Entrevista a Miguel Huerta, secretario general de Anice

La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España cuenta con más de 600 empresas del sector cárnico (mataderos, salas de despiece e industrias de elaborados cárnicos) distribuidas por toda la geografía española. Con la mirada puesta en un 2022 desafiante, su secretario general nos explica cómo afronta la Asociación este año complicado y cómo debe gestionar el conjunto de la industria los retos más importantes en los próximos meses.

La industria cárnica española está formada por casi 3.000 empresas, ubicadas especialmente en zonas rurales. En el 2021 su cifra de negocio fue de 28.000 millones de euros, es decir, el 22,2% de todo el sector alimentario español y el 4,2% de la facturación total de toda la industria española.

Esto quiere decir que, pese a las dificultades sufridas durante el ejercicio anterior, el pasado año dejó un balance positivo en la industria cárnica española, volviendo a situarla en la primera posición dentro del sector de alimentos y bebidas, y demostrando el buen trabajo realizado por nuestras empresas.

Además, nos hemos posicionado un año más como el primer empleador de toda la industria alimentaria con 119.646 ocupados en el primer semestre del año 2021, la mayoría de ellos en zonas rurales donde se desarrolla también la actividad ganadera.

Y para muestra: según los últimos datos del informe de FIAB 'La contribución de la industria de alimentación y bebidas a la España vaciada', esta industria fija una población de 834.737 personas y genera más de 305.000 empleos en la España vaciada. Además, en nuestro sector, al igual que el resto de la IAB, las oportunidades laborales a los más jóvenes han ganado cuota, así como el empleo femenino, contribuyendo a la igualdad de género.

Es por ello, que el sector ganadero-cárnico es esencial para nuestra economía y para el mundo rural, pese al acoso y derribo que está sufriendo últimamente. Unas afrentas que parecen querer acabar con la producción y el medio de vida de muchos cientos de miles de ganaderos, empresarios y trabajadores.

España se ha consolidado como potencia exportadora de referencia.

En 2021 las exportaciones españolas de carne y productos cárnicos continuaron su crecimiento, con unas ventas que alcanzaron los 8.254 millones de euros, prácticamente un 13% más que el año anterior (teniendo en cuenta el periodo enero-noviembre).

El porcino lideró las cifras durante dicho periodo, con un total de 2.023.950 toneladas de carne de cerdo, por valor de más de 5.000 millones de euros.

Unos números que continúan afianzando a nuestro país como la mayor exportadora mundial de porcino, junto a EE UU y Alemania.

China continúa posicionándose con gran diferencia como el principal cliente del sector porcino español. No obstante, durante el periodo comprendido entre enero-noviembre de 2021, las exportaciones españolas de carne y despojos de porcino han sufrido un descenso del -4,3% en volumen y del -8,2% en valor con respecto al mismo periodo de 2020.

La menor demanda de importación de China se explica por la recuperación continuada de su producción doméstica de porcino, para la que casi se han alcanzado los niveles de producción previos a la entrada de la PPA en este país.

No obstante, a pesar de la tendencia a la baja de las importaciones chinas de porcino, España sigue manteniendo una posición de ventaja en el acceso a este mercado, en comparación con el resto de los exportadores mundiales de porcino.

Sin embargo, hay que empezar a recuperar otros mercados internacionales. Si bien estamos en cifras superiores a 2019, 2018 y 2017, las tendencias apuntan a que los números actuales descenderán, si bien las empresas españolas están reaccionando bien a esta situación diversificando sus exportaciones y aprovechando mercados que habían estado abandonados por la gran demanda china.

En Anice hemos trabajado para que la salida de Reino Unido de la Unión Europea tenga el menor impacto posible en el sector cárnico. Para ello, hemos informado puntualmente a nuestras empresas asociadas sobre los avances en las negociaciones y sobre los requisitos para los intercambios comerciales, conforme han ido comunicándolos la Comisión Europea y el Gobierno del Reino Unido, así como la información recibida de la Secretaría de Estado de Comercio, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), etc., resolviendo sus dudas.

