Batalla de flores
Batalla, suena a lucha, destrucción y catastrofismo. Flores, evocan fragancia, delicadeza y colorido. Sin embargo, juntas cambian sensiblemente y adquieren un carácter lúdico, dándome pie (con su permiso) a comentarles una tradición, más que centenaria, de mi tierra: Valencia.
"La Columna" de Francisco Ponce Carrasco de Horticultura - 186, julio 2005.
Batalla, suena a lucha, destrucción y catastrofismo.
Flores, evocan fragancia, delicadeza y colorido.
Sin embargo, juntas cambian sensiblemente y adquieren un carácter lúdico, dándome pie (con su permiso) a comentarles una tradición, más que centenaria, de mi tierra: Valencia.
Durante la feria de julio y dentro de sus muchos y variados actos adquiere total relevancia este evento floral, en donde los organizadores tiene previsto que para la celebración se lancen más de un millón de flores o mejor de “clavelón”; especie que se cultiva casi exprofeso con destino a esta fiesta.
En la misma el desfile de una nutrida representación de labradores y labradoras ataviados con los trajes regionales, que marchan al frente, portando arcos de flores, seguidos de otras parejas montadas a la grupa de caballos, ricamente enjaezados con los típicos atalajes de la fiesta llamados “aparellaes” forman parte esencial del espectáculo.
Le siguen las carrozas lujosamente revestidas con flor natural y repletas de guapas mujeres -como no podía ser de otra manera- quienes con una raqueta de tenis, actualmente, antaño con grandes abanicos, cubren su rostro para evitar el impacto de las flores que les tiran contendientes y público. Estas, a su vez, responden con sus lanzamientos al cruce de las fastuosas carrozas que en forma de elipse, recorren el largo paseo de la Alameda. El suelo se transforma en un río caudaloso de claveles de distintas tonalidades, cuyo aroma tras ser estrujados y pisados, permanece en el ambiente de la noche valenciana.
Como es frecuente en estas tierras la batalla comienza con el aviso de una “carcasa” y termina al disparo de dos, cerrando como colofón, el lanzamiento de un apoteósico castillo de fuegos artificiales que hace la delicia de los presentes.
En síntesis, la batalla de flores fue, es y seguirá siendo un acontecimiento en el que flores y alegría unen al pueblo de Valencia del que formo parte, y en cuyo nombre hago la más afectuosa invitación a cuantos quieran venir a visitarnos compartir y participar en “la fiesta del millón de flores”.