Fidelidad
Posiblemente la fidelidad en su más amplio sentido sea una de las ideas con mayor abanico de interpretaciones asociadas a la frustración, al sentido afectivo, al pago de favores, al desconocimiento o simplemente al deseo de cambiar, sin un análisis cierto y ponderado de su posterior repercusión anímica o material.
"La Columna" de Francisco Ponce en Horticultura Internacional - 32, mayo 2001.
Pero la fidelidad es mucho más, implica grandes dosis de coherencia, madurez, respeto y deseos de mantener vivos los compromisos adquiridos.
Si con estos conceptos básicos en nuestro portafolios nos trasladamos al universo de los negocios, vemos que la reducción de márgenes, ocasionada por la saturación de los mercados y el incremento de la competitividad obliga a establecer parámetros de diferenciación en productos y servicios.
Dando por aceptada la libre competencia y la lucha por la máxima optimización del precio final de venta para mantener vivo el interés y fidelidad del cliente, es notorio que, las empresas, con independencia de su tamaño, que pretenden posicionarse entre los líderes del mercado, ofreciendo calidad, formas más cómodas y válidas para el utilizador a la vez que más económicas, siempre viven con este gran reto y hacia estos objetivos tienden los empresarios que se denominan serios.
Entrar en la espiral del "todo vale" para bajar precios, puede conducir hacia una pérdida del estímulo global en la obtención del buen resultado y utilidad del producto, en definitiva a una más baja calidad. Fidelizar al cliente es una de las metas de cualquier industrial o comerciante pero eso se debe conseguir con el tiempo, mostrando todo un histórico en el cumplimiento de sus compromisos. Las épocas del "pelotazo" han quedado muy atrás y las empresas comprometidas con la rentabilidad, de futuro, mantienen en la actualidad una idea clara de calidad-precio-rendimiento de forma continuada, vamos, que no pueden transitar por el mundo de los negocios con una visión reduccionista y miope.
La fidelidad la tiene que buscar y ganar el fabricante o vendedor, pero se la otorga el utilizador final, juez soberano cuando hace balance y estemos seguros que cada día lo hace más, al analizar el costo invertido y el resultado que obtiene. Todo esto unido a un trato cordial, de abierta colaboración dentro de un entorno profesional y humano. La continuidad en las preferencias del público hacia los productos y marcas, debe, ser pretendida desde una misma actitud y recíproco comportamiento por lo que el empresario tiene que ser muy fiel a su ideario y compromisos como fabricante y no sucumbir a las tentaciones de mercados puntualmente enrarecidos, para conseguir acercarse al dicho popular de que "fidelidad busca a fidelidad"