El valor añadido
El valor intrínseco de las cosas languidece en los mercados desarrollados.
"La Columna" de Francisco Ponce de Horticultura- 156, octubre 2001.
En los mercados desarrollados existe una fiebre irrefrenable, contagiosa y en ocasiones “picara” por asignar a todo un valor añadido que ayude a conseguir mayor beneficio, cuotas de mercado o carácter diferenciador de un producto o servicio.
¿Pero, es siempre verdad y útil lo que se le atribuye a un producto, que lo magnifica hacia un mayor valor?.
De siempre he conocido la sana inquietud de conseguir calidad a través de su utilidad.
Actualmente parece que el valor real no tiene suficiente gancho y se deben buscar otras particularidades más llamativas y publicitarias que caminen hacia la obtención de soñadas quimeras o alcanzar cotas de ego imposibles.
A muchos productos se les atribuye una serie de magnificencias sobre la salud, ego o sexo que la publicidad machacona se encarga de recordarnos.
En la televisión vallas publicitarias, carteles, cines, revistas, folletos, se muestran entornos y promesas paradisíacas, con cuerpos femeninos y a veces también masculinos, para anunciar coches, viajes, perfumes, refrescos, seguros, yogures, frutas, etc.
Seres majestuosos y bellos, lo más rayano en lo divino, ante los que uno se siente a veces pequeño, pero que no por eso dejan de mantenerte vivo en la energía del deseo.
El valor intrínseco de las cosas languidece, se diluye, vende menos.
Los productos o servicios, sirven para lo que están proyectados, y como diría mi amigo Pedro, andaluz de pro y muy simpático, dicho sea de paso: “las cozas zon lo que zon” y “valen pa lo que valen”.
Por todo esto si ciertamente existe un valor añadido, será lícito manifestarlo pero en su justa dimensión, para no tener que preguntarse cuál es el calado moral de quienes pretenden incitar al consumidor hacia logros que luego no alcanzarán.
Un valor añadido de dudosa comprobación, o una publicidad cuanto menos, tendente a confundir, debe ser rechazada así como el producto o servicio de que se trate.
Ser claros y honestos con el mensaje publicitario y propiedades del producto, nos debe dar en el tiempo, estoy seguro de ello, prestigio y fidelidad de compra por nuestros clientes utilizadores.