Sin embargo, la nueva consideración del Reino Unido como país tercero tras su salida de la UE ha complicado la logística y ha impuesto nuevas exigencias a las ventas de nuestros productos en un mercado que hasta ahora representaba el primer destino de nuestro comercio intracomunitario. Valga como ejemplo que en 2020 y 2021 bajan las exportaciones españolas al Reino Unido en todas las especies y productos: carne de porcino -16,9%, elaborados -20,7%, carne de vacuno -30% y carne de ovino -25,5%.

El proceso de desarrollo de la internacionalización ha supuesto un salto cualitativo y además el mundo digital está cambiando la forma de hacer negocios, eliminando barreras tradicionales.

En este escenario, el comercio exterior se ha convertido, como veíamos anteriormente, en una actividad vital para el mantenimiento de los sectores ganadero-cárnico y, por tanto, las perspectivas de crecimiento y desarrollo sectorial pasan por la apertura de mercados y el incremento de la actividad exportadora.

En Anice, conscientes del peso estratégico de las exportaciones como vía para la apertura de nuevas posibilidades comerciales, hemos actualizado la Guía de Auditorías para Exportar Carne y Productos cárnicos. En su segunda edición, esta herramienta de consulta práctica se ha elaborado para que las empresas puedan preparar sus auditorías de inspección en terceros países, incluyendo como novedad, un apartado específico con consejos prácticos sobre cómo preparar una auditoria virtual.

La guía es una herramienta más de las facilitadas por Anice a sus asociadas para ayudarles a acometer su actividad exportadora, y acompañarlos de principio a fin en sus procesos de acceso a nuevos mercados.

El esquema de etiquetado frontal NutriScore no está adaptado a la realidad nutricional ni a los hábitos de consumo de la población española, ni a la dieta mediterránea.

El sector considera firmemente que este modelo no responde a la realidad de nuestros hábitos alimentarios, que ignora la dieta mediterránea, que utiliza algoritmos sin base científica y penaliza a los productos tradicionales de calidad y que, para colmo, atenta contra la soberanía alimentaria de este, al ser un modelo propiedad del gobierno francés.

Desde Anice hemos venido insistiendo en que España no debería implantar ningún sistema de etiquetado frontal hasta que la Comisión Europea apruebe uno armonizado a escala comunitaria, que subsane las deficiencias del modelo mencionado anteriormente, en el que se ha sustentado el NutriScore.

Este es uno de los grandes retos del sector en los próximos años y preocupa especialmente el enfoque político del Pacto Verde Europeo y de la Estrategia de la Granja a la Mesa, que ponen en el punto de mira a los alimentos de origen animal y que prevé un potente desarrollo normativo en sectores, como el ganadero-cárnico, ya de por sí hiper regulado.

Nuestro sector viene demandando la necesidad de estudios previos de impacto de las posibles medidas a adoptar. Por tanto, rechazamos la imposición de algunos sistemas de etiquetado medioambiental y nutricional, que suelen responder a iniciativas nacionales y que acaban amenazando la integridad del Mercado único europeo.

Y también la propuesta de la estrategia F2F de no apoyar las campañas de publicidad de los productos de origen animal, ligada a esa demonización del producto que están implantando los lobbies formados por empresas que venden productos vegetales y que buscan la sustitución de la proteína animal. Es necesario un apoyo claro y decidido por mantener estas políticas de promoción, tanto en el mercado interno europeo como, muy especialmente, en la promoción de producto europeo en terceros países. En caso contrario, esta situación afectará muy negativamente a nuestras exportaciones, en beneficio de nuestros competidores.

Por otro lado, también somos conscientes de los retos ambientales a los que se enfrenta la industria cárnica en los próximos años. Nuestro sector está trabajando orientado a los retos ambientales que existen y está sometido a una gran presión debido, entre otros, a la exigencia de aplicación de las Mejores Técnicas Disponibles, el desarrollo de estrategias de economía circular, que incorpora la necesidad de implantar proyectos de ecoeficiencia, así como las obligaciones derivadas del borrador de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, en particular el futuro Real Decreto de Envases y la Ley contra el Desperdicio Alimentario.

Se hace absolutamente necesario que la legislación española no sea más exigente que la normativa de la UE, para garantizar una uniformidad y no colocar a nuestra industria en una posición de desventaja competitiva frente al resto de Estados Miembros.

