: “El cliente buscaba una relación, un diálogo, una continuidad entre lo viejo y lo nuevo”.
El diálogo se establece, pues, con las cosas que se encuentran, con las personas con las que se trabaja, en este caso Nuria y Jaume. Un diálogo con la tradición cultural de la que proviene el edificio, con el entorno, con el lugar, con el clima. En este proyecto se tenía que continuar esa narración, por tanto “había que leer lo existente. Al final, el edificio con el que nos encontramos nos iba hablando, nos iba diciendo cosas; un edificio antiguo te dice cosas, como por ejemplo en qué puntos no puedes sobrecargar la estructura o en cuáles sí. Es una forma de hablar, pero sí que te va introduciendo, te va dando pistas para poder desarrollar el proyecto”. Al final, la tienda era una tienda construida en 2 plantas que pasaba a tener cinco.Todo ello nos lleva a una tienda de dos plantas que pasa a tener cinco, pero con una relación de coherencia entre lo antiguo y lo añadido en cuanto a técnicas constructivas y apariencia.
A la ampliación del espacio se le añade como objetivo establecer un sistema de comunicación para reorganizar la circulación de las personas.
La luz natural como forma de unión y organización
“Las ideas clave del proyecto recaen en la relación existente entre la circulación de las personas en el edificio y la luz”, afirma Vidal.
El principal material con el que trabajó el estudio para organizar la circulación de las personas fue la luz natural. “Este primer orden y trabajo con la luz natural es lo que ayuda, siempre, a organizar un edificio”, apostilla el arquitecto. "Considero que la luz natural es el primer material de la arquitectura, ¡y es gratuito!, añade.
Tomando esa idea, desde el estudio se decidió que las primeras operaciones estarían basadas en la circulación de las personas y en el movimiento o entrada de la luz.
Cerca del acceso del edificio existía un primer patio de 4x4 metros que no llegaba a la planta baja y se decidió abrirlo dándole a ésta planta una continuidad hasta el cielo. Este patio constituye una primera entrada de luz dentro del recorrido que realiza el usuario a base de 'traspasar capas'.
Se produce una transición desde la calle al recinto de entrada, al espacio interior de la tienda y al fondo de la parcela. Un recorrido que el propio Vidal califica como “interesante, sugerente y sensual”, porque en definitiva se trata de un juego contrastes entre luces y oscuridades. De la claridad de la calle se pasa a la oscuridad del espacio de acceso, posteriormente se accede a la penumbra en la zona amplia del patio, y, a continuación, a la gran luz ubicada al fondo, que corresponde a la zona de las escaleras mecánicas, a través de las que se accede a las plantas superiores. Éstas están envueltas por una extensa fachada de pavés que actúa como gran captador de luz. La luz y la escalera mecánica acaban, pues, en relación, invitando al usuario a circular por ellas y acceder a las plantas superiores.
Fachada de pavés que actúa como gran captador de luz. Fotos: Víctor Jordá.
Luz artificial, una necesidad
Raima es un espacio que tiene luz artificial todo el día, como refuerzo a la luz natural que está presente.
“Lo que nosotros pretendimos, en un primer aspecto clave, es que los dos elementos de organización que aportan luz natural al edificio, el patio y la fachada de pavés, también aportasen una iluminación al edificio de forma general por la noche”, matiza Vidal. De esta forma, estos dos elementos continuaban desarrollando el mismo rol de iluminadores generales del espacio.
En un segundo grado de iluminación, el estudio optó por distribuir una serie de carriles continuos en sentido longitudinal con diversos proyectores orientables, a modo de malla de pequeños elementos adaptables, que se van posicionando y direccionando hacia los diferentes objetos, en función de las necesidades puntuales del espacio. Esta segunda iluminación, encargada detallar o poner énfasis en los elementos necesarios, debía ser totalmente controlada por el cliente.
Se podría decir, pues, que la estrategia utilizada en este proyecto se dividió entre una luz general que organiza el espacio y genera el movimiento de las personas y una iluminación técnica, específica y puntual capaz de matizar los distintos elementos y generar focos de interés para los usuarios del espacio.
Además, tal y como relata Vidal, en este proyecto no han necesitado la colaboración de ningún lighting designer, puesto que “es todo cosa nuestra y del cliente. Jaume y Nuria sabían muy bien cómo y dónde querían iluminar. Llevan cerca de 40 años con la tienda y Jaume, que es ingeniero, siempre ha ido renovando y comprando él mismo los focos”.
Elección de los materiales y resultado
Raima es un edificio que se enmarca en relación al lugar en el que está, en la tradición. “Las decisiones de los materiales las tomamos siempre en relación a varios aspectos. En este caso, siguen la lógica constructiva del casco antiguo y del propio edificio existente”, apunta Vidal. Y añade: “Está construido en tocho, un elemento muy característico de nuestra arquitectura, pero que además fue escogido por la necesidad de construir en piezas pequeñas”. Grandes elementos prefabricados no habrían cabido por las estrechas calles de la zona.
La ampliación incluye también la bóveda catalana como elemento muy característico del proyecto, en relación también con el edificio antiguo, y por expreso deseo de la propiedad de preservar su apariencia. Este sistema constructivo ayudó, además, a aligerar la estructura lo máximo posible.
Otro material característico del proyecto son los elementos de forja, situados principalmente en la fachada de la zona ampliada del edificio, como guiño a las barandillas clásicas del gótico y otros elementos del edificio original.
“Dentro del trabajo que hacemos, en esta narrativa, hay 5 ejes fundamentales: respeto por las cosas que hacemos, por la gente, por el entorno, por las preexistencias y por las continuidades; sensualidad como una construcción de espacios que debe tener unas relaciones poéticas, un confort visual; un trabajo en sistemas abiertos, nunca con una forma cerrada; permeabilidad y porosidad espacial, social y de relaciones; y la optimización de recursos, de las actuaciones, de lo que uno hace”, sentencia Jorge Vidal, arquitecto al frente del proyecto de ampliación de la papelería Raima.
“El cliente buscaba una relación, un diálogo, una continuidad entre lo viejo y lo nuevo”