El hombre del saco
Actualmente las nuevas normas de la educación infantil prohíben amedrentar a los niños, pero el símil del "hombre del saco" ha tomado otras dimensiones.
"La Columna" de Francisco Ponce de Horticultura - 162, julio 2002.
Muchos lectores de mi "quinta" como se dice de forma coloquial, recordarán aquella frase que de pequeños solíamos escuchar "que viene el hombre del saco" y apostillaban "y si no te portas bien se te llevará".
Esta frase nos la lanzaban a modo de advertencia fatal sobre las travesuras infantiles o cuando no querías tomar aquellas purgas de ricino, etc.
A mí, nunca me dejó de intrigar la enigmática identidad de ese hombre y sobre todo la utilidad del saco, ya que no me lo imaginaba lleno de niños.
Confieso que en aquellos tiempos de mi infancia, llegue a obsesionarme con aquel misterio y por supuesto nunca llegue a saber en que consistía la utilidad de aquel saco.
Han pasado algunas décadas y reflexionado uno comprende que mejor que meter en el saco a los pequeños era meter dinero, claro que por aquel entonces no había mucha abundancia.
Actualmente las nuevas normas de educación infantil no están por asustar ni amedrentar a los "peques" pero yo creo que el hombre del saco existe y por fin conozco su utilidad.
Los múltiples casos de corrupción en diferentes estamentos y como muestra un botón, Gescartera, precisan sacos, muchos sacos, para llevarse el dinero de las gentes y mal está para cualquiera que haya confiado en ellos, pero resulta indignante, sobre todo para la gran cantidad de pequeños ahorradores.
El resultado casi siempre es el mismo, al final caen, pero aún en este trance siguen prepotentes y luciendo los colmillos mientras esperan a otra nueva oportunidad, pero lo que no hacen es devolver el dinero que se llevaron.
Esta es la tragedia de los perros flacos, pues conforme se les va marcando el costillar, más se enrabian, pierden el miedo a la justicia y el respeto a la sociedad.
Me gustaría pensar que la gente debería ser más cauta y desconfiar de alguien que te prometa ganancias fáciles y "duros a cuatro pesetas" (hoy, un euro a 0,50) pero en su defensa diré, que lo montan tan bien que uno no hace más que seguir la corriente de quienes nos parecen gente importante y conocedora de las inversiones por lo que surge el deseo de hacer bueno el refrán de "quien a buen árbol se arrima se le pega la resina".
Ya saben, el hombre del saco no se lleva a los niños malos, sino el dinero de los mayores incautos.