El PERTE y los fondos Next Generation son ayudas destinadas a la investigación y la innovación que la industria cárnica lleva esperando tiempo. Por fin, el pasado día 8 de febrero el Consejo de ministros aprobó el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) para el sector agroalimentario, en el que desde Anice ha colaborado con el gobierno proponiendo líneas de trabajo necesarias para el sector cárnico.

Su aprobación ha confirmado el carácter estratégico de un sector que está muy atomizado, constituido en su mayoría por pymes, por lo que el modelo de gobernanza que apuesta por la colaboración entre organismos públicos y representantes del sector privado puede ayudar a este tipo de empresas a conseguir estas ayudas para mantener su sostenibilidad en el futuro.

El plan prioriza los proyectos cuyos objetivos son la mejora de los procesos de producción, vinculados con la competitividad, sostenibilidad y trazabilidad de la producción de alimentos y la digitalización del sector agroalimentario, aspectos todos ellos en los que Anice viene trabajando con sus asociados en los últimos años.

Nuestro reto es por tanto ayudarles a orientar sus proyectos de acuerdo con las líneas prioritarias marcadas por el gobierno, para que estos sean viables y puedan obtener el apoyo suficiente por parte de las Administraciones Públicas correspondientes para poder llevarse a cabo en los próximos meses.

El incremento de la factura de la luz viene a sumarse a otros inconvenientes económicos que está viviendo nuestras empresas, como están siendo el aumento del coste de las materias primas, el impacto del incremento de los fletes, los gastos derivados de la gestión de residuos y el encarecimiento de la mano de obra, que la industria viene padeciendo desde la pandemia.

En el último año el coste de la energía eléctrica ha batido récords, multiplicando su coste por seis y situándose así en su precio más caro de la historia. (De 34 €/MWh en 2020 a 207,14 €/MWh en la actualidad).

El desmesurado aumento de los costes de producción, tales como los costes energéticos mencionados, los precios de las materias primas e insumos, costes logísticos, junto con un IPC desbocado, amenazan con truncar la recuperación económica e incluso ponen contra las cuerdas a muchas empresas, que han visto reducidos sus márgenes.

Si esto continúa así, el impacto del incremento de todos estos costes tendrá repercusiones ampliamente negativas sobre los rendimientos de las empresas, llevándolas al límite de su umbral de rentabilidad y haciendo peligrar su viabilidad.

Estos desequilibrios deben atajarse y así lo hemos advertido a las autoridades, ya que los próximos meses no serán fáciles, en un contexto de partida ya difícil.

La industria cárnica ya es energéticamente más eficiente. El pasado año la industria de alimentación y bebidas destinó un 2% de su inversión a I+D (Más de 30.000 millones de euros en total. Datos del INE).

Desde hace ya varios años la industria ha asumido que la investigación, el desarrollo y la innovación, constituyen un factor esencial de futuro en un entorno globalizado donde la fuerte competencia, la incertidumbre y el cambio son una constante.

En este sentido, Anice se sitúa como un importante agente impulsor de la innovación en el sector cárnico, buscando siempre potenciar la investigación en los diferentes ámbitos de la actividad de nuestras empresas y ayudarlas en este cometido. La innovación en instalaciones, procesos, productos y comercialización ya son parte de la estrategia de las organizaciones y están destinados a utilizar los recursos de una manera más eficiente.

La Asociación es consciente de todos los cambios y desafíos que tiene a corto plazo, la industria alimentaria en general y la cárnica en particular, para adaptar sus sistemas de producción a los nuevos requisitos de sostenibilidad en materia de protección del medio ambiente y mitigación del impacto ambiental en su actividad industrial, las nuevas políticas de prevención de residuos de envases, el desperdicio alimentario, la mejora de las condiciones de bienestar animal, etc.

Por ello, Anice participa muy activamente con el resto de las organizaciones de la cadena ganadero-cárnica en los grupos de trabajo, proyectos de investigación y otras iniciativas desarrolladas por las Organizaciones Interprofesionales Agroalimentarias, colaborando también con las patronales cárnicas europeas, de las que Anice es miembro, centrando esfuerzos en el bienestar animal, la disminución de emisiones, la potenciación de energías renovables o la producción de energía sobre la utilización de residuos, apostando por la economía circular y sostenible.

La industria cárnica tiene un enorme compromiso con la salud del consumidor. Por tanto, con sus expectativas como guía y con el reto de ofrecerles alimentos que puedan incorporar en una dieta equilibrada, en línea con la Dieta Mediterránea, Anice ha trabajado junto con las empresas del sector cárnico en la reformulación de sus productos.

Con esta iniciativa se sumaba al transversal ‘Plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de los Alimentos y Bebidas y otras Medidas 2017-2020’, propuesto por la AESAN, contribuyendo a que el conjunto de la población pudiese acceder a una dieta equilibrada, de acuerdo con las recomendaciones de las instituciones sanitarias.

Hoy contamos con más de 80 empresas cárnicas adheridas al Plan, lo que representa más del 80% de la producción de elaborados cárnicos.

Creemos que en necesario trasladar al conjunto de la sociedad desde el rigor y la evidencia científica, el gran papel de la carne en el marco de una dieta variada, equilibrada y Mediterránea, combatiendo su demonización con mensajes sólidos.

El sector ganadero-cárnico es un sector de alta aportación de empleo, lidera nuestra industria alimentaria, genera divisas por ser netamente exportador aún en crisis económicas y vertebra la España Despoblada siendo en ella su principal motor económico.

Por todo ello proponemos que se declare, en su conjunto, como sector estratégico, mediante una moción parlamentaria que pudiera llevar aparejada una protección mayor. Sin duda, se debe hacer consciente a la clase política y a la opinión pública que el mantenimiento de la actividad cárnico-ganadera en el medio rural es esencial para evitar la despoblación y, por tanto, hay que evaluar el impacto social que puedan generar en el medio rural, las medidas e iniciativas que se planteen.

Otro apartado muy importante es reforzar y controlar la defensa de las denominaciones cárnicas, frente al intrusismo y uso fraudulento en productos de origen vegetal, que vulnera claramente la legislación comunitaria y nacional sobre etiquetado de los alimentos.

En España se dispone de una normativa clara y precisa (Real Decreto 474/2014), que establece que las denominaciones de venta que se utilizan para la carne y sus derivados se reservan exclusivamente para aquellos productos que contengan carne u otro producto de origen animal como ingrediente principal, por lo que es muy importante reforzar el estatus legal en España sobre defensa de las denominaciones cárnicas y volver a exigir en Bruselas que las cosas se llamen por su nombre.

A la par, resulta preocupante el más que previsible aumento de la fiscalidad sobre este sector, en forma de subida del IVA y de impuestos específicos a determinados grupos de alimentos, en función de su composición.

La deuda pública acumulada dirige a un aumento de la presión fiscal, que puede truncar la recuperación del sector y su papel vertebrador y cohesionador del territorio, además de contribuir a afianzar la discriminación entre alimentos buenos y malos, en base a falsas apreciaciones sobre salubridad y efectos sobre el medioambiente.

Además, preocupan los anuncios sobre fiscalidad medioambiental a la producción de alimentos, así como el impuesto a los envases de plástico, que se recoge en el actual Proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados y en el Proyecto de Real Decreto de Envases y Residuos de Envases. Por ello, desde el sector ganadero-cárnico, se rechaza cualquier aumento de la fiscalidad, por considerar que es incompatible con su capacidad para realizar las inversiones necesarias para dar respuesta a los múltiples retos a los que debe hacer frente.

La digitalización de la cadena supone el otro pilar de cambio al incorporar los avances tecnológicos necesarios para mejorar la competitividad, la transparencia y el valor añadido de nuestras producciones.

Comprometidos con la sociedad, el sector cárnico es probablemente uno de los pocos sectores económicos españoles que reúnen las fortalezas más apropiadas para la reconstrucción nacional con la que estamos comprometidos después de los efectos producidos por la pandemia del COVID-19.

Son muchos los retos que tenemos por delante, pero estamos seguros de que juntos, visibilizando las barreras y dificultades del sector, contribuiremos a sentar las bases para garantizar el futuro de la industria cárnica, de sus empresas y de sus profesionales.